El caudillo y sus intentos de colapsar el económico del país por ambiciones políticas

El caudillo y sus intentos de colapsar el económico del país por ambiciones políticas

Por : Martin Moreira Nos encontramos en un momento de crisis global donde la inflación se ha convertido en el enemigo número uno. Los ciudadanos de

Sala Constitucional de Santa Cruz determina nulidad de congelamiento de cuentas de COTAS
Ministro Cusicanqui asegura que “la capacidad de endeudamiento del país está vigente”
La Asistencia Técnica del BDP mejoró la producción de 76.984 beneficiarios de todo el país
Compartir

Por : Martin Moreira

Nos encontramos en un momento de crisis global donde la inflación se ha convertido en el enemigo número uno. Los ciudadanos de muchos países sufren el descontrol de los precios, lo que resulta en una constante devaluación de su poder adquisitivo. El dinero pierde valor día a día, lo que a su vez genera una mayor desigualdad y desempleo debido a la desaceleración de las economías y la falta de inversión pública y privada. Sin embargo, en Bolivia, la situación es diferente. La inflación se ha mantenido bajo control, alrededor del 1.5% en septiembre. Esto ha llevado a la reducción de las brechas de desigualdad, con una tasa de desempleo que es una de las más bajas a nivel mundial, situándose en un 3.72, el índice per cápita del país ha experimentado un notable aumento, alcanzando los 3552 dólares, lo que a su vez ha contribuido a la reducción de la desigualdad entre los bolivianos y a la disminución del índice de pobreza.

Sin embargo, en este escenario económico, el país se enfrenta a un enemigo por parte de un grupo de dirigentes y asambleístas que priorizan al caudillo, quien lamentablemente está aferrado al poder de manera perjudicial y no puede detener su declive. En su caída, este grupo parece estar dispuesto a poner en riesgo la estabilidad económica y social del país.

Uno de los sabotajes más notorios es la demora en la aprobación del Proyecto de Ley de Modificaciones al Presupuesto General del Estado para el año 2023. Esta acción de sabotaje está perjudicando a la economía boliviana y afectando la atención a emergencias ambientales provocadas por desastres naturales. También afecta a los municipios y universidades, así como al ejercicio de las autonomías. Esto, a su vez, se traducirá en una disminución de la inversión en infraestructura, salud y educación, lo cual impactará negativamente a los ciudadanos más vulnerables.

Este perjuicio ha sido prolongado durante meses debido a la constante interferencia de ciertos miembros de la Asamblea Plurinacional que no representan adecuadamente a los doce millones de habitantes del país. En cambio, priorizan sus ambiciones personales y políticas, en detrimento del bienestar general.

Entre los proyectos afectados se encuentran el Programa de Apoyo a la Preinversión para el Desarrollo II, con un monto de financiamiento de 52 mil millones de dólares; un préstamo de apoyo para hacer frente a la situación del Covid-19 por 112 mil millones de dólares; el Programa Nacional de Riego Tecnificado con enfoque de Cuenca I, con un financiamiento de 150 mil millones de dólares; una Adenda N°1 al contrato de préstamo para la construcción de la doble vía Caracollo – Colomi: tramo 2B Confital – Bombeo, con un monto de 88 mil millones de dólares; y el Proyecto de Mejoramiento y Ampliación a 8 carriles de la carretera La Paz – Oruro, tramo Senkata – Apacheta, con un monto de 57.246.082 millones de dólares. El perjuicio total para los bolivianos asciende a 459.246.082 millones de dólares, lo que demuestra la falta de consideración por el bienestar de la población donde priorizan al caudillo que se encuentra enfermo de poder.

La vergüenza de estos representantes ansiosos de poder va más allá, ya que intentan socavar el Sistema Financiero del país, sin considerar las graves consecuencias. La caída del Sistema Financiero podría llevar a Bolivia a una crisis que afectaría el crecimiento económico y causaría problemas significativos para el modelo económico y, por ende, para la población en general.

Cuando se analiza el Sistema Financiero, se observa que los depósitos del público han mantenido su dinamismo, con un aumento del 6% (12.738 millones de bolivianos) desde septiembre de 2022 a septiembre de 2023. El número de cuentas de depósito ha continuado creciendo, alcanzando un nuevo récord con 14.8 millones de cuentas. La cartera de créditos ha aumentado en un 11%, llegando a 210.623 millones de bolivianos en septiembre de 2023. Esta dinámica de los créditos está en línea con el crecimiento del Producto Interno Bruto, que se estima en un 3% para 2023.

El crecimiento en la cobertura al sector productivo ha mostrado una recuperación del 12%, lo que equivale a 10.356 millones de bolivianos, sin contar la intervención del exBanco Fassil S.A. Los créditos destinados al sector productivo, con mujeres como titulares principales, han aumentado un 29%, pasando de 12.093 millones de bolivianos en 2020 a 15.592 millones en septiembre de 2023. Esto ha fortalecido la capacidad productiva de sus unidades económicas. La Cartera de Vivienda de Interés Social (VIS) ha mantenido un crecimiento sostenido, con un aumento del 8% en los últimos doce meses, equivalente a 2.416 millones de bolivianos, beneficiando a 98.677 familias bolivianas. El índice de morosidad ha llegado al 2.9% en septiembre de 2023, siendo menor que el promedio de la región (3.5%), y el monto de las previsiones es 1.3 veces la cartera en mora, lo que demuestra la solidez del sistema financiero nacional en cuanto al riesgo de crédito. La capitalización de utilidades, impulsada por ASFI en los últimos años, ha fortalecido el patrimonio de las entidades financieras, lo que se refleja en un Coeficiente de Adecuación Patrimonial del 13.6%, por encima del mínimo establecido por Ley, que es del 10%. Esto demuestra la solvencia de las entidades financieras para continuar expandiendo sus operaciones activas y pasivas.

Los saboteadores del bienestar del pueblo boliviano en la Asamblea deberían tener en cuenta que el Sistema Financiero cuenta con suficiente liquidez para garantizar la devolución de los depósitos cuando los clientes lo requieran, así como para atender la demanda de préstamos que surge con la reactivación de la dinámica crediticia. A septiembre de 2023, este indicador llegó a 65.284 millones de bolivianos, lo que eleva el índice de liquidez al 66%, superando el límite mínimo comparable con estándares internacionales, que es del 42%.

Estamos ante un desafío que amenaza al Estado buscando provocar un colapso económico en el país, lo que desembocaría en el aumento del desempleo y la pobreza, todo con el fin de satisfacer sus ambiciones políticas. Estos individuos no muestran interés por nada más que complacer a un líder que está en declive, atrapado en su propio laberinto, como lo describió Gabriel García Márquez. Su ambición desmedida y enfermiza parece no conocer límites, y están dispuestos a sacrificar el bienestar del pueblo en su búsqueda insaciable de poder.

 

COMMENTS

WORDPRESS: 0
DISQUS: 0