La exposición, narrada a través del lente de la fotógrafa boliviana Angie Salgar Caballero, propone un recorrido por diversas imágenes del Anata y Ca
La exposición, narrada a través del lente de la fotógrafa boliviana Angie Salgar Caballero, propone
un recorrido por diversas imágenes del Anata y Carnaval de Oruro, revelando rostros, alegría,
danzas, instrumentos musicales, vestimenta, espiritualidad, religiosidad y todo el arte que forma
parte de estas maravillosas expresiones culturales.
En la ciudad de Oruro confluyen tres tiempo-espacios festivos durante el Jallupacha o tiempo de
lluvias: la fiesta de la Virgen de la Candelaria, el Carnaval y el Anata Andino, una configuración
cultural e histórica única en la que pervive la cosmovisión de las naciones y pueblos indígenas
originarios uru, quechua y aymara junto a las tradiciones católicas implantadas durante la colonia.
En el Carnaval de Oruro, todos los años y durante dos días de entrada, participan más de veintiocho
mil bailarines y diez mil músicos distribuidos en más de cincuenta fraternidades, aquellas que en
diez horas de peregrinación recorren ocho kilómetros a la vista de cuarenta y cinco mil
espectadores nacionales y extranjeros. El Carnaval de Oruro fue inscrito en la Lista Representativa
del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2008 (proclamado
originalmente en 2001 como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad).
Por su parte, la fuerza histórica y cultural del Anata Andino en la ciudad de Oruro radica en lo que el
investigador Javier Romero Flores denomina movimiento de “insurgencia festiva”, el cual, desde los
años 90 del siglo XX, irrumpe en la ciudad de Oruro ch’allando la historia de resistencia cultural y
política de los pueblos indígenas con coca, alcohol, tejidos ancestrales y los sonidos profundos del
viento de los Andes. El Anata Andino viene de las comunidades rurales para festejar la fertilidad
propicia en el tiempo de lluvia, así como a la primera cosecha que llama al juego y al encuentro.
El CRC, siguiendo su vocación institucional como espacio de fomento y estímulo a la producción
cultural y creación artística en el Estado Plurinacional de Bolivia y en el marco de la democracia, la
interculturalidad y la construcción de una revolución cultural, espera que la exposición permita a la
población reflexionar sobre el aporte cultural de estas festividades tan importantes para el país.
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