Por: Martin Moreira En medio de un panorama político tenso y polarizado, los actores mediáticos y políticos han desempeñado un papel crucial al cue
Por: Martin Moreira
En medio de un panorama político tenso y polarizado, los actores mediáticos y políticos han desempeñado un papel crucial al cuestionar la efectividad del modelo económico vigente en Bolivia. Con su narrativa, desestiman indicadores sólidos y promueven la incertidumbre y la especulación, fomentando un clima de inestabilidad económica. Esta postura, amplificada mediáticamente, no solo socava la confianza en la gestión económica del país, sino que también alimenta ataques internos y externos que podrían comprometer la estabilidad social. En este contexto, tanto la retórica de crisis difundida por diversos sectores como la amenaza implícita de medidas de shock económico reflejan un intento por moldear el panorama político hacia intereses particulares, en detrimento del bienestar económico general y la seguridad económica de Bolivia.
Dentro de todo lo que uno puede llegar a pensar racionalmente y describir los diferentes efectos de la asonada golpista vivida en Bolivia, considero que es crucial revisar las consecuencias económicas. Este vergonzoso episodio, perpetrado nuevamente por las Fuerzas Armadas del país, deja muchas incógnitas que esperamos sean aclaradas por las investigaciones, castigando a los responsables.
Los analistas, actores mediáticos y políticos parecen enfocarse en perpetuar una crisis económica profunda, ignorando los indicadores económicos positivos observados durante estos últimos tres años de gestión gubernamental. Cuando hablamos del riesgo país, es evidente que ahora prevalece lo político sobre los logros obtenidos mediante un modelo económico que ha generado confianza y apoyo decisivo dentro del país, contribuyendo a evitar la desestabilización.
Los actores mediáticos parecen ansiosos por afirmar que el modelo económico ya no genera respuestas contundentes a diversas problemáticas derivadas de la coyuntura política. Basan su análisis en hechos ficticios, negando los indicadores y sugiriendo que en Bolivia se debe reducir el déficit fiscal a cualquier costo. Indirectamente, proponen la aplicación de medidas de shock. Este enfoque busca crear condiciones a través de la mediatización para deteriorar la gestión económica boliviana, enfrentando ataques internos y externos de analistas que desconocen el proceso económico del país. Tanto liberales como la extrema derecha intentan sembrar un discurso de crisis para allanar el camino a una oposición liberal que, si llegara al poder, podría aplicar medidas de shock similares a las vistas en Argentina con Milei. Esto podría desequilibrar el perfil político boliviano, en línea con la estrategia vista con Tutu Quiroga.
Las declaraciones recientes buscan sembrar temor y subestimar la capacidad de Bolivia para enfrentar y superar desafíos. Nuestro país ha demostrado repetidamente que, con un gobierno comprometido con el pueblo, podemos mantener la soberanía y la estabilidad económica. Hemos implementado medidas para proteger nuestras reservas, controlar la inflación y asegurar que los servicios públicos funcionen con normalidad. A pesar de las horas difíciles, la normalidad ha retornado gracias a la unidad del pueblo en defensa de la democracia.
Rechazamos el uso de eventos recientes como excusa para infundir temor sobre la inversión extranjera. Bolivia continúa siendo un destino importante para inversiones que respeten nuestra soberanía y beneficien a nuestra población. Mantenemos un diálogo constante con nuestros socios internacionales para asegurarles que nuestra economía sigue siendo sólida y viable, y que nuestro gobierno está aplicando las medidas adecuadas para el país.
Entendemos que la calificación de riesgo país puede verse afectada por estos eventos, pero no permitiremos que se politice para generar temor entre la población. Estamos implementando políticas económicas justas y responsables que protegen a nuestros ciudadanos y fomentan el desarrollo sostenible. Nuestra decisiva inversión en la industrialización, la defensa de las subvenciones a combustibles y alimentos, y la protección de los bonos sociales son respuestas contundentes a cualquier intento de desestabilización.
Las afirmaciones sobre la subida del dólar y los precios buscan crear pánico y solo alimentan la especulación, perjudicando al pueblo. Hemos fortalecido los mecanismos de supervisión del mercado financiero y colaboramos estrechamente con el sector privado para garantizar la estabilidad y prevenir la especulación. El gobierno está comprometido en mantener el poder adquisitivo de nuestro pueblo y en evitar abusos en el mercado.
En estos momentos, es crucial recordar la importancia de la unidad, la resistencia y el compromiso con la democracia. Unidos, superaremos estos desafíos.
COMMENTS