La influyente revista Fine Dining Lovers de San Pellegrino —que impulsa la lista de los “50 best restaurants” del mundo—, sitúa a Camila Lechín como u
La influyente revista Fine Dining Lovers de San Pellegrino —que impulsa la lista de los “50 best restaurants” del mundo—, sitúa a Camila Lechín como una de las mejores chefs del continente. Sorrel Moseley-Williams, la reconocida crítica inglesa, comienza asegurando que “(…) el escenario estaba listo para ser el año de las cocineras”, y menciona una lista, por paises, de varias estrellas en ascenso.
Destacan las brasilera Janaina Rueda y la colombiana Leo Espinoza, varias veces galardonada, con quien Camila Lechin hizo su primera pasantía, en el año 2012, en su icónico restaurant bogotano Leo, cocina y cava.
“Estar en la lista de estas magníficas cocineras del continente es un orgullo total, y estar junto a Leo es…, imagínate, un sueño; Leo es una de mis mentoras”, dice Camila. Luego la boliviana trabajaría en Astrid y Gastón, en Lima; en el Grupo Meyer, en Dinamarca, dos centros culinarios de alta cocina de renombre mundial, y llegaría a ser sous-chef, con solo 27 años, de Inés España, en Santa Cruz (Bolivia). “Inés fue muy generosa en compartir sus conocimientos, en darme espacio para experimentar. Ella le dio mucho altura a la cocina en Santa Cruz”, dijo Camila.
Inquieta y buscando seguir conociendo, postuló y fue admitida en elBulli Lab en un voluntariado, en Barcelona (España) junto a Ferrán Adriá, varias veces el mejor cocinero del mundo. “La cocina es investigación, decía Ferrán mientras nos guiaba en las clasificaciones de los alimentos que debíamos convertir en flujos de conocimiento o en fichas”, recordó Camila para quien la disciplina académica no es extraña pues, anteriormente, al salir de colegio, estudió cuatro años de ciencias políticas pero terminó cediendo a su pasión, la cocina.
Al regresar de Barcelona, entró como Sous-chef a los Tajibos y le dieron la oportunidad de rehacer la carta del restaurant La Terraza. Lo hizo exitosamente, tanto, que hoy es un referente de comida casual pero de alta calidad. El 2018 fue la encargada de reinventar Jardin de Asia, el cual fue un proyecto exitoso ya que ese año fue galardonado con premios internacionales, entre ellos mejor restaurante de cocina asiática en Sudamérica y el mejor en cocina sudamericana a nivel global por los premios World Luxury Awards.
“Era un desafío inmenso, estuve antes en el sudeste asiático y me enamoré de los sabores tailanedeses y vietnamitas. Ese estímulo, más el magnífico equipo que tuve, y por supuesto al apoyo decidido de Samuel (refiriéndose al Gerente de Los Tajibos Hotel) hizo el enorme trabajo mucho más liviano y que los resultados nos dieran visibilidad en el mundo”, sonríe Camila en un descanso de trabajo, frente a la piscina del hotel. El 2019 fue nombrada Chef Ejecutivo del Hotel, donde ya tenía a cargo cinco cocinas. Ella estudió en Le Cordon Blue en Lima y siempre mira al Perú como un ejemplo. “Los peruanos, como nosotros, los bolivianos, somos pueblos culinarios. No solo hay chefs de academia y restaurantes (como en Inglaterra o Chile) sino que el pueblo, la mamá, la nana, la tía, el papá, la abuela, son chefs”, expresó, recordando.
“Somos herederos de la cocina indígena, española, negra y de la fusión que se hizo en los conventos y monasterios durante el virreinato, en las fincas, las cocinas de barrio y de casa. ¿Cuántos alquimistas de alimentos, mujeres y hombres, desconocidos de los que no tenemos registro, existieron? Nuestro fricase es una sopa de ají andino con chancho ibérico. Y puedo pasarme toda la tarde mencionando platos. Nosotros los bolivianos, con toda esa riqueza cultural, con ese lenguaje, como decía Ferrán, estamos embalados en el camino de la creatividad, de la fusión, de la aplicación de tecnología e innovación a nuestra cocina. En poco tiempo veremos a nuestra cocina boliviana, andina y amazónica, brillar en el mundo. No me cabe la menor duda”, finalizó.
Agencias
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