Por: Martin Moreira La economía de un país implica la construcción de un sólido modelo económico que sea capaz de generar recursos para atender div
Por: Martin Moreira
La economía de un país implica la construcción de un sólido modelo económico que sea capaz de generar recursos para atender diversas necesidades nacionales. Estas incluyen la inversión en infraestructura, el apoyo a los sectores productivos, la satisfacción de un mercado interno robusto, la gestión adecuada de la inflación, la protección del poder adquisitivo de la población boliviana, la creación de un entorno propicio para el funcionamiento saludable del sistema financiero y el mantenimiento de la estabilidad de la moneda. Todos estos procesos contribuyen al desarrollo eficiente de la población, permitiéndole llevar a cabo actividades tanto públicas como privadas y fomentando un crecimiento constante en Bolivia. Esta solidez económica también capacita al país para afrontar con eficacia crisis globales que afectan a todas las economías del mundo.
Según los indicadores económicos del país, se puede observar un panorama positivo. La inflación se mantiene baja, registrando un 1.5%, la cifra más baja en comparación con otros países de la región. El Índice de Precio al Consumidor (IPC) de septiembre aumentó en un 0.1%, lo que indica que no ha habido un aumento significativo en los precios de alimentos y servicios.
El crecimiento económico del país ha sido constante en los últimos años: en 2021 alcanzó un 6.1%, en 2022 se redujo ligeramente a un 3.2%, y se proyecta un crecimiento del 3.5% para el año 2023. Esto es significativamente superior a las previsiones de instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial, que no otorgan al país un crecimiento superior al 2%.
Además, el Sistema Financiero muestra un sólido crecimiento, con un aumento en los créditos del sistema financiero que ascendieron a Bs 208.717 millones y una tasa de morosidad del 2.7%, la más baja en la región. Otro indicador relevante es la reducción del gasto público, que disminuyó un 7% en 2022, comparado con el 12% registrado en 2020.
En cuanto a los créditos productivos, a mayo de 2023 se registraron Bs 95.167 millones, recursos que se entregaron a más de 797.364 unidades productivas. En el sector de la Vivienda de Interés Social, a mayo de 2023 se destinaron Bs 31.307 millones, beneficiando a 97.549 familias con un techo propio.
Se han asignado más de Bs. 5.000 millones en el pago de bonos que benefician a más de 1.5 millones de bolivianos. Sea cumplió con las obligaciones del pago de la deuda externa. Todos estos recursos se deben en gran medida a las empresas públicas, que contribuyen significativamente generando recursos en diversas actividades.
El país cuenta con un mercado interno que creció en un 10:1% en el primer semestre que refleja el la solides de los mercados de comercio del país, por otro lado las matrices exportadoras que están generando divisas en sectores como la agropecuaria, minería, hidrocarburos, fertilizantes, manufactura, entre otros. Se proyecta que estas exportaciones superarán los $us 10.000 millones para fin de año. Se han implementado leyes para fortalecer las Reservas Internacionales Netas (RIN) y se ha elaborado un plan de inversiones de $us 2.800 millones en la industrialización del litio. Además, se ha invertido en infraestructura, como carreteras, salud, educación e industria, en beneficio de los bolivianos.
A pesar de estos logros, es lamentable que las calificadoras de riesgo no los tomen en cuenta. Se centran en los conflictos políticos, que según ellas son motivo suficiente para dañar la imagen de la economía boliviana ante el mundo. Sin embargo, lo que estas calificadoras no perdonan es que Bolivia no depende de sus condiciones financieras, lo que nos hace soberanos para generar nuestro propio modelo económico. Este modelo se ha mostrado exitoso al priorizar a los bolivianos y la justa distribución de la riqueza, reduciendo la desigualdad y generando empleos en nuestro país.
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