¿Por qué hay escasez de dólares en Bolivia?   

¿Por qué hay escasez de dólares en Bolivia?  

Por: Martin Moreira Gonzalo: Zambrana Ávila Forman parte de la Red de Economía Política Boliviana La escasez de dólares en Bolivia no es un f

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Por: Martin Moreira

Gonzalo: Zambrana Ávila

Forman parte de la Red de Economía Política Boliviana

La escasez de dólares en Bolivia no es un fenómeno aislado, sino el resultado de una serie de decisiones y prácticas que han generado un desajuste entre el sector privado y el Estado. Si bien la crisis política y la caída de las exportaciones de gas juegan un papel importante, también es determinante la falta de repatriación de divisas por parte del sector privado. A pesar de los incentivos del Gobierno para que los exportadores repatríen sus dólares generados en Bolivia, porque la mayor parte de las ganancias la dejan fuera del país, ya sea en paraísos fiscales o en manos de bancos que fomentan la especulación. Mientras tanto, el Estado se vio obligado a utilizar sus reservas para cubrir los déficits del sector privado, lo que ha desencadenado una fuerte presión sobre el tipo de cambio y ha generado una crisis de liquidez en dólares. Esta situación demuestra que el verdadero obstáculo para la estabilidad económica no es solo la falta de ingresos, sino la gestión irresponsable de las divisas por parte de actores privados.

Bolivia enfrenta un panorama económico complicado debido a diversas razones. Una de las más relevantes es la crisis política, aunque otro factor recurrente señalado por la oposición es la escasez de dólares, lo que ha generado inestabilidad en la tasa de cambio y la aparición de un mercado paralelo.

La subida del dólar comercial se explica, en parte, por un constante asedio a la gestión económica estatal por arte de actores políticos de derecha y pseudo izquierda que por sus intereses electorales no les interesa causar daño a la economía del pueblo. Además, hay varias causas coyunturales, como las acciones especulativas de distintos actores económicos. Por un lado, los bancos comerciales han fomentado la especulación mediante diversas prácticas. Por otro, los exportadores no han repatriado los dólares generados por la exportación de productos bolivianos, prefiriendo subastarlos al mejor postor, invertirlos en otros países o enviarlos a paraísos fiscales.

No obstante, estos mismos exportadores continúan exigiendo el cobro de los Certificados de Devolución Impositiva (CEDEIM), un beneficio diseñado específicamente para ellos a fin de facilitar la repatriación de divisas. Este sistema permite que los agroindustriales repatríen el 72% de sus ingresos por exportación, los mineros el 70% y el sector manufacturero e industrial el 60%. Sin embargo, pese a estas ventajas, en los cinco meses posteriores a la implementación de esta medida, solo una empresa repatrió dólares en diciembre, ingresando 75 millones de dólares al sistema financiero boliviano. Esto plantea una inquietante pregunta: ¿qué ocurrió con las divisas generadas en años anteriores?

Para ilustrarlo, revisemos los datos de exportación:

  • En 2021, Bolivia exportó 10.500 millones de dólares.
  • En 2022, esta cifra aumentó a 13.654 millones de dólares.
  • En 2023, se exportaron 11.000 millones de dólares.
  • En 2024, se estima que las exportaciones alcanzarán los 9.500 millones de dólares.

En total, en los últimos cuatro años, Bolivia generó 44.654 millones de dólares en exportaciones. De este monto, el sector privado exportó el 70% (31.257 millones de dólares), mientras que el Estado participó con el 30% (13.396 millones de dólares). Cabe destacar que las divisas generadas por el sector estatal ingresaron al país y se destinaron al pago del servicio de la deuda, la subvención a carburantes (de la cual también se benefician los privados) y al fortalecimiento del sistema financiero. Además, los ingresos estatales se reinvirtieron en salud, educación e infraestructura para el desarrollo, entre otros.

Por el contrario, el sector privado solo repatrió el 30% de sus ingresos por exportación, dejando la mayor parte de sus ganancias fuera del país. En algunos casos, incluso remataron sus divisas a los bancos, que a su vez las revendieron a los importadores a precios mucho más elevados, ejerciendo prácticas usureras.

Por tanto, se establece que esta iliquidez de dólares en Bolivia no solo es un problema económico, sino también un reflejo de prácticas especulativas y desbalances entre el sector público y privado que afectan directamente la estabilidad financiera del país.

Se debe tomar en cuenta que el factor que ha desencadenado esta inestabilidad del dólar es la insuficiencia de divisas generadas por el Estado, reflejada en la caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN). Estas alcanzaron los 15.122,8 millones de dólares el 2014, de los cuales los gobiernos de Evo Morales y Jeanine Áñez manejaron de manera indiscriminada un total de 11.500 millones. Morales gastó 9.500 millones y Áñez 2.000 millones, dejando las reservas en aproximadamente 5.200 millones de dólares al inicio de la gestión de Luis Arce.

Como ha manifestado el presidente Arce, esta situación se debe en gran medida a la falta de previsión en las exploraciones para el desarrollo de nuevos campos petrolíferos, lo que se ha traducido en la caída de los ingresos por exportaciones de gas y la baja producción de barriles de petróleo. Esto, a su vez, provocó un incremento en los costos de la subvención a los hidrocarburos, que en 2024 llegó a 2.600 millones de dólares. Por otra parte, la industria del litio que debió ser el nuevo generador de divisas, tuvo un lento desarrollo y a esto se sumó la caída de la cotizaciones del carbonado de litio.

Durante la gestión de Luis Arce, a través de YPFB y con menor costo, ya se han identificado cinco pozos exitosos de una cartera de 26 explorados, alcanzando casi los 8 TCF (trillones de pies cúbicos de gas). Esto demuestra que, con baja inversión y alta eficiencia, el Plan de Reactivación del Upstream (PRU) ha sido un éxito al identificar nuevos campos para su desarrollo y explotación.

En cuanto a la industria del litio, se ha adoptado la tecnología de Extracción Directa del Litio, lo que permitirá acelerar la producción de materias primas con el objetivo mayor de fabricar baterías. En 2021 y el 2022, se puso en marcha la planta de litio con una inversión de 1.375 millones de bolivianos, y para 2023 está ya generó 1.470 millones de bolivianos, cubriendo su inversión. En el 2024, los resultados de esta industria han comenzado a consolidarse, a través de contratos con empresas de alta tecnología que ya se encuentran en la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Debido a que no se realizaron exploraciones durante el gobierno de Morales, las exportaciones de gas cayeron de 6.400 millones de dólares a 2.100 millones. Toda esa suma se destinó a la subvención de carburantes, lo que dejó al país sin la disponibilidad de reservas necesarias para cubrir el déficit del sector privado exportador, que, negándole su apoyo a la necesidad de divisas comerciales en el país, remitía sus divisas al exterior. En este escenario, nuestras reducidas ventas de gas, controladas por el Estado, resultan insuficientes para cubrir estos gastos.

Es evidente que, aunque en 2022 se alcanzaron récords de exportaciones, el principal generador de divisas sigue siendo el Estado. Por ello, los déficits de dólares del sector privado han sido históricamente cubiertos por el Estado a través de las reservas del Banco Central. Un ejemplo de esto es el déficit acumulado por el sector privado entre 2015 y 2019, que alcanzó los 9.000 millones de dólares y fue completamente cubierto por el Estado.

La crisis del dólar ha generado un impacto significativo en la subida de precios, principalmente debido al incremento del costo de los productos importados. Además, la incertidumbre ha impulsado las expectativas de la población respecto a un alza en los precios y a una mayor demanda de dólares, a pesar de que la economía boliviana opera mayoritariamente con la moneda nacional, el boliviano. Esta subida en los precios de los productos y del dólar tiene un efecto mayor en la economía popular y no así en los sectores medios que han readecuado sus presupuestos pudiendo absorber la subida de precios.

El Gobierno de Luis Arce ha implementado una serie de medidas para afrontar los problemas de divisas, como la Ley del Oro que ha contribuido efectivamente a superar esta problemática, a pesar del boicot de la derecha y el evismo, aliados en la Asamblea, que además han bloqueado la aprobación de préstamos externos que son urgentes no para el Gobierno sino para la economía del pueblo.

Es fundamental que el Gobierno inspire la confianza necesaria mediante una estrategia efectiva para enfrentar tanto la crisis coyuntural como los desafíos a largo plazo. Esto es crucial, considerando que la disponibilidad de nuevos ingresos por exportaciones de hidrocarburos tomará su tiempo en materializarse, y que las exportaciones de carbonato de litio en grado batería todavía no presentan grandes perspectivas debido a la limitada magnitud de nuestra producción y la baja en las cotizaciones internacionales de este producto.

Esta información es esencial, no solo para que el pueblo sea consciente de la importancia de mantener un modelo económico que lo favorezca, sino también para evitar el riesgo de que aventureros políticos ofrezcan nuevamente las falsas promesas del neoliberalismo. En un contexto de preocupación por la incertidumbre económica, existe el peligro de que sectores de la población sean manipulados y terminen apoyando a enemigos del pueblo y de la patria, como ocurrió con la elección de Milei en Argentina, quien, de la mano de la casta empresarial, está sometiendo a su pueblo a grandes sacrificios.

Es urgente implementar medidas que apunten hacia la profundización del exitoso Modelo Económico Social Comunitario Productivo, como el control del comercio exterior, la banca, la gran agroindustria, y la producción y comercialización de minerales estratégicos para nuestra economía, tales como el oro, las tierras raras y otros minerales esenciales.

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