La actual crisis económica en Bolivia no es un fenómeno aislado ni repentino, sino el resultado de una serie de factores estructurales que se han ido
La actual crisis económica en Bolivia no es un fenómeno aislado ni repentino, sino el resultado de una serie de factores estructurales que se han ido acumulando a lo largo de los años, exacerbados por coyunturas recientes. Sin embargo, el presidente Luis Arce y su gobierno han presentado un enfoque integral que promete revertir esta tendencia negativa, con énfasis en la exploración de hidrocarburos, la industrialización y la producción de biocombustibles.
Uno de los problemas más críticos que enfrenta el país es la disminución de la producción de gas y petróleo, resultado de la falta de inversión en exploración en gobiernos anteriores. La reducción en la exportación de gas ha generado una significativa pérdida de ingresos, mientras que la creciente dependencia de la importación de diésel y gasolina no solo incrementa los costos, sino que también agudiza la crisis de dólares. Esta falta de divisas ha sido alimentada además por un boicot en la Asamblea Legislativa Plurinacional (APL), que se ha resistido a aprobar nuevos créditos, y una balanza comercial negativa tanto en el sector público como privado.
A nivel global, la presión inflacionaria y el aumento en los costos de productos importados han contribuido a la tensión económica del país. En este contexto, es evidente que Bolivia necesita soluciones estructurales profundas para superar esta coyuntura y garantizar una estabilidad a largo plazo.
El presidente Arce ha mostrado cómo su gobierno está respondiendo a estos desafíos de manera activa. En el ámbito de los hidrocarburos, las exploraciones recientes han dado resultados prometedores, con varios pozos positivos y el descubrimiento de un megacampo: Mayaya. Este hallazgo representa una oportunidad crucial para reactivar la producción de gas y petróleo, lo que permitiría al país retomar su posición como exportador en la región y disminuir la dependencia de importaciones costosas.
Asimismo, la apuesta por los biocombustibles se presenta como una estrategia clave. El gobierno ya ha iniciado la construcción de tres plantas de biodiésel, con las cuales se busca reducir drásticamente la importación de combustibles fósiles. La transición hacia una producción de energía más limpia no solo aliviará la presión sobre las reservas de dólares, sino que también contribuirá a una matriz energética más sostenible.
Otro pilar de esta estrategia es la industrialización, con el objetivo de sustituir importaciones. Bolivia, con su riqueza en recursos naturales y su capacidad productiva, tiene el potencial de producir localmente una gran variedad de productos que actualmente se adquieren en el extranjero. Esta sustitución no solo reduciría el déficit comercial, sino que también fomentaría la creación de empleos y dinamizaría la economía interna.
En resumen, si bien la crisis actual es el resultado de años de desatención y factores coyunturales desfavorables, el gobierno ha planteado medidas que, si se implementan de manera efectiva, podrían revertir la tendencia negativa y estabilizar la economía del país en los próximos años. La inversión en hidrocarburos, biocombustibles e industrialización no solo representa una solución a corto plazo, sino que también abre el camino hacia una economía más robusta y diversificada.
Causas de la Crisis: Hidrocarburos y Divisas
- Hidrocarburos y combustibles: El impacto de la baja de reservas y la falta de exploración
La crisis en el sector energético ha sido alimentada por una baja en las reservas de hidrocarburos, resultado de años de desatención a la exploración. La producción de petróleo y gas natural ha disminuido drásticamente en la última década, exponiendo un fallo en la gestión de la nacionalización. El agotamiento de los pozos no fue compensado con nuevos descubrimientos, lo que afectó tanto la oferta interna como las exportaciones.
En 2014, la producción de petróleo alcanzaba los 18,6 millones de barriles por año. Sin embargo, para 2023 esta cifra cayó un 54 %, alcanzando apenas 8,6 millones de barriles. El descenso también se refleja en la cobertura de la demanda interna. Mientras que en 2014 el 78 % del consumo de gasolina se satisfacía con producción nacional, en 2023 esta proporción bajó a 44 %, lo que obligó al país a importar el 56 % restante. La producción de diésel nacional también sufrió una disminución drástica, cubriendo solo el 14 % de la demanda en 2023, frente al 50 % en 2014.
El gas natural también sufrió una notable caída. La producción anual bajó de 21.700 millones de metros cúbicos en 2014 a 13.122 mm³ en 2023. Las exportaciones cayeron casi a la mitad, de 17.608 mm³ en 2014 a 8.062 mm³ en 2023. Esta reducción en la producción y exportación resultó en una disminución en los ingresos, que pasaron de $us 6.000 millones en 2014 a solo $us 2.050 millones en 2023.
- Divisas: Factores que agravan la falta de dólares
Otro elemento clave en la crisis económica es la escasez de divisas, causada por una combinación de factores. Por un lado, el sector privado ha gastado más dólares en importaciones de los que ha generado con exportaciones desde 2006. Esta tendencia fue contrarrestada hasta hace unos años gracias al superávit estatal por la venta de gas, pero en 2023 la balanza comercial terminó con un déficit de $us 707 millones.
Además, la paralización en la Asamblea Legislativa Plurinacional, donde se mantienen congelados más de 10 proyectos de financiamiento por un total de $us 1.076 millones, ha obstaculizado las soluciones financieras. A esto se suma el aumento de los costos de la deuda externa debido a las altas tasas de interés en los países acreedores y el encarecimiento de insumos industriales y agrícolas a nivel global, lo que incrementa los gastos de importación.
La inflación global también ha tenido un efecto negativo en la economía, presionando los precios internos. A nivel mundial, la inflación promedió un 4 % desde el año 2000, pero en 2022 llegó a un máximo de 8,7 %. Esto, combinado con fenómenos climáticos como el Niño y la Niña, que afectaron gravemente la producción agrícola entre 2021 y 2024, ha aumentado los precios de alimentos y bebidas, exacerbando aún más la crisis inflacionaria.
III. Soluciones propuestas para revertir la crisis
- Inversión en hidrocarburos y exploración El gobierno ha implementado el Plan de Reactivación de Upstream, con el objetivo de explorar 56 nuevos pozos. A diferencia de administraciones anteriores, el actual gobierno ha logrado avances significativos en este aspecto, aprobando 26 pozos entre 2021 y 2024, de los cuales 16 fueron ejecutados, con seis resultados positivos, incluyendo el megacampo Mayaya.
- Biocombustibles La puesta en marcha de la primera planta de biodiésel en Santa Cruz, y la futura construcción de una planta similar en El Alto, forman parte de la estrategia del gobierno para reducir la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles. Se espera que para 2026, las tres plantas de biocombustibles en operación logren sustituir el 90 % de las importaciones de gasolina y diésel.
- Industrialización y sustitución de importaciones La estrategia de industrialización con sustitución de importaciones busca reducir la dependencia del país en productos extranjeros. A través de la construcción de más de 170 plantas industriales en los nueve departamentos del país, se planea producir localmente bienes de uso masivo. Los sectores prioritarios incluyen la industria del litio, la química básica y el sector agropecuario.
- Soluciones a corto plazo Se han tomado medidas inmediatas para aliviar la crisis, como incentivos para la importación de combustibles por parte del sector privado, el fortalecimiento de la lucha contra el contrabando de diésel y el incentivo a las exportaciones. Además, el gobierno ha permitido el uso de criptomonedas y ha creado una ventanilla única de comercio para agilizar los trámites de exportación.
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