Bolivia: Una excepción positiva en medio de la desaceleración regional

Bolivia: Una excepción positiva en medio de la desaceleración regional

El reciente informe del Banco Mundial revela que países como Argentina, con altos índices de inflación, y otros como Perú, Chile y Colombia, inmersos

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El reciente informe del Banco Mundial revela que países como Argentina, con altos índices de inflación, y otros como Perú, Chile y Colombia, inmersos en recesiones, ejemplifican esta compleja situación de la región. Sin embargo, en medio de este panorama regional desafiante, Bolivia emerge como una excepción positiva. El país ha adoptado el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, priorizando la demanda interna como motor de crecimiento. Este enfoque, centrado en estimular el mercado interno a través del consumo familiar y la inversión pública y privada, ha llevado a Bolivia a registrar un notable crecimiento del mercado interno en 2023, superando las expectativas regionales y las proyecciones de importantes organismos internacionales. Además, Bolivia se destaca por mantener una de las tasas de inflación más bajas en Sudamérica. Estos indicadores positivos refuerzan la idea de que, incluso en un entorno económico desafiante, Bolivia está trazando un camino hacia un futuro más próspero y equitativo para todos sus ciudadanos.

Según un reciente informe del Banco Mundial, América Latina y el Caribe han llegado a una coyuntura crítica. La región, que ha logrado avances significativos en estabilización económica durante las últimas décadas, enfrenta actualmente un estancamiento del crecimiento. Países como Argentina, que sufren altos niveles de inflación, y otros como Perú, Chile y Colombia, que se encuentran en recesión, ilustran esta situación desafiante.
El Banco Mundial enfatiza la necesidad de medidas urgentes para revertir el rumbo. En su nuevo informe titulado “Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?”, el organismo destaca áreas potenciales de acción para los países de la región. El informe subraya que aprovechar las políticas e instituciones estatales es fundamental para cualquier estrategia con impacto positivo en el crecimiento económico.
En este contexto, Bolivia se presenta como una excepción positiva. El país ha implementado el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que reconoce e impulsa la demanda interna como el eje del crecimiento económico. Este modelo prioriza políticas que estimulen el mercado interno, enfocándose en el consumo familiar y la formación bruta de capital, tanto pública como privada.
Crecimiento del Mercado Interno
En 2023, el crecimiento del mercado interno en Bolivia alcanzó el 4,7%. Este incremento se desglosa en un 2,6% proveniente del consumo final y un 2,1% de la formación bruta de capital. Estos indicadores reflejan un impulso significativo en la economía nacional, destacando en comparación con otros países de la región.
Comparación Regional
La economía boliviana superó a varias naciones sudamericanas en términos de crecimiento. Brasil logró un crecimiento del 2,9%, Ecuador del 2,4%, Colombia del 0,6%, Uruguay del 0,4% y Chile del 0,2%. Perú y Argentina reportaron decrecimientos del -0,6% y -1,6%, respectivamente. Con un crecimiento del 3,1%, Bolivia no solo superó las expectativas regionales, sino que también sobrepasó las proyecciones de crecimiento del Banco Mundial (2,4%), del Fondo Monetario Internacional (1,8%) y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2,2%).
Inflación Controlada
Bolivia también se destaca por tener una de las tasas de inflación más bajas en Sudamérica. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumuló una inflación del 1,31% entre enero y abril de 2023. Estos datos son proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que realiza consultas periódicas sobre aproximadamente 400 productos en más de 300 mercados y ferias en todo el país, cubriendo los nueve departamentos.
Inversión y proyección de crecimiento
En la región, el bajo nivel de crecimiento sostenido no es simplemente una estadística económica, sino una barrera significativa para el desarrollo. Este fenómeno se traduce en servicios públicos reducidos, menos oportunidades de empleo, salarios deprimidos y un aumento de la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, en medio de este panorama desafiante, Bolivia está marcando la diferencia.
En el año 2023, la ejecución presupuestaria de la cartera de Estado alcanzó un impresionante 96%. Este logro se traduce en proyectos de infraestructura que están beneficiando a todo el país. Estas iniciativas no solo están mejorando la calidad de vida de los bolivianos, sino que también están sentando las bases para un futuro más próspero.
Pero la ambición de Bolivia no se detiene ahí. El país está atravesando un momento clave en su historia: el impulso hacia la industrialización para cambiar su matriz productiva y potenciar nuevas matrices exportadoras. La industrialización se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la administración, con la construcción de más de 150 industrias en diversas regiones del país.
El objetivo es claro: reducir la dependencia de productos extranjeros y sustituirlos con productos nacionales. Se proyecta una reducción significativa en esta dependencia, lo que implicaría un monto anual de al menos 1.300 millones dólares que se mantendrían en el país en beneficio de los productores nacionales. Este impulso hacia la industrialización no solo promueve la autonomía económica de Bolivia, sino que también fomenta la creación de empleo y el crecimiento sostenible a largo plazo.
Bolivia está demostrando que, incluso en un entorno económico desafiante, es posible trazar un camino hacia un futuro más próspero y equitativo. Con una visión clara y un compromiso firme con el desarrollo nacional, el país está allanando el camino hacia un mañana más brillante para todos sus ciudadanos.
Otro indicador alentador que muestra el fortalecimiento del modelo económico boliviano y su capacidad de alcanzar metas de crecimiento es la reducción del saldo de la deuda pública externa respecto al Producto Interno Bruto (PIB) entre diciembre de 2020 y marzo de 2024, según informó el Banco Central de Bolivia (BCB). Durante este período, este indicador disminuyó del 33% al 26,9%.
El BCB atribuye esta reducción sostenida del ratio de la deuda respecto al PIB a las políticas económicas implementadas por el actual Gobierno en el marco del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP). Respecto a los acreedores, al 31 de marzo de 2024, la deuda pública externa alcanza los 13.377 millones dólares, con una participación significativa de préstamos multilaterales, bilaterales y privados. Entre ellos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) representa el 32,1%, seguido por el Banco de Desarrollo de América Latina – CAF con el 20,7%, el Banco Mundial con el 11,6%, y la República Popular de China con el 9,8%.
Además, un 13,8% corresponde a títulos de deuda, emitidos a través de bonos soberanos, lo que demuestra una óptima diversificación de las fuentes de financiamiento externo. El BCB destaca que, según el reporte del primer trimestre de 2024, “la economía boliviana ha mejorado su capacidad de endeudamiento y solvencia”, situándose por debajo de los umbrales de referencia establecidos por organismos internacionales.
En cuanto al pago de la deuda externa, para este año se tiene programado un total de $1.445 millones, de los cuales entre enero y abril se han desembolsado $580 millones, lo que representa el 40% de la deuda externa. Además, se ha cumplido con los proveedores de diésel y gasolina en la parte de la subvención, con un pago de $760 millones, y se han otorgado fondos a las Entidades de Intermediación Financiera por más de $400 millones en el primer cuatrimestre de este año.
Por último, las Reservas Internacionales Netas (RIN) del país se han estabilizado en 1.796 millones dólares, con un incremento de 88 millones dólares, lo que permite cubrir todos los compromisos internos y externos del país.

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