Su casa era muy conocida, pero a la vez él conocía a todos los niños del vecindario, y nosotros sabíamos que una moneda de 25 centavos era el límite.
Su casa era muy conocida, pero a la vez él conocía a todos los niños del vecindario, y nosotros sabíamos que una moneda de 25 centavos era el límite. Así que no era posible caminar alrededor de la cuadra y volver por otra moneda. Pero ahora pareciera que en esta era donde más es mejor, no existen límites. Y sí, hemos logrado que Halloween tampoco tenga límites.
Ya no se trata solamente de disfraces atemorizantes y de divertirse con amigos y familia. El enfoque parece ser en quién puede recolectar la mayor cantidad de dulces. No recuerdo exactamente lo que yo usaba para cargar mi botín, pero te aseguro que no era una funda de almohada, la cual gracias a su peso ligero y tamaño grande, pareciera ser el método perfecto para transportar las golosinas de Halloween.
Pero, ¿realmente alguien necesita una funda de almohada llena de dulces?
No quiero arruinarle las fiestas a nadie, pero cuando reconoces que aquellos que celebran Halloween pasan la tarde recogiendo una cantidad asombrosa de 600 millones de Kgs de dulces de personas desconocidas, existen cosas que podríamos hacer para no sentirnos que estamos contribuyendo demasiado a esta locura.
Hemos aprendido algunas lecciones de investigaciones de psicología alimenticia que podríamos aplicar aquí. Por ejemplo, sabemos que las personas comen menos cuando se utilizan platos pequeños, en vez de platos grandes. Las personas deciden cuánto comer dependiendo de cuán lleno se vea el plato, taza o tazón. También sabemos que las personas se sirven menos cuando se sirven de un contenedor pequeño en vez de uno grande.
Entonces, ¿qué tal si repartimos dulces de un contenedor pequeño en vez de uno grande? Probablemente los niños agarren menos. Y, si les damos a nuestros hijos un envase más pequeño para recolectar golosinas, puede que también queden satisfechos con menos dulces. Todo lo que ellos quieren es regresar a casa con un contenedor lleno, cualquiera que sea el tamaño. Entonces dile adiós a las fundas de almohada y dale la bienvenida a los contenedores pequeños.
La otra cosa que hemos aprendido es que mientras tenemos más variedad, más queremos servirnos. Por este motivo comemos más cuando vamos a lugares estilo buffet. Lo mismo debería aplicarse a los dulces. Si le ofreces a un chiquillo una variedad de dulces, seguramente va a querer probar uno de cada variedad, y te vas a sentir culpable por la cantidad de dulces que van a comer. Pero, si limitas las opciones a uno o dos tipos de dulces, seguramente van a escoger solamente uno.
Alvaro Ayala Martínez
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