Sostenibilidad y crecimiento, los cuatro pilares del modelo económico

Sostenibilidad y crecimiento, los cuatro pilares del modelo económico

Por: Martin Moreira En las últimas semanas, el modelo económico de Bolivia ha sido objeto de fuertes ataques especulativos, con afirmaciones de act

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Por: Martin Moreira

En las últimas semanas, el modelo económico de Bolivia ha sido objeto de fuertes ataques especulativos, con afirmaciones de actores mediáticos y políticos sobre una supuesta crisis y falta de dirección. No obstante, es crucial reconocer que tales especulaciones carecen de fundamento y buscan ocultar un proceso bien estructurado que se centra en la sostenibilidad y el crecimiento del país a través de la utilización de recursos naturales estratégicos. Este marco económico se basa en cuatro pilares interconectados: respuesta a la inseguridad alimentaria, protección de las personas y los empleos, fortalecimiento de la resiliencia, y una mirada interna hacia la reconstrucción y sostenibilidad mediante inversiones y políticas sólidas. Estos pilares no solo buscan mitigar los desafíos a corto plazo, sino también asegurar un desarrollo sostenible y robusto para el futuro de Bolivia.

En estas últimas semanas, el modelo económico ha recibido fuertes ataques especulativos. Se escuchan, por parte de actores mediáticos y políticos, afirmaciones de que el país no tiene un norte y que el enfoque económico está causando una crisis. Sin embargo, es importante recordar que la especulación infundada solo pretende ocultar un proceso bien estructurado con una visión hacia la sostenibilidad del país y su aparato productivo, basadas en el crecimiento y la utilización de los recursos naturales estratégicos.

El marco económico actual se basa en cuatro pilares interconectados que combinan el apoyo a la respuesta a largo plazo para la sostenibilidad del país.

El primer pilar es la respuesta a la inseguridad alimentaria a través de medidas inmediatas para brindar apoyo urgente y evitar que se deterioren las perspectivas de desarrollo a largo plazo. En este punto, el Estado ha implementado una serie de créditos para el sector productivo privado, dándole el impulso necesario para su producción. Esto se refleja en los buenos resultados obtenidos en el comercio exterior: en 2021 se alcanzaron 11.080 millones de dólares, en 2022 se lograron 13.653 millones de dólares, obteniendo un saldo comercial positivo en esos años. En 2023, se llegó a 10.911 millones de dólares con un déficit comercial. La pregunta es si no se hubieran tenido los 200 días de bloqueos y boicots políticos, ¿se podría haber contado con los 2.000 millones de dólares que se perdieron en el comercio exterior boliviano? Estas circunstancias son ajenas a la planificación del modelo económico.

En 2024, desde el principio del año, se ha observado una altísima politización de la economía, la cual se agravó por la sobredemanda y especulación de la divisa norteamericana. El Estado, siguiendo su línea, comenzó con un diálogo de 10 puntos que se tradujo en dos meses de superávit comercial para el país en abril y mayo. Lo que se espera es que las cifras favorezcan, pese a la baja en la producción debido a eventos climatológicos. No se debe olvidar que el país ya se encuentra muy polarizado políticamente por las elecciones, lo que lleva a niveles muy altos de especulación económica.

El segundo pilar, fundamental y transversal en las políticas económicas del Estado, es proteger a las personas y preservar los empleos para ayudar a mitigar el desempleo y buscar mejores condiciones de vida para los bolivianos y bolivianas. El país registra a marzo una tasa de desocupación (TD) del 4.1%. Esa cifra es inferior en 0.7 puntos porcentuales respecto al mismo período de 2023, cuando llegó al 4.8%, según reveló la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Según los últimos resultados de los indicadores de desempleo/desocupación de la región, la tasa de desocupación de Bolivia en el primer trimestre de 2024 se cuenta como la más baja de la región. Por otro lado, la Población Económicamente Activa (PEA) alcanzó un total de 4 millones 842 mil personas en el primer trimestre de 2024, representando un incremento del 5.3% en comparación con el mismo período de 2023.

En comparación, Colombia tiene una de las tasas más altas de desocupación con el 11.4%, seguida de Chile (8.5%), Brasil (7.8%), Perú (7.7%), Uruguay (7.3%), Paraguay (5.9%), Argentina (5.7%) y Ecuador (4.8%) al primer trimestre de 2024.

El tercer pilar del Estado es fortalecer la resiliencia. Recordemos que el gobierno actual recibió un país en crisis tras la administración de Añez y una gestión deficiente en inversión para el crecimiento productivo durante el gobierno de Morales. Esto se tradujo en una fuerte inversión en salud para mitigar la pandemia de Covid-19, una acción contundente en la gestión del presidente Arce para reactivar el aparato productivo boliviano. Desde entonces, se ha comenzado a invertir en materias primas estratégicas con el objetivo de estar mejor preparados para los desafíos futuros.

Este proceso que vive el país es de reconstrucción y fortalecimiento de la economía para enfrentar de manera más efectiva los desafíos económicos de una economía global en crisis, con serios problemas en los precios de materias primas e insumos debido al alza constante del transporte, las tasas de interés y la continua pelea entre bloques económicos que eleva el costo de vida. En este contexto, la inversión en sostenibilidad se vuelve esencial para países emergentes como Bolivia.

El cuarto pilar es una mirada al interior del país, fortaleciendo las políticas, las instituciones y las inversiones para lograr una reconstrucción, crecimiento y sostenibilidad. Este proceso se está dando en Bolivia desde 2021, cuando se inició una carrera contra el tiempo con un plan de inversiones agresivo en muchas áreas económicas, desde la agropecuaria, pasando por la minería, hidrocarburos y energía, todas ellas con una fuerte incidencia de la manufactura para dar valor agregado a la materia prima.

Con un plan de industrialización y explotación de hidrocarburos, se busca lograr sostenibilidad. Entre los hitos alcanzados se tiene la primera planta de litio montada en dos años, con una producción prevista para 2024 de 800 millones de dólares en exportaciones. Ya se entregó la primera planta de biodiesel y la segunda se entregará a finales de 2024. Se trabaja arduamente para llegar a septiembre con la inauguración de la Planta Siderúrgica del Mutún, y ya está en funcionamiento la Planta de Fertilizante NPK. También se tienen plantas dedicadas al sector agrícola y pecuario en zonas o regiones que nunca habían recibido inversión privada. Al sector privado se le apalanca con una serie de beneficios, desde carburantes, pasando por el arancel cero a las importaciones de bienes de capital y créditos productivos como el del Banco de Desarrollo, que es del 0.5% de interés para el sector agropecuario, incentivando la producción.

En hidrocarburos, el campo Mayaya X1 tiene un potencial de 1,7 trillones de pies cúbicos (TCF, por sus siglas en inglés), suficiente para abastecer el mercado interno y externo durante cuatro años.

En el marco de la minería, se está construyendo una planta de zinc para poder procesar en el país. El principal beneficio es que ya no se exportará materia prima en forma de concentrados sulfurosos de zinc; por el contrario, vamos a exportar zinc metal grado Z1, con una pureza del 99.996%. Además, se podrán recuperar subproductos que acompañan a estos concentrados, haciendo viable que ambos proyectos de las refinerías en Oruro y Potosí tengan índices financieros rentables que garanticen el pago de las inversiones generadas.

Este pilar también busca oportunidades de inversión en distintas áreas para obtener resultados de desarrollo más favorables a largo plazo. El principal impulso al crecimiento económico proviene de la inversión pública. Desde noviembre de 2020 hasta diciembre de 2023, se ejecutaron más de 8.600 millones de dólares, priorizando la inversión productiva y en infraestructura, según destaca la cartera de Estado en su Informe de Rendición Pública de Cuentas Final Gestión 2023.

Solo para la gestión 2023, el presupuesto de inversión pública aprobado fue de 27.481 millones de bolivianos. A diciembre de 2023, la ejecución alcanzó los 18.232,6 millones de bolivianos (un 66,3% del presupuesto aprobado), de los cuales 7.761,74 millones correspondieron al sector productivo, 5.039,97 millones al sector social, 4.613,92 millones al sector infraestructura y 816,97 millones al multisectorial.

Precisamente, el crecimiento económico sostenido llegó al 6,1% en 2021, al 4,3% en 2022 y al 3,1% en 2023, demostrando un crecimiento del PIB nominal a 46.000 millones de dólares, el más alto de la historia de Bolivia.

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