“Hemos mejorado mucho la alimentación de los niños. Ahora están consumiendo alimentos más variados y de calidad, que por nuestros propios medios no po
“Hemos mejorado mucho la alimentación de los niños. Ahora están consumiendo alimentos más variados y de calidad, que por nuestros propios medios no podríamos comprar”, comenta la hermana Victoria Calani Mamani, directora del Centro de acogida Gerónimo Usera en Tiquipaya, una institución que recibe la ayuda del Banco Nacional de Alimentos de Bolivia desde mediados del 2022. “Los conocimos en un momento en el cual no teníamos sostenibilidad. Para nosotros ha sido como la mano de Dios”, asegura.
En 2022, el Banco de Alimentos de Bolivia se convirtió en una de las pocas instituciones en la región en ganar por dos años consecutivos el financiamiento para la ejecución de proyectos enfocados en mejorar la nutrición de poblaciones vulnerables, dentro de la convocatoria al Programa Legado by Bayer; el 2021 con un proyecto de una planta hidroponía para la producción de lechugas, y este año con una planta de deshidratación de alimentos.
“Bolivia tiene un alto índice de elegibilidad de los proyectos que se presentan a nuestra convocatoria”, comenta Juan Padilla, coordinador general del Programa Legado by Bayer. “Son buenos proyectos, con buenas instituciones, que logran alcanzar los objetivos planteados en su propuesta, lo que también hace posible que puedan repetir el éxito durante varios años, como el caso del Banco de Alimentos”, indica.
El Banco Nacional de Alimentos es una institución que nace por la iniciativa de un grupo de estudiantes de la Univalle de Cochabamba en 2017. “Recibimos la visita de un docente que llegó del Banco de Alimentos de La Plata para dar una charla en la universidad”, recuerda Nicole Guerrero, directora y fundadora de la institución. Desde ese momento, ella y Jheysson Cruz, los dos líderes de esta iniciativa, entraron en contacto con The Global Food Banking Network, que los guiaron en el proceso de creación del banco.
En ese año, iniciaron con la recolección de datos de la situación de nutrición y pobreza en el país, con el objetivo de evaluar si era necesaria la creación del banco. “Según el último informe de la FAO, el 15.5% de la población en Bolivia está subalimentada; y por otro lado, según datos de la ONU, entre el 15% y el 20% de los alimentos, se pierde o se desperdicia. Investigaciones que hemos realizado junto a la Univalle, demuestran que Cochabamba está muy cerca de ese rango”, indica Guerrero.
En julio de 2018 iniciaron con su primera recolección de alimentos junto a un grupo de voluntarios. Lograron recolectar 87 kilos que fueron distribuidos al centro de acogida Asociación Villa Libertad de Tiquipaya, al que todavía hoy entregan alimentos. Fue durante la pandemia donde la institución experimentó un crecimiento exponencial. “Formamos parte de la campaña Cochabamba Solidaria junto a la Cámara de Industria y Comercio de Cochabamba – ICAM, donde ganamos mucha visibilidad. En mayo de 2020, alcanzamos poco más de 100 mil personas”, asegura Guerrero.
Ese momento demostró a todos los que formaban parte del banco, que era posible tener una logística 10 veces más grande, y empezaron a presentarse a concursos para lograr el financiamiento de proyectos propios. Es así que en 2021 participaron en la convocatoria del que en aquel momento se llamaba Semillero del Futuro y que hoy se llama Legado, la iniciativa de Bayer para apoyar proyectos focalizados en las áreas de salud y alimentación que generen oportunidades de desarrollo humano, favorezcan la integración y pongan foco en la innovación para mejorar la calidad de vida de comunidades vulnerables.
La convocatoria se lanza alrededor de abril, y cada año se presentan cerca de 100 proyectos, que luego de un exhaustivo análisis por un comité evaluador, se reduce a cerca de la mitad. Las propuestas deben estar alineadas al compromiso de Bayer con la sustentabilidad y con 5 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas: Fin de la Pobreza, Hambre Cero, Buena salud y bienestar, Igualdad de género y Reducción de las desigualdades.
Las instituciones elegibles para el financiamiento de sus proyectos deben tener personería jurídica, demostrar tener por lo menos dos años de actividad efectiva en la zona, y que los proyectos que se presenten deben estar alineados a las temáticas de la convocatoria. “Es muy sencillo postularse en la medida que tengas buenos antecedentes, que los proyectos estén bien formulados y planificados, y que tengan un tiempo de ejecución de un año. Si el proyecto ha sido bien ejecutado, puede volver a participar al año siguiente”, comenta Padilla.
Fue en este contexto en el que el Banco de Alimentos presentó su proyecto de la planta de hidroponía para que el banco empiece a producir sus propios alimentos y que no dependa 100% de las empresas y comerciantes minoristas, sobre todo de lechugas, que es un alimento que es difícil de recolectar y que complementa la variedad de alimentos que actualmente entrega.
“En 2022, nuevamente con Bayer, hemos logrado ganar con otro proyecto, una planta de deshidratación de alimentos. Esto es muy interesante porque hay una etapa en la que el alimento está muy maduro y no se puede distribuir, pero sí es útil al menos un día. Usualmente, ese producto lo teníamos que desechar. Ahora todos estos alimentos se van a preparar para luego ser deshidratados”, indica Guerrero.
De esta forma, no solo se incrementa la vida útil de los alimentos manteniendo su valor nutricional, sino que también pueden llegar a poblaciones que no cuentan con los elementos necesarios para almacenar alimentos frescos por más tiempo, cumpliendo con la visión y misión del banco, que es evitar el desperdicio de alimentos y erradicar el hambre.
“Participar y luego ganar en estos concursos es espectacular para nosotros. Hay una exigencia para cumplir estándares muy altos, lo que nos permite ampliar nuestra visión de todo lo que podemos hacer. Además, el respaldo que nos brinda que una empresa como Bayer nos apoye, nos brinda credibilidad para acercanos a otras empresas donantes mostrándoles que ya tenemos una trayectoria. Siempre apoya a que más aliados se vayan sumando, a que los voluntarios se comprometan más”, asegura Guerrero.
En 2022, Bayer a través de Legado, apoyó a 22 proyectos en los países del Cono Sur: 11 en Argentina, 3 en Bolivia, 3 en Chile, 3 en Paraguay y 2 en Uruguay, con los cuales estará beneficiando de manera directa a más de 32.500 personas de la región, invirtiendo un fondo de financiamiento de 435.000 euros.
“Nuestro trabajo también está enfocado en difundir buenas prácticas, como el del Banco de Alimentos de Bolivia, para estimular a que otros también se animen. La difusión de buenas prácticas es fundamental”, finalizó Padilla.
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