Por: Martin Moreira El informe presentado por el Banco Mundial esta semana subraya la necesidad de abordar desafíos estructurales para garantizar l
Por: Martin Moreira
El informe presentado por el Banco Mundial esta semana subraya la necesidad de abordar desafíos estructurales para garantizar la estabilidad económica, fomentar el desarrollo tanto del sector privado como del público, y salvaguardar a los sectores más vulnerables de la sociedad. La proyección del 1,5% indica un crecimiento más moderado de lo anticipado por el gobierno boliviano.
Para entender este panorama, es fundamental analizar los indicadores económicos del país. Bolivia ostenta posiciones destacadas en la región, en contraste con las difíciles circunstancias que atraviesan algunos de sus vecinos:
Desocupación Más Baja: Bolivia se sitúa en el primer lugar con la tasa de desocupación más baja, registrando un impresionante 3,8%. Este indicador refleja la fortaleza del mercado laboral en comparación con otros países de la región.
Inflación Controlada: El país ocupa el segundo lugar en la región con la inflación más baja, marcando un 2,1%. Solo Ecuador supera a Bolivia en este aspecto, evidenciando una gestión eficiente de la política económica.
Crecimiento Sostenido: Bolivia se ubica en el tercer lugar en términos de crecimiento económico, con un 2,2%. Aunque detrás de Paraguay y Brasil, sigue demostrando una capacidad de expansión notoria en comparación con otros países sudamericanos.
La discrepancia entre las proyecciones del Banco Mundial y las metas gubernamentales resalta la importancia de abordar los desafíos estructurales para alcanzar un crecimiento sostenible. En este contexto, Bolivia destaca como un caso excepcional en Sudamérica, enfrentando la realidad regional con indicadores económicos sólidos. Sin embargo, la brecha entre las expectativas gubernamentales y las proyecciones internacionales sugiere la necesidad de ajustes y estrategias para alcanzar un desarrollo equitativo y duradero.
El Gobierno del presidente Luis Arce presentó recientemente el presupuesto para el año 2024, con metas ambiciosas y un enfoque claro en la estabilidad macroeconómica y el desarrollo industrial. Entre las proyecciones destacadas se encuentran una tasa de crecimiento del 3,71 %, una inflación del 3,60 % y una inversión pública de 4.274 millones de dólares.
El Presupuesto General del Estado (PGE) para 2024 abarca a 585 entidades del sector público, incluyendo gobernaciones, municipios, instituciones descentralizadas, de seguridad social, empresas públicas, órganos del Estado, universidades estatales y gobiernos indígenas. Este enfoque inclusivo refleja la amplitud de las áreas administrativas que se buscan fortalecer durante el próximo año.
Dentro de los objetivos económicos trazados por el Gobierno se encuentra la industrialización de recursos estratégicos como el litio, así como la sustitución de importaciones. Estas metas se alinean con la visión de un país más autosuficiente y con una economía diversificada.
Aunque la norma presupuestaria fue inicialmente aprobada por la Cámara de Diputados, encontró obstáculos en el Senado y fue devuelta a la cámara de origen, quedando en suspenso durante el receso parlamentario de fin de año. La situación generó incertidumbre hasta que se cumplió el plazo constitucional, y la ley finalmente fue ratificada.
El presupuesto consolidado experimenta un crecimiento significativo del 8,9 %, pasando de 243.950 millones de bolivianos en 2023 a 265.558 millones de bolivianos en 2024. Este aumento refleja la determinación del Gobierno en fortalecer la economía y estimular el desarrollo.
Dentro de la inversión pública, el 56 % se destinará al sector productivo, mientras que el 22 % se dirigirá al área social, abarcando aspectos como educación, salud, seguridad social y cultura. Este enfoque equitativo busca impulsar tanto la actividad económica como el bienestar social.
A nivel global, se proyecta una desaceleración del crecimiento económico por tercer año consecutivo, con una disminución del 2,6 % al 2,4 % en 2024. Las economías en desarrollo se ven particularmente afectadas, con un crecimiento estimado del 3,9 %, más bajo que la década anterior.
Según el Banco Mundial, el panorama económico global requiere medidas significativas para evitar una década de oportunidades desperdiciadas. Se enfatiza la necesidad de un aumento considerable en la inversión de al menos USD 2,4 billones anuales en los países en desarrollo para abordar desafíos como el cambio climático y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible para 2030.
El informe del Banco Mundial destaca la importancia de los «auges de inversión», indicando que un crecimiento sostenido de la inversión per cápita puede impulsar el desarrollo económico, reducir la pobreza y mejorar la productividad. Sin embargo, se subraya la necesidad de políticas integrales para lograr este objetivo.
En resumen, el año 2024 presenta desafíos económicos a nivel nacional e internacional, pero también abre oportunidades para un crecimiento sostenible. La implementación efectiva de las políticas propuestas y la adaptabilidad a un entorno económico global cambiante serán clave para el éxito del plan presupuestario y para enfrentar los retos futuros.
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