Por Martin Moreira Forma parte de la Red Boliviana de Economía Política Boliviana La logística desempeña un papel fundamental en el crecimiento
Por Martin Moreira
Forma parte de la Red Boliviana de Economía Política Boliviana
La logística desempeña un papel fundamental en el crecimiento económico y el fortalecimiento del mercado interno de cualquier país, y Bolivia no es la excepción. Esta actividad, que incluye la planificación, gestión y control del almacenamiento y transporte de bienes, es esencial para la competitividad y eficiencia de los negocios. Una logística eficiente no solo reduce costos y mejora el servicio al cliente, sino que también permite a las empresas ganar ventaja en el mercado. Sin embargo, los problemas surgen cuando el control de la logística recae en intermediarios que afectan negativamente la cadena productiva. Estos actores, al manipular los precios, limitar el acceso de los productores al mercado o incluso involucrarse en actividades ilegales como el contrabando, terminan generando pérdidas para la economía nacional, fracturando empresas productivas y afectando el poder adquisitivo de la población. En este contexto, Bolivia enfrenta varios desafíos logísticos que requieren atención urgente, particularmente el alza de precios por parte de los intermediarios, el contrabando a la inversa y la saturación del mercado local con productos ilegales.
Cuando hablamos de crecimiento económico y fortalecimiento del mercado interno, es fundamental reconocer la importancia de la logística. Esta actividad, que abarca la planificación, gestión y control del almacenamiento y envío de bienes, es vital para el éxito de cualquier negocio. Una logística eficiente permite a las empresas reducir costos, mejorar el servicio al cliente y obtener una ventaja competitiva.
Sin embargo, los problemas surgen cuando el control de la logística recae en intermediarios que afectan negativamente la cadena productiva. Estos intermediarios pueden limitar el acceso del productor al mercado, especular con los precios o, peor aún, desviar productos al contrabando. Estas prácticas generan pérdidas irreparables para la economía nacional, fracturan empresas productivas y afectan el poder adquisitivo de la población.
En Bolivia, se presentan tres fenómenos relacionados a los intermediarios:
- Alza de precios por el intermediario, una problemática vigente en Bolivia.
- El contrabando a la inversa, en el que productos nacionales son enviados ilegalmente a mercados externos, causando desabastecimiento interno y afectando a los consumidores locales.
- El contrabando de productos hacia el mercado interno, que satura el mercado local con bienes de procedencia ilegal y compite deslealmente con la producción nacional.
Ambos fenómenos requieren una atención urgente, especialmente en el contexto de la crisis política que atraviesa el país, la cual genera inestabilidad social y es aprovechada por especuladores. Regular la actividad de los intermediarios logísticos es fundamental para frenar los procesos especulativos y garantizar la protección tanto de los productores como de los consumidores. La logística debe ser una herramienta para impulsar el desarrollo y la estabilidad de Bolivia, no un factor de distorsión económica.
El intermediario
En Bolivia, el aumento de precios de productos agropecuarios por parte de intermediarios sigue siendo un desafío estructural en 2024. Este fenómeno afecta directamente a dos sectores clave: los productores y los consumidores finales.
El mercado boliviano, especialmente en el sector agropecuarios, depende en gran medida de los intermediarios para la distribución de productos. Si bien estos cumplen un rol logístico relevante, el problema radica en que muchos incrementan sus márgenes de ganancia de manera injustificada, a pesar de beneficiarse de subsidios a los combustibles y otros incentivos estatales. Esta práctica perjudica tanto a los productores, que reciben precios insuficientes por sus productos, como a los consumidores, que deben enfrentar precios elevados en el mercado final.
En 2024, esta problemática se ve acentuada por varios factores. Entre ellos, la inflación y los costos logísticos destacan como elementos clave: el alza en los precios del combustible y la infraestructura deficiente en áreas rurales encarecen el transporte hacia los mercados urbanos. A esto se suma la especulación, ya que algunos intermediarios utilizan su posición dominante para manipular precios, especialmente en períodos de alta demanda o escasez. Por último, muchos pequeños agropecuarios carecen de recursos y organización para acceder directamente al mercado, lo que los deja en desventaja frente a los intermediarios.
El impacto en los productores rurales por diferentes falencias como la falta de infraestructura adecuada para almacenar o transportar sus productos coloca a la mayoría de los pequeños agropecuarios en una posición de desventaja frente a los intermediarios. Esto no solo reduce significativamente sus ingresos, sino que también perpetúa el ciclo de pobreza en las comunidades rurales, limitando su capacidad para invertir en mejoras productivas o tecnológicas.
En cuanto a los Consumidores urbanos, las ciudades, los hogares de bajos ingresos son los más afectados por el alza de precios generada por los intermediarios. Esta situación los obliga a reducir el consumo de productos esenciales, afectando directamente su calidad de vida y aumentando la inseguridad alimentaria en los sectores más vulnerables.
Posibles soluciones
- Fortalecimiento de cooperativas: Promover la organización de los productores en cooperativas para que puedan comercializar directamente sus productos en mercados locales y nacionales.
- Mercados campesinos: Ampliar los espacios de venta directa, donde los agricultores puedan ofrecer sus productos sin intermediarios.
- Regulación de márgenes: Implementar políticas que controlen los márgenes de ganancia de los intermediarios, garantizando un trato justo para todas las partes.
- Inversión en logística rural: Mejorar las carreteras y los sistemas de transporte en áreas rurales para reducir los costos de distribución.
En este contexto, sería fundamental que las autoridades bolivianas prioricen políticas que protejan a los pequeños agricultores y regulen las actividades de los intermediarios. Al mismo tiempo, la sociedad civil puede impulsar iniciativas de consumo consciente, apoyando mercados locales y demandando mayor transparencia en la cadena de suministro.
El contrabando a la inversa, Bolivia enfrenta pérdidas económicas significativas debido al contrabando. Solo el contrabando de combustibles representa alrededor de 600 millones de dólares anuales, principalmente por su salida hacia países vecinos con precios más altos, como Chile, Perú, Brasil y Paraguay. Este problema se agrava porque el país subsidia estos combustibles a un costo anual que supera los 2.300 millones de dólares. Por otro lado, el contrabando inverso (productos bolivianos que salen ilegalmente del país, como ganado y combustibles) también impacta negativamente la economía local y la seguridad alimentaria, generando desabastecimiento interno y distorsiones en los precios
El contrabando de productos hacia el mercado interno, que satura el mercado local con bienes de procedencia ilegal y compite deslealmente con la producción nacional.
En términos generales, el contrabando de diversos productos (textiles, alimentos, tecnología, etc.) genera pérdidas al Estado por evasión fiscal. En 2022, esta evasión alcanzó los 930 millones de dólares, mientras que el comercio ilegal de bienes movió aproximadamente 3.331 millones de dólares, casi el doble del crecimiento económico nacional ese año
Estas cifras demuestran la magnitud del problema y la necesidad de medidas más efectivas para su control.
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