Diferencia entre el liberalismo clásico y el liberalismo esclavo de Milei

Diferencia entre el liberalismo clásico y el liberalismo esclavo de Milei

Gonzalo Gosalvez Milei se presenta como directo representante de un liberalismo radical, principalmente, de base económica, pero con algún intento

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Gonzalo Gosalvez

Milei se presenta como directo representante de un liberalismo radical, principalmente, de base económica, pero con algún intento de fundamentación. Lo expone como una propuesta novedosa en la reactualización del legado de Alberdi.

Su propuesta electoral se puede resumir en: a) un diagnóstico, “100 años de socialismo que afectaron la economía argentina”, b) su “cambio de 180º” en el que explica su liberalismo y que analizaremos más abajo, c) su propuesta, basada en la liberalización de la economía mediante la privatización, la dolarización, el cierre del Banco central, ruptura del comercio con China y Rusia, otros.

En segundo lugar, descalifica a todo el mundo con una usual agresividad. Al parecer, se toma muy en serio esta época de concursos pretendiendo alcanzar el premio de la razón absoluta por la cantidad de insultos emitidos: “ignorantes, enfermos mentales, ladrones, no saben ni sumar, no pueden manejar calculadoras, etc.”

Parecería una contradicto in adiecto (contradicción en el mismo término) que el liberalismo sea invocado en la propuesta del ultraderechista, una supuesta propuesta libertaria como discurso de la ultraderecha que ontológica e históricamente se vincula con un totalitarismo secante, pero esto hay que analizarlo.

El liberalismo económico clásico y su desfase temporal en el siglo XXI

El liberalismo que se enfrentaba a la monarquía medieval y todo su sistema caduco tuvo su momento de coherencia histórica en la revolución capitalista moderna y la instauración de las repúblicas. Pero inmediatamente, tuvo que dar marcha atrás para evitar que obreros y campesinos amenacen su nuevo poder constituido, aliándose a la misma monarquía, trayendo un lastre del pasado para asfixiar a los demás sectores de la sociedad.

En términos conceptuales, el liberalismo clásico es una ilusión de logros políticos de los individuos al interior de la sociedad moderna: libertad individual, estado de derecho, derechos humanos, economía de mercado, limitación del poder del gobierno, democracia, pluralismo.

Pero, la historia efectiva, la experiencia desplegada, ha mostrado que bajo este discurso seductor de la libertad enarbolado por estos sectores conservadores, se encubre la esclavitud más perversa.

La sociedad se ha ido polarizando cada vez más entre unos pocos que acumulan riquezas inmensas para quienes se cumplen esos preceptos liberales, y, otros que no tienen nada y lo pierden todo, todo el tiempo, para quienes jamás se cumplirán los preceptos liberales.

Basta recordar como la instauración de la República en Francia con la revolución social y el lema: libertad, igualdad y fraternidad, se convirtió en la masacre de trabajadores, campesinos y desempleados en Francia, así como en sus colonias, para la preservación del poder de la nueva burguesía nacional maquillando el Ancien Régime con una nueva república que había recortado cualquier libertad a estos sectores populares.

El verso poético del liberalismo es muy atractivo, pero cuando es utilizado por los sectores de ultraderecha, lo único que ha generado es mayor riqueza para un pequeño grupo de personas y mucho dolor, sufrimiento y penurias para las grandes mayorías de la población.

Discurso Liberal como instrumento utilizado por la ultraderecha

Por otra parte, tenemos cierta expansión de la ultraderecha en Europa y América Latina con discursos nacionalistas, misóginos, xenófobos, antimigración, anticomunistas y racistas.

Claramente se puede observar la utilización de este discurso abstracto como estrategia de los grupos de ultraderecha que aspiran al control del poder político y la sociedad.

Esta expansión de la ultraderecha la presenciamos en América Latina en los golpes de estados tradicionales como el intento de golpe contra Chávez en 2002 en Venezuela, el golpe en Bolivia en 2019, o, mediante la guerra de baja intensidad y golpes legislativos como en Brasil, Paraguay, Perú y Honduras, también es imposible olvidar las masacres en los golpes de Argentina, Chile y otros países con el Plan Cóndor.

El liberalismo económico recupera lo más rústico del mercantilismo

En la dimensión de la economía, el carácter regresivo del liberalismo es mucho más evidente aún. Es expuesto como un gran descubrimiento del pensamiento económico moderno aunque tiene su origen en las primeras expresiones mercantilistas de Europa: la creencia de que la riqueza se origina en comprar barato para vender caro o en el atesoramiento del oro o el dinero como forma de acrecentar la riqueza. De aquí surge el liberalismo económico hasta llegar a su “teología del mercado total” actual.

 

El liberalismo económico clásico, ni siquiera pudo preocuparse en recuperar las últimas expresiones del mercantilismo que ya priorizaban la producción nacional para fortalecer sus economías.

Librecambio hacia afuera para dominar y proteccionismo para protegerse

En términos de la economía mundial, el liberalismo económico mercantil fue la estrategia que las naciones capitalistas de esa época utilizaron protegiendo su industria y su economía para consolidarse como potencias económicas, sometiendo a otras naciones y regiones aprovechándose de sus riquezas y sus excedentes. El librecambio no era otra cosa que el proteccionismo interno para exportar, vender y aprovechar los recursos de las colonias.

¿Pero de qué forman comprendieron el liberalismo las oligarquías locales-regionales de la periferia capitalista que solamente aplicaron la parte del librecambio abriendo nuestras economías a la explotación y el saqueo, mientras que olvidaron por completo lo de proteger nuestras economías?

En fin, como resultado tenemos a los “mejores vendedores del mundo” como castas señoriales dominantes, vendieron nuestros territorios a las potencias sin reparo, cedieron nuestras riquezas, nuestros excedentes y nuestro futuro.

El liberalismo económico clásico sirvió a las burguesías occidentales para erigir grandes imperios y someter a otros países como colonias. En los países colonizados, el liberalismo económico periférico es la venta de la patria por parte de las elites locales con rasgos claramente medievales.

Los zombis jalan al pueblo hacia el inframundo de los muertos

Las alianzas internacionales de la ultraderecha latinoamericana representan una especie de ancla histórica para atarnos al pasado sin posibilidades de avanzar. Esta especie de imposibilidad permanente de no poder desarrollar con la que chocan los países latinoamericanos es el resultado del tipo de colonialismo ejercido por el estado colonial europeo desde el siglo XV y heredado hasta hoy a través de las oligarquías.

España, fue la sociedad más conservadora de Europa por el tipo de modelo económico de explotación colonial sobre el cual se sustentaba. Por ejemplo, en el siglo XVIII que fue su último siglo de vigencia, se supone que los Borbones tenían que modernizar la economía del imperio español pero hicieron todo lo contrario: duplicaron la nobleza parasitaria, la iglesia y el ejército en sus colonias, reduciendo a la mitad su industria.

Por eso, estas sociedades europeas conservadoras sumieron en un doble atraso a América Latina: por una parte, desataron toda su violencia militar y, por otra, heredaron una sociedad feudal-medieval retrógrada sustentada y personificada en las oligarquías locales. Los muertos entierran a los vivos en el inframundo del atraso y el pasado.

Actualmente, Estados Unidos es un imperio en una decadencia evidente y sin posibilidades de frenar su deterioro como potencia mundial, su industria está afectada y solamente se sostiene con la producción de armamento y un poco de tecnología, su capacidad financiera y monetaria están disminuyendo, su liderazgo político es desastroso e insostenible, y finalmente, su capacidad de extracción de excedentes de las nuevas colonias está en duda por la multipolaridad que se va estableciendo a nivel global.

La estrategia utilizada para detener este proceso de decadencia es su política internacional más agresiva, aumentando la presión sobre su “patio trasero” y cero ayuda económica. Por ejemplo, el gobierno de Macri en Argentina aumentó su endeudamiento y sus obligaciones llegando al punto de no poder recibir más financiamiento por su incapacidad de pago, mientras que su fiel aliado no pudo financiarle y jamás llegó la inversión extranjera prometida.

Las capitales imperiales jamás van a garantizar mejores condiciones económicas para la periferia aunque tengan el cariño más sincero de las oligarquías. A lo mucho, pueden ofrecer libertad de forma demagógica o “protección” del eje maligno.

El alineamiento, primero de Bolsonaro y ahora la intención de MIlei, con EEUU e Israel y su alejamiento de supuestos países comunistas como Brasil o China, no representa alternativa ni esperanza histórica alguna para los países, ni siquiera para los sectores privados empresariales industriales nacionales.

Neoliberalismo, esclavismo y los ojos del amo

Un pilar fundamental de la ideología del capital, tiene una estrecha relación con su carácter colonial: es instaurar en las mentes el supuesto éxito económico de los países con modelos capitalistas y el fracaso de los países de la periferia.

En su estrategia de marketing, venden su modelo, desarrollo y su nivel de vida como grandes logros de su ingenio y superioridad. Al mismo tiempo, muestran a los países de la periferia como incompletos, subdesarrollados, en vías de desarrollo, tercermundistas, bárbaros, comunistas, totalitaristas, etc. Todo, cuando su riqueza es producto de nuestra pobreza, como lo apuntaba Gunder Frank.

Esta estrategia es el intento de naturalización de la dominación del esclavista, haciéndole creer al esclavo que sin el amo no podrá existir y que esforzándose en ser buen esclavo podrá aproximarse más al amo. El ofrecimiento del modelo neoliberal de las oligarquías no tiene fundamento económico o histórico alguno, no es otra cosa que los esclavos mirando a través de los ojos de su amo, como lo diría Hegel. Pero los pueblos tienen muchas batallas por delante contra esta ideología ya que las oligarquías bien saben venderla a muchos sectores de la población.

El complemento de esta estrategia es, la confusión generada para esconder y perder de vista el origen de las crisis. En Argentina, efectivamente se vio que estaba en el endeudamiento externo y las medidas neoliberales, como por ejemplo, la dolarización de Dualde, a tal punto confunden que Milei las vuelve a plantear cínicamente como novedosas.

La economía política del neoliberalismo, como dominación estatal y económica tiene su expresión en la biopolítica que atraviesa cuerpos y los moldea en torno a las necesidades de explotación del capital. Pero, como dice el mismo Foucault, esta corporeización de la dominación hace fluir, esos micropoderes dispersos, hacia la cima de los grandes poderes corporativos e institucionales, curiosamente volviendo a centrar el poder en una estructura.

Clases y castas

En América Latina, los pueblos van buscando opciones, en algunos casos ha impulsado gobiernos populares, que aplicaron políticas públicas orientadas a enfrentar las crisis y posiciones anti imperialistas, pero quizás, sin trazar una perspectiva más o menos clara de un horizonte con un proyecto histórico de largo plazo con el protagonismo de las clases populares. Claramente la opción de frenar la venta de la patria ha sido elegida alternativamente por los sectores populares y sus resultados fueron mucho mejores que los del saqueo absoluto.

Por otra parte, la crisis económica mundial y los coletazos de la decadencia del imperio estadounidense afectan a todos los países sean o no sus aliados, con lo que ingresamos a un período de resistir, ¿cómo y para qué?

Entre los sectores populares, proletarios, campesinos, desocupados, mujeres, jóvenes, migrantes, indígenas, se irán generando proyectos históricos de largo plazo que se conviertan en un compromiso y esperanza para los pueblos. La unidad de América Latina es la gran aspiración abstracta de todo latinoamericano, su hermandad, identidad y energía, pero solamente podrá efectivizarse cuando los pueblos logren alcanzar esa unidad.

El pueblo no tiene miedo a la libertad pues es el único que puede otorgarse a sí mismo la libertad. Lo que al pueblo le preocupa, es el fascismo y el entreguismo.

 

 

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