Perú y Bolivia una necesidad de crecer basados en la integración

Perú y Bolivia una necesidad de crecer basados en la integración

Esta última alianza basada integración económica y comercial, pero con una tendencia radical con relación a sus pares que llevan políticas más izquierda progresista dando pelea en el campo político y apoyando a los procesos sociales vividos el 2019  y 2020 en países como Bolivia.

La coyuntura nos lleva de la mano a diferentes panoramas, retrata escenas de una nueva reconfiguración de la política dentro de la región, este fenóme

La economía boliviana logra reducir su deuda externa al 29,2% del PIB gracias a un sólido crecimiento y nuevas estrategias financieras
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La coyuntura nos lleva de la mano a diferentes panoramas, retrata escenas de una nueva reconfiguración de la política dentro de la región, este fenómeno progresista de izquierda vuelve cuando entra en juego Alberto Fernández el 2019, seguido por Luis Arce Catacora el 2020 y ahora Pedro Castillo de Perú.

En este retrato que les propongo es para comprender como se puede dar el crecimiento económico de Bolivia y Perú  en esta coyuntura política al momento de pensar de entablar lazos más fuertes basados en políticas sociales, recordando la unión entre estos países a lo largo de la historia; primeramente daremos una mirada a la integración internacional en América Latina.

A partir de la segunda mitad de siglo XX en América Latina se desarrolló una tendencia hacia la integración. Y aunque en sus inicios se basaba en el modelo europeo, es indiscutible que ha recorrido un derrotero basado en un pensamiento propio y singular. A partir del siglo XXI, estas experiencias tienen afinidades políticas y objetivos compartidos confirmando la idea que la identidad regional es también socialmente construida. Por cierto que implican conflictos de liderazgo, por ejemplo entre Estados Unidos y Brasil, institucionalizados en propuestas como el ALCA o la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR) o estrategias de desarrollo que se plasman en la formación de diversos bloques.

En dos de estas alianzas, el ALBA y la Alianza del Pacífico, es más nítido visualizar el conflicto ideo-programático. El ALBA sitúa en el núcleo de su propuesta de integración la deuda social, lo que le permite desplegar recursos de poder blando directo. En tanto que la Alianza del Pacífico responde al modelo de regionalismo abierto aunque renovándolo mediante el reemplazo de la competencia por la cooperación en el acceso a los mercados de Asia Pacífico.

Esta última alianza basada integración económica y comercial, pero con una tendencia radical con relación a sus pares que llevan políticas más izquierda progresista dando pelea en el campo político y apoyando a los procesos sociales vividos el 2019  y 2020 en países como Bolivia.

La pregunta es si este tipo de alianzas seguirán la misma línea o cambiarán de corriente ideológica con esta nueva reconfiguración de la política internacional. Donde Bolivia y Perú empiezan a reafirmar un trabajo conjunto para sobrellevar la crisis que dejo el 2020.

La economía boliviana cayó un 7,9% el 2020 debido a la crisis por la pandemia, de acuerdo con estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Su recuperación, sin embargo, se prevé acelerada, con un rebote estimado del 5,6% en 2021. Este tipo de margen dejo un país con desempleo  muchas empresas }cerardas y una nueva normalidad basada en la crisis económica que arrastramos.

Por su parte la economía de Perú cayó 13% durante 2020, la tasa más baja en las últimas tres décadas, ha informado el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Los confinamientos obligados para contener la propagación del coronavirus, vigentes desde marzo hasta junio del año pasado, tumbaron el Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con la institución peruana.

Si nos basamos en el crecimiento proyectado por la  Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) elevó su estimación de crecimiento promedio para la región en 2021 a 5,2%, cifra que denota un rebote desde la profunda contracción de 6,8% anotada en 2020 como consecuencia de los efectos adversos producidos por la pandemia de COVID-19. Esta expansión no alcanzará para asegurar un crecimiento sostenido ya que los impactos sociales de la crisis y los problemas estructurales de la región se han agudizado y se prolongarán durante la etapa de recuperación, advirtió el organismo de las Naciones Unidas en un nuevo informe especial dado a conocer hoy.

De acuerdo con el informe, tiene paradojas de la recuperación en América Latina y el Caribe, el crecimiento con persistentes problemas estructurales como la desigualdad, pobreza, poca inversión y baja productividad, la economía de Perú será la que crecerá más este año en la región (9,5%) y Bolivia tiene proyectado crecer (5,4%).

Estas proyecciones plantean nuevos retos a estos nuevos gobiernos tanto boliviano como peruano, impulsando la integración para el desarrollo de un comercio exterior más fluido, buscando acuerdos que favorezcan a ambos países para poder proyectarse al 2022 con una unidad sólida y mercados internos cubiertos, donde puedan reactivar el circulante y dar mejores condiciones a sus habitantes, que es la debilidad detectada por la CEPAL, y esto se loghrara con inversión pública y acuerdos que permitan desarrollar la producción como una respuesta efectiva a la falta de empleo y mejorando las condiciones de vida con implementaciones en los servicios básico, como la salud, educación y alimentación, proyectar una economía basada en la integración con políticas que favorezcan a ambos países.

Martín Moreira, comunicador social y experto en análisis económico.

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