El sector bancario ha experimentado variaciones significativas durante el último año, marcadas por indicadores que reflejan tanto fortalezas como desa
El sector bancario ha experimentado variaciones significativas durante el último año, marcadas por indicadores que reflejan tanto fortalezas como desafíos. Según los últimos informes financieros, la cartera en mora ha alcanzado un nivel de preocupación, ascendiendo a $923 millones de dólares estadounidenses. Aunque el indicador de morosidad se mantiene en un moderado 3,3%, es importante destacar que este es el nivel más alto observado en más de una década.
La relación total entre previsiones y morosidad, un indicador clave de la salud financiera de las instituciones bancarias, se sitúa en 1,6 veces. Sin embargo, debido al continuo aumento de la cartera en mora, este indicador tiende a reducirse, lo que podría plantear desafíos adicionales en el futuro cercano.
En términos de cartera total, el indicador de previsiones en relación con la cartera se sitúa en 5,1%, levemente por encima de los niveles de años anteriores. Este aumento se produce en un contexto donde las previsiones han experimentado un crecimiento mientras que la cartera se ha contraído, lo que indica una mayor precaución por parte de las entidades financieras.
El dinamismo de la cartera por tipo de crédito y destino muestra un panorama diverso. El microcrédito y la cartera hipotecaria de vivienda han registrado un crecimiento notable, mientras que el crédito pyme y empresarial han experimentado contracción en el último año, posiblemente influenciado por la intervención de abril de 2023.
Por otro lado, la cartera en sectores regulados sigue siendo sólida, representando el 63,5% del total, y se mantiene por encima del mínimo establecido por la regulación bancaria. Este dato refleja la estabilidad y el cumplimiento de las normativas vigentes en el sector.
En cuanto a los aspectos financieros, el patrimonio del sector bancario ha alcanzado la cifra de $2.848 millones de dólares estadounidenses, lo que demuestra una sólida base financiera resultado de la reinversión continua de utilidades. Esta fortaleza patrimonial es fundamental para respaldar la expansión crediticia y garantizar el acceso al crédito para familias y empresas.
Las utilidades del sector han experimentado un aumento, llegando a $36 millones de dólares, lo que representa un incremento de $10 millones en comparación con el año anterior. Sin embargo, la rentabilidad medida a través del ROE se sitúa en 8,2%, ligeramente por encima del promedio del sector bancario en su conjunto, que alcanza el 7,5%. A pesar de estas mejoras, la rentabilidad aún se mantiene por debajo de los niveles prepandemia.
En cuanto al marco regulatorio, es importante destacar la creación del Fondo de Garantía de Apoyo a la Construcción (FOGAC) en enero de 2024, administrado por el Banco Unión. Este fondo, constituido con el 6% de las utilidades netas de los bancos, tiene como objetivo brindar apoyo al sector de la construcción, lo que podría tener un impacto positivo en la economía en general.
En términos de tecnología financiera, el uso de QR ha seguido avanzando, facilitando las transacciones electrónicas y promoviendo la inclusión financiera en el país. El aumento en el número de cuentas de depósitos y de prestatarios también refleja una mayor accesibilidad a los servicios bancarios.
En resumen, el sector bancario enfrenta diversos desafíos, desde el aumento de la morosidad hasta la necesidad de mejorar la rentabilidad y enfrentar un entorno regulatorio exigente. Sin embargo, la sólida base patrimonial y los avances en tecnología financiera ofrecen oportunidades para seguir creciendo y contribuyendo al desarrollo económico del país.
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