Cocinando cifras y congelando políticos: la receta electoral

Cocinando cifras y congelando políticos: la receta electoral

Por:  Martin Moreira Forma parte de la Red Economía Política Boliviana En Bolivia no solo se congela la carne para la parrilla; también se con

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Por:  Martin Moreira

Forma parte de la Red Economía Política Boliviana

En Bolivia no solo se congela la carne para la parrilla; también se congelan carreras políticas. Entre Tuto Quiroga y Samuelitio Doria Medina han llenado el freezer de promesas: el empresario digital que pasó de “estrella en ascenso” a yogurt vencido, y Futuro Ministro de Economía que se evaporó tras confesar que el menú electoral incluía recortes, devaluación y despidos. Mientras Camacho reparte porcentajes como si fueran confites y los grupos empresariales insisten en encuestas que no cree ni su propio perro, la política se convierte en un reality de chefs improvisados, donde los números se cocinan, las lealtades se enfrían y la credibilidad… se derrite.

En la política boliviana, hay heladeras que no enfrían la comida, sino las ambiciones. Ahí tenemos a Jorge «Tuto» Quiroga, que en un arranque de pragmatismo (o de cálculo con termómetro en mano), decidió meter al congelador a su protegido JP Velasco, el joven economista que parecía destinado a ser su carta de renovación. Velasco, de repente, pasó de “la gran promesa” a un ítem olvidado entre el hielo y los envases de yogurt vencidos, tras las revelaciones de Galindo sobre su presumida participación en la construcción de su fortuna con recursos de los jubilados a través del Banco Fassil.

Por otro lado, Samuel “Samuelitio” Doria Medina hizo lo mismo con Gabriel Espinoza, quien aspiraba a ser ministro de Economía en un eventual gobierno de su jefe —o patrón—, pero cometió el error fatal de decir en voz alta lo que no debía, o quizás la verdad incómoda sobre el paquete de ajustes y medidas de shock que el empresario tendría en carpeta: eliminación de bonos, fin de la Renta Dignidad, supresión de subsidios, ausencia de ajustes salariales para igualar la inflación, venta de empresas públicas, devaluación de la moneda, levantamiento de los techos de tasas de interés de los créditos, despidos masivos y recortes a jubilados, maestros y profesores. Como quien le pone sal al café, su sincericidio desató una tormenta interna. Samuelitio, furioso, decidió sacarlo del escaparate y, para tapar el hueco, comenzó a gastar millones en pauta publicitaria rogando que le crean lo contrario.

Mientras tanto, desde la esquina de Santa Cruz, Fernando Camacho, siempre generoso con los números ajenos, aseguró que Samuelitio no pasa del 10% y que Tuto no llega al 20% en las encuestas “reales”. Aquí la pregunta no es solo quién lleva la calculadora, sino quién cree todavía en estas encuestas. Porque, a estas alturas, el grupo Monasterios, los Kuljis y Rivera insisten en mostrarnos gráficas que ya no convencen ni al perro que dibujo el caricaturista.

El error fue básico: subestimaron la memoria y sobreestimaron la ingenuidad. Cuando uno juega a manipular la percepción pública con números inflados, y esos números nunca se cumplen, la credibilidad se evapora más rápido que una promesa electoral. Y ahora, atrapados en su propia estrategia, intentan deslegitimar todo lo que no les favorece.

En este teatro, hasta Marcelo Claure tiene su cameo. En lugar de hacer crecer al candidato que dice apoyar, parece empeñado en hundirlo, mientras sobre su cabeza sigue flotando aquella vieja historia de la reventa de entradas del Mundial de 1994 vinculada a la Federación Boliviana de Fútbol. Muchos todavía se preguntan: ¿de dónde salió el capital para sus primeras inversiones?

Al final, todo queda en el aire: Espinoza desaparecido, Velasco congelado, encuestas que se derriten, empresarios que juegan al titiritero y un electorado que —a fuerza de decepciones— empieza a desconfiar hasta del termómetro. Quizá la única certeza es que, en esta campaña, la verdad se enfría rápido… y las mentiras, aunque disfrazadas de números, siempre terminan oliendo mal cuando se descongela la historia.

 

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