Por: Martin Moreira El mundo está presenciando un cambio significativo en la economía global, marcado por la desdolarización, un proceso en el que
Por: Martin Moreira
El mundo está presenciando un cambio significativo en la economía global, marcado por la desdolarización, un proceso en el que las potencias emergentes buscan reducir su dependencia del dólar estadounidense como moneda de reserva. Esta tendencia, impulsada por la creciente multipolaridad y las tensiones geopolíticas, desafía la hegemonía del dólar y promueve la diversificación hacia otras monedas hy activos, como el euro, el yuan chino y el oro. Países como Rusia y China están liderando este movimiento, reduciendo sus reservas en dólares, diversificando sus activos y buscando alternativas al sistema financiero dominado por Estados Unidos. En América Latina, iniciativas como la creación de una moneda común entre Brasil y Argentina están en marcha, mientras que en otras regiones del mundo, como Asia y Medio Oriente, se están explorando opciones para realizar transacciones comerciales en monedas locales y digitales. Este cambio de paradigma económico podría marcar el principio del fin de la supremacía del dólar como principal reserva de valor a nivel mundial.
Las potencias emergentes intentan reducir su dependencia del dólar mediante un proceso de desdolarización que desvincula sus economías del sistema monetario internacional dominado por los Estados Unidos. Una tendencia al alza que podría destronar al dólar como principal reserva de valor.
La desdolarización es un proceso mediante el cual un país o una economía reducen su dependencia del dólar estadounidense como moneda de referencia. Esta tendencia, que ha cobrado fuerza desde el inicio del conflicto en Ucrania, se ha convertido en un tema candente en la arena económica internacional. Cada vez más países emergentes están optando por diversificar sus reservas y explorar alternativas a la hegemonía del dólar en el sistema monetario global, con el objetivo de protegerse de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos.
Durante casi ocho décadas, la divisa norteamericana ha ocupado una posición dominante en el sistema monetario internacional, representando más del 40% del comercio mundial y conformando una gran parte de las reservas extranjeras. Sin embargo, el dólar ha experimentado una disminución en su cuota de reservas globales: mientras que en la década de los 70 representaba el 80% de las reservas en manos de los bancos centrales, hoy en día ha caído al 60%.
Esta reducción en la dominancia del dólar indica que algunos países han comenzado a realizar más transacciones y diversificar sus reservas en otras monedas, como el euro, el rublo o el yuan chino, e incluso a incrementar la compra de oro. Esta estrategia busca disminuir el riesgo asociado a la dependencia del dólar, lo que puede ayudar a aliviar la presión sobre sus propias monedas, proteger sus economías de las fluctuaciones del dólar y blindarlas frente al poder de negociación, intimidación y castigo que Estados Unidos puede ejercer gracias al predominio del dólar.
La desdolarización no solo se trata de una táctica económica, sino también de una estrategia geopolítica para ganar mayor autonomía y estabilidad financiera. Si bien el dólar sigue siendo una moneda poderosa, la tendencia creciente hacia la diversificación podría marcar el principio del fin de su supremacía en el panorama internacional.
Un claro ejemplo de desdolarización es el caso de Rusia. Después de las sanciones sin precedentes impuestas por Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea a partir de 2014, y de la congelación de la mitad de sus reservas de divisas (300.000 millones de dólares), Moscú comenzó a buscar formas de reducir su dependencia del dólar estadounidense.
El banco central de Rusia liquidó gran parte de su cartera de bonos de Estados Unidos. De los 176.000 millones de dólares en deuda estadounidense que poseía en 2010, a finales de noviembre de 2021 solo mantenía bonos por un valor de 2.409 millones de dólares, la mayoría en títulos a corto plazo. Al mismo tiempo, sustituyó las reservas en dólares por renminbi y compró ingentes cantidades de oro, superando por primera vez en la historia la proporción de dólares en las reservas internacionales del banco central ruso. Esta fiebre del oro no se limitó a Rusia.
La exclusión de algunos bancos rusos del sistema SWIFT siguió la misma tendencia de los últimos años, consolidando los esfuerzos de China y Rusia para buscar sistemas alternativos que pudieran blindar sus economías. En este contexto, en 2017, Rusia puso en funcionamiento el Financial Messaging System of the Bank of Russia (SPFS), equivalente al SWIFT estadounidense, o al Cross-Border Interbank Payment System (CIPS) chino.
Este desarrollo no es solo un simple protocolo de comunicación entre bancos, sino un paso significativo hacia la creación de una alternativa al ecosistema del dólar. La guerra comercial de Washington contra Pekín no ha hecho más que espolear estos esfuerzos. China, al igual que Rusia, aunque de manera menos dramática, también ha reducido progresivamente su cartera de bonos norteamericanos y está comprando grandes cantidades de oro, provocando que la demanda de este metal precioso alcance máximos históricos.
En resumen, la desdolarización es una respuesta estratégica de países como Rusia y China para proteger sus economías de la influencia y el poder de negociación de Estados Unidos, y representa un cambio significativo en el panorama económico global.
El grupo de grandes economías emergentes conocido como los BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, está estudiando la creación de su propia divisa. Esta moneda común, propuesta por Lula da Silva, presidente de Brasil, debilitaría aún más la capacidad de Estados Unidos para llevar a cabo su agresiva política exterior. La propuesta será debatida en la cumbre de los BRICS que tendrá lugar en Sudáfrica en agosto de 2023.
Moneda Común en América Latina
Paralelamente, Brasil y Argentina están negociando la creación de una moneda común que podría denominarse ‘sur’. Otros países latinoamericanos podrían unirse a esta iniciativa, y de hacerse realidad, constituiría el segundo bloque monetario más grande del mundo. Esta moneda estaría destinada a transacciones comerciales y financieras, y aunque no reemplazaría al real brasileño o al peso argentino, sí sustituiría al dólar en dichas transacciones.
El presidente Lula ha afirmado que, aunque el proyecto se encuentra en una fase embrionaria, es de interés para los dos principales socios del Mercosur desarrollar la idea de una divisa compartida para depender cada vez menos del dólar en las transacciones internacionales.
Una Tendencia Global
En otros lugares del mundo, los Emiratos Árabes Unidos e India siguen manteniendo conversaciones para utilizar rupias en el comercio de materias primas no petrolíferas, desplazando al dólar. Estos dos países firmaron el año pasado un acuerdo de libre comercio con el objetivo de aumentar las transacciones no petroleras hasta 100.000 millones de dólares en 2027.
Por primera vez desde que en los años 70 se ligara la venta del petróleo al dólar, Arabia Saudita, el mayor productor de petróleo del mundo, ha declarado que está abierta a comerciar con divisas distintas del dólar. Este cambio significativo está vinculado con la normalización de las relaciones diplomáticas con Irán, uno de los países más sancionados por Estados Unidos y líder en la desdolarización en Oriente Medio.
En Asia, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que incluye a Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam, ha propuesto realizar transacciones comerciales transfronterizas en una moneda digital local. Este acuerdo también favorecería el uso de tarjetas de crédito emitidas por bancos locales, abandonando gradualmente los sistemas de pago extranjeros como Visa y Mastercard, “para proteger las transacciones de posibles repercusiones geopolíticas”, según el presidente indonesio Joko Widodo.
Tendencia en el País
El uso de yuanes y reales en transacciones con China y Brasil «ayudará significativamente» a reducir la dependencia del dólar, considerando además que estas naciones representan cerca del 40% de las importaciones de Bolivia.
Esta alternativa fue delineada en un encuentro entre autoridades del Gobierno nacional, la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia y la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb). En la reunión también se evaluó la implementación, avances y primeros resultados del Acuerdo Económico y Productivo concretado en febrero de este año.
Con esta propuesta, «efectivamente se deja de utilizar el dólar, lo que puede ayudar considerablemente a garantizar la compra» de insumos y productos de ambas naciones. Bolivia está empezando a implementar este mecanismo. Precisamente en el encuentro, el Gobierno y los empresarios acordaron «trabajar en mecanismos que impulsen swaps (intercambio de divisas) entre China y Bolivia, y entre Brasil y Bolivia, ya que son las regiones con las que se tiene un considerable comercio».
Solo en 2023, Bolivia importó insumos y productos de Brasil y China por un valor de $us 4.325,9 millones, lo que representa el 37,6% de los $us 11.495,6 millones de importaciones totales del país en la gestión pasada. Brasil y China son los dos principales países desde los que Bolivia importa.
El «trabajo técnico» con los bancos centrales de China y Brasil para concretar este intercambio de divisas y prescindir del dólar está en progreso. Se han logrado «avances importantes que posteriormente se anunciarán de manera oportuna».
Este mecanismo de intercambio de divisas permitirá que los productores nacionales paguen en bolivianos por insumos adquiridos de Brasil y China mediante medios previamente establecidos en el sistema financiero. «El importador, cuando exista este swap de monedas, podrá acercarse a los bancos y pagar en bolivianos».
Desde hace tiempo se ha propuesto emplear este mecanismo e incluso ampliarlo a países de la Unión Europea para utilizar el euro.
¿Un Nuevo Mundo con un Viejo Patrón?
Parece que estamos asistiendo a un cambio de ciclo en la economía mundial. La transición hacia una multipolaridad cuestiona la hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial e impulsa otras divisas que intentan apoyarse en algún activo real, como el oro, frente a la volatilidad económica y la creciente crisis de confianza en el sistema monetario actual.
Proteger los ahorros con oro físico ha sido una de las principales recomendaciones de 11Onze a su comunidad, y ahora se amplía el abanico de productos. Ante la volatilidad de la todavía alta inflación y la crisis de confianza en el sistema bancario, el oro vuelve a reforzarse como valor refugio. Descubre el Oro Semilla en Preciosos 11Onze.
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