Por: Martin Moreira Forma parte de la Red de Economía Política Boliviana En los últimos cinco años, Bolivia ha registrado un crecimiento histór
Por: Martin Moreira
Forma parte de la Red de Economía Política Boliviana
En los últimos cinco años, Bolivia ha registrado un crecimiento histórico en los sectores de salud y educación, reflejo de un esfuerzo sostenido del Estado por consolidar derechos fundamentales y ampliar la inclusión social. La inversión en educación pasó de Bs 21.462 millones en 2020 a Bs 29.892 millones en 2025, un incremento del 39%, mientras que el presupuesto de salud subió de Bs 24.861 millones a Bs 31.078 millones, es decir, un crecimiento del 25%, beneficiando directamente a millones de bolivianos. La creación de más de 10.000 nuevos ítems educativos, la implementación del Bono Juancito Pinto para 2,34 millones de estudiantes y la expansión del Seguro Único de Salud para cubrir al 70% de la población, evidencian un compromiso estatal que supera ampliamente los niveles de inversión de 2005, cuando el total destinado a ambos sectores sumaba Bs 6.182 millones, apenas el 8% del PIB. Estos avances, junto con la modernización de infraestructura, la capacitación de profesionales y la expansión de programas estratégicos, muestran un quinquenio de transformaciones profundas que consolidan la base para un desarrollo social más equitativo y sostenible de cara al Bicentenario.
Cinco años de cambios estructurales
En los últimos cinco años, Bolivia ha atravesado un proceso de transformaciones profundas en el ámbito social, con énfasis en salud y educación, pilares de cualquier proyecto de desarrollo nacional. El Estado asumió un rol central, no solo como garante del acceso a estos derechos, sino como ejecutor de políticas destinadas a ampliar infraestructura, fortalecer programas, mejorar la cobertura y responder a coyunturas críticas como la pandemia.
El balance es complejo: hay avances significativos que no pueden negarse, sobre todo en términos de ampliación de servicios y cobertura educativa, pero también persisten desafíos estructurales relacionados con la calidad, la sostenibilidad de las inversiones, la profesionalización de recursos humanos y la capacidad de innovar frente a un mundo en constante cambio.
Cinco años de trabajo incesante reflejan una apuesta clara por la inclusión social, aunque el reto ahora es consolidar lo logrado y proyectarlo hacia el Bicentenario.
Salud: ampliación del acceso y nuevas capacidades
Uno de los mayores logros de este quinquenio ha sido el fortalecimiento del sistema de salud. La implementación del Seguro Único de Salud (SUS) marcó un antes y un después, al consolidar la gratuidad de la atención médica para más de 7,5 millones de bolivianos, lo que representa aproximadamente el 70% de la población, quienes antes quedaban excluidos por barreras económicas.
El esfuerzo se refleja también en el ámbito presupuestario: en 2020, el sector salud contaba con 24.861 millones de bolivianos, cifra que en 2025 ascendió a 31.078 millones, es decir, un incremento de 6.261 millones que representa un crecimiento del 25%.
En materia de recursos humanos, durante enero y febrero de 2025 se asignaron 250 nuevos ítems para el sector salud. De ellos, 220 fueron destinados a especialistas y subespecialistas en Santa Cruz (enero), fortaleciendo cinco hospitales de tercer nivel, y 30 adicionales en La Paz (febrero), distribuidos en distintos hospitales para mejorar la atención.
Detalles por departamento
- Santa Cruz: recibió 220 ítems en enero de 2025.
- La Paz: recibió 30 ítems en febrero de 2025.
- Potosí: en enero de 2025 se asignaron 137 ítems para profesionales especialistas, según anunció el Viceministerio de Promoción, Vigilancia Epidemiológica y Medicina Tradicional.
Otras acciones relevantes
- En febrero de 2025, se invirtieron más de 22 millones de bolivianos en la entrega de equipamiento médico y de laboratorio en 46 municipios del país.
- Para la gestión 2025, cerca del 55% del presupuesto total se destinó a salud y educación, reforzando la capacidad operativa de hospitales en los nueve departamentos.
El Estado también invirtió de manera sostenida en infraestructura hospitalaria, con la construcción y modernización de hospitales de segundo y tercer nivel en distintas regiones. Estos proyectos permitieron incrementar el número de camas hospitalarias, ampliar el acceso a
De manera crítica, debe señalarse que la cobertura aumentó más rápido que la calidad. El desafío ahora es mejorar la atención en los servicios de salud, tarea que requiere una participación activa de los municipios para superar de manera efectiva las quejas sobre tiempos de espera, déficit de especialistas y escasez de medicamentos en algunas regiones. Sin embargo, el balance es claro: el Estado ha sentado las bases de un sistema más inclusivo, que hoy avanza hacia la universalidad plena y la sostenibilidad financiera.
Educación en Bolivia: inclusión, innovación y brechas pendientes
En los últimos cinco años, Bolivia logró avances significativos en el sector educativo. Se crearon más de 10.000 nuevos ítems, pasando de 183.302 en 2019 a 193.462 en 2025, con un presupuesto que se incrementó de 21.462 millones de bolivianos en 2020 a 29.892 millones en 2025, lo que representa un crecimiento del 39 % (8.430 millones de bolivianos). Este incremento presupuestario permitió expandir y mejorar la infraestructura escolar, con la construcción de nuevas unidades educativas en áreas urbanas y rurales, beneficiando a miles de estudiantes con mejores condiciones de aprendizaje.
En 2024, el Bono Juancito Pinto benefició a aproximadamente 2,34 millones de estudiantes del país, quienes recibieron Bs 200 cada uno como incentivo para culminar el año escolar. Este programa estatal permitió reducir la tasa de abandono escolar de 6,4 % a apenas 0,64 % en 2023, consolidándose como una de las políticas más efectivas de la región para garantizar la permanencia estudiantil. La cobertura alcanzó el 99,55 % de los beneficiarios, con una ejecución presupuestaria de Bs 458,3 millones.
El financiamiento del bono estuvo respaldado por las utilidades de 25 empresas públicas, que aportaron en conjunto Bs 477,55 millones. Entre los principales contribuyentes se encuentran YPFB, con Bs 220 millones (46 % del total); ENDE, con Bs 90 millones; ENTEL, con Bs 52 millones; la ASP-B, con Bs 15 millones; y EMAPA, que en los últimos tres años destinó Bs 90 millones, incluyendo 2024. El sector minero estatal sumó más de Bs 25,3 millones (5,5 % del total), con contribuciones destacadas de Huanuni (Bs 12,5 millones), Colquiri (Bs 10 millones), Comibol (Bs 1,5 millones), Vinto (Bs 350.000) y Coro Coro (Bs 1 millón). Esta articulación entre empresas estratégicas y Estado aseguró los recursos para un beneficio que fortalece el derecho a la educación y alivia la economía de las familias bolivianas.
El Estado también fortaleció la educación técnica y tecnológica, con la construcción de institutos y la promoción de carreras vinculadas a la producción y la industria. Esto representa un cambio estratégico para preparar a los jóvenes no solo para la universidad, sino también para un mercado laboral que exige competencias técnicas y digitales. Se impulsó la mejora de la calidad educativa mediante la capacitación continua de docentes, la implementación de planes de estudio actualizados, con énfasis en bilingüismo y habilidades tecnológicas, y la participación activa de los municipios en la supervisión de recursos, lo que permitió atender problemas de déficit de especialistas, infraestructura y materiales educativos.
La pandemia aceleró la adopción de tecnologías digitales, visibilizando la brecha digital en áreas rurales con conectividad limitada. En respuesta, se promovieron programas de dotación de equipos, plataformas educativas virtuales y estrategias de educación a distancia. Sin embargo, el desafío de la calidad educativa persiste: si bien el acceso ha mejorado, los aprendizajes aún no alcanzan estándares competitivos frente a otros países de la región. El esfuerzo estatal ha sido crucial para mantener la cobertura, pero la mejora cualitativa requiere una apuesta sostenida y estratégica para cerrar las brechas existentes.
En conclusión, Bolivia ha logrado avances importantes en inclusión, innovación y permanencia escolar, consolidando un sistema educativo más equitativo y orientado a formar ciudadanos preparados para los desafíos del siglo XXI. No obstante, mantener la calidad y la equidad seguirá siendo un reto prioritario para los próximos años.
Para dimensionar este crecimiento, basta comparar con la inversión histórica de 2005, cuando Bolivia destinó Bs 4.456 millones a educación y Bs 1.726 millones a salud, sumando Bs 6.182 millones, equivalentes al 8% del PIB de ese año. Este contraste evidencia que, en el quinquenio reciente, las inversiones no solo aumentaron en montos absolutos, sino que también se orientaron estratégicamente a fortalecer cobertura, infraestructura, profesionalización de recursos humanos y programas sociales que impactan directamente en la vida de la población.
En conclusión, los últimos cinco años reflejan un esfuerzo sostenido del Estado por transformar los sectores de salud y educación. La cobertura ampliada, la modernización de la infraestructura, el incremento presupuestario y la implementación de programas estratégicos evidencian un avance significativo respecto a periodos anteriores, consolidando un sistema más inclusivo y equitativo. Mantener esta trayectoria, asegurando la calidad y la sostenibilidad de las inversiones, será clave para proyectar los logros hacia el futuro y garantizar que Bolivia continúe fortaleciendo sus pilares sociales de cara al Bicentenario.


COMMENTS