Es evidente que Morales está tomando cualquier bandera disponible para desestabilizar el gobierno de Arce. Sin embargo, lo más preocupante es que esta
Es evidente que Morales está tomando cualquier bandera disponible para desestabilizar el gobierno de Arce. Sin embargo, lo más preocupante es que esta estrategia política lleva a extremos peligrosos, donde la búsqueda de un «muerto» se convierte en un medio para justificar su regreso como candidato, a pesar de ser percibido por muchos bolivianos como un traidor que abrió las puertas a la extrema derecha.
En medio de una creciente polarización política, Bolivia enfrenta una crisis generada por bloqueos de caminos a nivel nacional, una táctica que parece ser un reducto del poder del Evismo, liderado por Evo Morales. La medida, que se presenta bajo el pretexto de las elecciones judiciales, ha causado estragos económicos, superando los 850 millones de dólares en pérdidas y generando impactos cuantiosos que recaen en los hombros de los ciudadanos bolivianos.
Cochabamba se convirtió en epicentro de esta crisis, con más de 20 puntos de bloqueo, mientras que otros tres departamentos también sufren las consecuencias. La interrogante que surge es: ¿de dónde proviene esta excusa y quiénes la han orquestado?
Examinando las acciones de la Asamblea Plurinacional a lo largo de 2023, se observa un enfoque selectivo en bloquear préstamos de organismos internacionales destinados a la inversión pública, así como leyes y presupuestos vitales para el país. Entre estas acciones, los líderes políticos parecieron dejar de lado las elecciones, posibilitando una polarización económica al inicio de 2024 y brindando así la excusa perfecta para los bloqueos.
Estos bloqueos no solo infligen daños irreparables a la economía boliviana, sino que también representan un atentado contra el poder adquisitivo de los trabajadores. Lamentablemente, Morales parece haber dado la espalda a su pueblo al sumarse a un plan de sedición con sus seguidores. Este grupo se niega a levantar los bloqueos, utilizando la presión como medio para dañar la gestión económica y promover una agenda política que favorezca sus intereses, incluida la posible elección de Morales en 2025.
La utilización de la fuerza en Caracollo, aunque condenable, no puede dejar de recordarnos las acciones de Morales en el pasado, como la represión violenta a quienes marchaban por el Tipnis o el trato drástico hacia personas con discapacidad durante su gobierno. Ahora, Morales busca cualquier excusa para socavar la gestión de Arce, llevando la situación al extremo y poniendo en riesgo la vida de los ciudadanos.
Es evidente que Morales está tomando cualquier bandera disponible para desestabilizar el gobierno de Arce. Sin embargo, lo más preocupante es que esta estrategia política lleva a extremos peligrosos, donde la búsqueda de un «muerto» se convierte en un medio para justificar su regreso como candidato, a pesar de ser percibido por muchos bolivianos como un traidor que abrió las puertas a la extrema derecha.
Es imperativo que la Asamblea Plurinacional actúe para remediar los daños causados por este bloqueo, una estrategia liderada por una nueva burguesía encabezada por Evo Morales y sus seguidores. Los representantes del pueblo deben priorizar el bienestar de la nación sobre los intereses políticos mezquinos que actualmente prevalecen en la escena política boliviana.
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