Hasta el 2025 el objetivo es dejar de importar y acabar con la subvención a los hidrocarburos, a través de las distintas estrategias como las plantas
Hasta el 2025 el objetivo es dejar de importar y acabar con la subvención a los hidrocarburos, a través de las distintas estrategias como las plantas de biodiésel, y consolidar la industrialización con sustitución de importaciones que le representarán al Estado un ahorro de hasta $us 3.000 millones, proyectó el presidente Luis Arce.
Para este 2023, el Gobierno programó Bs 7.642 millones para la subvención a los hidrocarburos, una política que se mantiene y que garantiza la estabilidad de los precios de la canasta familiar y una consecuente inflación controlada.
“Llegar (al 2025) con un país que no esté subvencionando los hidrocarburos, con un país que tenga una industria, por lo menos, para el consumo interno”, aseguró en un encuentro con periodista a propósito del Día del Periodista.
La subvención a los hidrocarburos representa una fuerte carga para el Estado, por el incremento del precio del barril del petróleo debido a factores como la guerra Rusia-Ucrania.
El litro del diésel llega a Bs 3,72 y de la gasolina a Bs 3,74 en Bolivia.
Para reducir la subvención, el Gobierno encara diferentes acciones de inmediato y corto plazo como la lucha contra el contrabando de combustibles, la construcción de plantas de biodiésel y la eficiencia en la logística de importación.
Las plantas de biodiésel son parte de la política de industrialización con sustitución de importaciones. El Estado avanza en la construcción de 130 plantas de industrialización con una inversión de $us 3.600 millones.
Arce calculó que la estrategia de industrialización le permitirá al Estado un ahorro de entre $us 2.500 y $us 3.000 millones que podrán ser destinados a otros requerimientos para el desarrollo económico y social de Bolivia.
cc
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