Por: Martin Moreira En el país, existe una gran especulación impulsada desde diversas fuentes. Por un lado, se encuentran aquellos que carecen de c
Por: Martin Moreira
En el país, existe una gran especulación impulsada desde diversas fuentes. Por un lado, se encuentran aquellos que carecen de conocimiento y hablan únicamente para buscar protagonismo mediático. También están aquellos que comprenden cómo funciona la situación, pero prefieren ocultarla o tergiversarla en un intento por obtener algún beneficio. Además, se suman aquellos individuos que desean dañar el sistema por el simple hecho de perjudicar una gestión o a la población.
Recientemente, se ha hablado mucho sobre el estado de la economía, cuestionando la validez de los indicadores económicos presentados por el gobierno, argumentando que existen solo en documentos y no se reflejan en la realidad. Sin embargo, es importante señalar a estas personas que los indicadores económicos son el resultado de observar el comportamiento de los movimientos económicos en el mercado interno, el balance comercial, el desempleo, la inflación, entre otros aspectos de la sociedad. Estos indicadores nos permiten determinar cómo las medidas económicas se traducen en datos porcentuales para evaluar si el modelo económico está funcionando.
Un indicador económico es un dato estadístico que proporciona información sobre la situación y el rendimiento económico tanto en el pasado como en el presente. En muchos casos, estos indicadores también se utilizan para hacer predicciones sobre la futura evolución de la economía.
Según el informe de evaluación del 2023 del Banco Mundial, uno de los factores que ha impactado a los países de la región es el aumento de las tasas de interés, lo cual ha mermado sus Reservas Internacionales Netas, causando daños económicos significativos. El pago de intereses está consumiendo una parte cada vez mayor de las exportaciones en países de ingresos bajos. Además, más de un tercio de su deuda externa incluye tasas de interés variables que podrían aumentar repentinamente. Muchos de estos países enfrentan una carga adicional debido al capital, intereses y comisiones acumulados a cambio de la suspensión del servicio de la deuda. La apreciación del dólar estadounidense agrava estas dificultades, haciendo que los pagos sean aún más costosos. En este contexto, un nuevo aumento de las tasas de interés o una caída abrupta en los ingresos por exportación podrían llevarlos al límite.
Esta situación se refleja en países de la región con tendencia a la contracción económica, como es el caso de Chile, Perú y Uruguay. Estos países se caracterizan por la inflación y el creciente desempleo, agravados por el constante aumento de los precios de alimentos y servicios, lo que empeora la situación de la población.
En contraste, en nuestro país se experimenta una situación opuesta, lo cual resalta la relevancia de los indicadores económicos que permiten al estado planificar el futuro económico. La baja inflación, resultado del fortalecimiento del mercado interno y la inversión pública, protege el poder adquisitivo generando equilibrio en los precios y manteniendo el costo de vida estable. Esto nos habilita para proyectar a largo plazo las medidas económicas a implementar. Por ello, el Presupuesto General del Estado 2024 considera estas políticas.
El financiamiento mediante bonos respaldará la inversión pública y en infraestructura, abordando así las necesidades de la población. Este presupuesto garantiza un crecimiento del 3,7%, evidenciando que no estamos experimentando decrecimiento y, por lo tanto, somos solventes para recibir financiamiento. El PIB nominal del país supera los 44 mil millones de dólares y las exportaciones hasta octubre han alcanzado los 9.313 millones de dólares, superando las cifras de años anteriores, como las de 2016 y 2017. Esto indica un momento positivo en el crecimiento de la producción y exportaciones del país.
Es fundamental respaldar de manera más decisiva al sector productivo para asegurar un crecimiento sostenido en beneficio de la población. Esta acción es crucial para contrarrestar los obstáculos presentados por ciertos senadores y diputados, quienes han puesto en primer plano sus ambiciones personales, económicas y político-partidistas, generando interferencias en el financiamiento internacional y, consecuentemente, poniendo en peligro la economía del pueblo, una tendencia que se ha mantenido a lo largo del 2022 y 2023.
Esta medida es congruente con el actual ciclo económico e inversor que busca promover la industrialización, añadiendo valor a la materia prima y fortaleciendo la manufactura. La colaboración entre los sectores público y privado nos encamina hacia metas de crecimiento que superan el 5%, lo que generará más oportunidades de empleo, fomentará el espíritu emprendedor y, en consecuencia, estimulará el crecimiento general
Ahora, la pregunta que surge es ¿qué buscan los representantes del parlamento al intentar dañar la gestión por sus ambiciones políticas? Deberíamos cuestionar a estos legisladores que pretenden perjudicar la economía del pueblo y, por ende, amenazar la vida de la población.
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