En la actual coyuntura global, las políticas económicas de los diferentes bancos centrales, con la subida del interés para controlar la inflación, est
En la actual coyuntura global, las políticas económicas de los diferentes bancos centrales, con la subida del interés para controlar la inflación, están generando una gran inestabilidad a nivel mundial y provocando la devaluación de diferentes monedas. Esto afecta negativamente a la capacidad de muchos países para pagar sus deudas, perjudicando también a los Bonos Soberanos, que se vieron afectados por la volatilidad de los precios y la desaceleración económica global.
Específicamente, hablando de Bolivia, las calificadoras de riesgo puntuaron al país con calificación de “B”, que ha sido un reflejo del mal manejo económico del gobierno transitorio de la señora Añez y de las pésimas políticas económicas que se implementaron durante la pandemia, incluyendo el gasto innecesario de los 1.500 millones de dólares de las Reservas Internacionales Netas (RIN).
En esta coyuntura global de dependencia al dólar, Bolivia no se ve perjudicada debido a que nuestra moneda no depende de esta divisa extranjera. Al contrario, protege el bienestar de los bolivianos, manteniendo el poder adquisitivo y las bajas inflaciones que registra el país.
Además, la subida de los intereses, como es el caso de Estados Unidos, para controlar su inflación, ha llevado a una devaluación de las monedas en otros países, que se ven forzados a depreciarse para controlar su inflación.
En este contexto, algunos analistas especulativos sugieren que la rebaja de los Bonos Soberanos es un indicador de que la economía de Bolivia, se encuentra en una posición delicada y han recomendado la eliminación del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF). Sin embargo, este es un instrumento fundamental para profundizar el proceso de bolivianización de la economía local.
El ITF grava las operaciones financieras en moneda extranjera y en la moneda nacional con un mantenimiento de valor respecto a cualquier moneda extranjera, lo que ayudó a bolivianizar la economía nacional y a fortalecer la moneda boliviana.
En los últimos años, en el mercado local, han desaparecido los precios en dólares de las diversas mercancías y solo se comercia en moneda nacional, lo que indica que existe una estabilidad del boliviano con respecto al dólar.
Además, la política de apreciación gradual y controlada del boliviano busca opacar la tendencia de devaluación de la moneda nacional, con respecto al dólar que se mantuvo entre 1985 y 2005, llevó al público a mantener sus ahorros en dólares y al comercio a ofertar sus mercancías en dicha moneda extranjera. El objetivo es evitar la dolarización de los ahorros y proteger la economía interna.
En la última semana, hemos sido testigos de un aumento en la demanda de dólares en el mercado financiero. Este fenómeno ha sido impulsado en gran medida por la especulación, que busca aprovechar las fluctuaciones en las tasas de cambio para obtener ganancias rápidas. Sin embargo, lo que pocos saben es que detrás de esta sobre demanda de dólares se esconde un peligroso juego que podría tener graves consecuencias para la economía del país.
En el centro de está conspiración se encuentra el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF). La especulación y otros actores del mercado han estado presionando para que se anule este impuesto, argumentando que esto reduciría los costos de las transacciones y estimularía el crecimiento del RIN. Sin embargo, lo que realmente buscan es una dolarización de los ahorros.
Si se eliminarían el ITF, muchas personas y empresas podrían optar por cambiar sus ahorros a dólares en un intento por protegerse de la posible devaluación de la moneda local. Esto provocaría una mayor demanda de esta moneda y una reducción de la oferta de bolivianos, que llevaría a una devaluación de la moneda y a una crisis económica.
La dolarización de los ahorros también tendría otras consecuencias negativas, en primer lugar, aumentaría el costo de los alimentos y otros productos básicos importados, lo que afectaría principalmente a las personas de bajos ingresos y atentaría contra el poder adquisitivo. En segundo lugar, aumentaría el costo de los hidrocarburos, lo que a su vez mataría el sector productivo y en última instancia, la eliminación del ITF y la dolarización de los ahorros podrían provocar una inflación descontrolada y una pérdida del valor adquisitivo de los salarios.
En realidad el 99% de los préstamos que estén en moneda nacional reduce la exposición del país a los riesgos del tipo de cambio, mientras que el alto porcentaje de ahorros en bolivianos demuestra la confianza en la moneda local, es por eso el proceso de bolivianización incluye la promoción del uso de la moneda nacional en las transacciones comerciales y financieras, la política de apreciación del boliviano y otras medidas destinadas a fortalecer la economía local. Esto ha permitido que el sistema financiero goce de una muy buena salud, gracias a estas políticas económicas, lo que protege y brinda bienestar económico a los ciudadanos.
Es importante destacar que la variación mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha sido negativa, con una caída del -0,4%, lo que ha llevado a una inflación acumulada en lo que va de año del -0,11%. Lo que demuestra que los precios de los productos y servicios en Bolivia han disminuido, en los primeros dos meses del año gracias a una economía y un sistema financiero óptimo y con vías de crecimiento.
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