Megapuerto de Corío: la apuesta de Perú por convertirse en hub logístico sudamericano

Megapuerto de Corío: la apuesta de Perú por convertirse en hub logístico sudamericano

El anuncio del Megapuerto de Corío, en Arequipa, se inscribe en una dinámica más amplia: la reconfiguración de las cadenas de suministro en el Pacífic

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El anuncio del Megapuerto de Corío, en Arequipa, se inscribe en una dinámica más amplia: la reconfiguración de las cadenas de suministro en el Pacífico sudamericano. Con un calado proyectado de 28 metros —uno de los más profundos del mundo— y una inversión estimada en 7.000 millones de soles (aproximadamente $us 2.000 millones), el puerto busca convertir a Perú en un nodo estratégico para el comercio intercontinental, especialmente entre Sudamérica y Asia.

Un proyecto de alcance regional

El gobernador regional de Arequipa, Rohel Sánchez, confirmó que este año se publicará la convocatoria internacional para seleccionar al inversionista encargado de la ejecución. El proyecto abarca 15.947 hectáreas, que no solo incluirán infraestructura portuaria, sino también zonas logísticas, industriales y residenciales. Se trata, en esencia, de un plan de ciudad-puerto que pretende reordenar la economía regional bajo un enfoque de polo de desarrollo.

La magnitud del calado —28 metros— coloca a Corío en una liga de puertos capaces de recibir buques portacontenedores de ultra gran tamaño (ULCV, por sus siglas en inglés). Esto significa que Arequipa podría captar una fracción significativa del tráfico marítimo que actualmente pasa por canales y puertos más congestionados, ofreciendo una alternativa competitiva para las rutas transpacíficas.

Competencia o complementariedad

La aparición de Corío plantea la inevitable comparación con otros megaproyectos en Perú, como el puerto de Chancay en la región Lima y el puerto de Eten en Lambayeque. Sin embargo, la narrativa oficial enfatiza la complementariedad: no se trata de disputar el flujo comercial, sino de consolidar un sistema portuario integrado que multiplique la capacidad de recepción y redistribución de mercancías.

Chancay, que inició operaciones en junio de 2025 con expectativas de generar $us 4.500 millones en comercio y 7.000 empleos, apunta a ser el gran centro del eje central del país. Eten, por su parte, busca dinamizar la costa norte. Corío, ubicado en el sur, completaría esta tríada estratégica, articulando mejor el acceso al mercado boliviano, brasileño y paraguayo a través de corredores bioceánicos.

La lógica de las cadenas de suministro

La inserción de Corío en la geografía logística sudamericana responde a una tendencia de fragmentación y relocalización en las cadenas de suministro globales. Tras la pandemia y las disrupciones en el comercio internacional, los países buscan reducir su dependencia de un número limitado de puertos y diversificar sus nodos de entrada y salida.

Para Perú, el Megapuerto de Corío representa la posibilidad de reposicionarse no solo como proveedor de materias primas, sino como articulador de flujos comerciales regionales. Su profundidad permitiría que los grandes barcos lleguen directamente desde Asia, evitando escalas intermedias. En paralelo, las zonas logísticas e industriales previstas en el proyecto buscan generar valor agregado, incentivando la transformación productiva de la región sur.

Retos en el horizonte

No obstante, el megaproyecto enfrenta desafíos. En primer lugar, la coordinación institucional: la licitación será conducida por el Gobierno Regional de Arequipa, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y ProInversión. La experiencia muestra que la complejidad de estos procesos exige claridad regulatoria y tiempos precisos para no generar incertidumbre en los inversionistas.

En segundo lugar, la sostenibilidad ambiental y social: Corío se ubica en una zona costera de valor ecológico y agrícola, lo que exige estrategias de mitigación para garantizar que el crecimiento logístico no deteriore los ecosistemas ni afecte a las comunidades locales. La aceptación social del proyecto será tan determinante como la solidez de la inversión.

Finalmente, la competencia internacional: mientras Perú avanza con Corío, países vecinos como Chile y Ecuador también impulsan proyectos portuarios de gran escala. La clave estará en diferenciarse a partir de la profundidad del calado y la integración con corredores terrestres hacia el interior del continente.

Conclusión

El Megapuerto de Corío no es solo una obra de infraestructura; es una apuesta geopolítica y logística de largo alcance. Su éxito dependerá de la capacidad de articular complementariedades con otros puertos peruanos, generar confianza en los inversionistas y diseñar políticas de desarrollo territorial que conviertan al sur del país en un hub productivo y no solo en un punto de tránsito.

De concretarse, Corío podría reconfigurar las rutas marítimas del Pacífico sudamericano y posicionar a Perú como uno de los actores logísticos más relevantes en la conexión con Asia. La licitación internacional, prevista para octubre, será el primer gran paso hacia esa transformación.

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