Algunos factores del actual modelo económico de desarrollo, como el extractivismo de minerales e hidrocarburos, la deforestación de los bosques, la am
Algunos factores del actual modelo económico de desarrollo, como el extractivismo de minerales e hidrocarburos, la deforestación de los bosques, la ampliación de la frontera agrícola, flujos bioquímicos, pérdida de biodiversidad y generación de CO2, entre otros, están llevando al Bolivia, y a gran parte del planeta, a un problema de inviabilidad sistémica, es decir a un desastre ambiental.
Así lo dio a conocer la senadora boliviana y activista en la lucha por la naturaleza, Cecilia Requena, en su exposición “El Desarrollo en Bolivia: Insostenibilidad y Transiciones Necesarias”, durante la cuarta charla de especialistas organizada por el Círculo de la Unión en La Paz, en conmemoración a sus 90 años de existencia.
La experta en temas ambientales lamentó que las ciencias económicas no hayan integrado en su valoración a la naturaleza, incidiendo en la existencia de una brecha entre la economía y la base vital, la misma que ha tendido a reforzar prácticas insostenibles.
Esta situación ha creado un modelo de desarrollo y crecimiento sostenido equivocado, que mide el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita a partir del consumo y la producción creciente de bienes materiales que generan Dióxido de Carbono (CO2), y que alteran la química de la atmósfera, impactando negativamente en el medioambiente. “Estamos destruyendo lo vital por el crecimiento dl PIB, que no se hace cargo de las consecuencias”, subrayó.
Es así que, por ejemplo en Bolivia la explotación minera, como la del oro está contaminando y destruyendo la cuenca amazónica, dando más valor al metal precioso -por su alto precio- que al agua, que cualitativamente es más valioso, por ser vital para la humanidad y para los cultivos agrícolas, añadió la senadora.
Indicó que el uso de fertilizantes agroquímicos como la urea, derivada del petróleo, está destruyendo la biota de los suelos (honguitos y microorganismos) que se encarga de regenerar la fertilidad de los suelos. Además con las lluvias este producto se va a los ríos y lagos, haciendo que las algas crezcan más y demanden mayor oxígeno y compitan con los peces por el elemento vital, provocando que estos animales se auguen y salgan sin vida a flote, lo cual ya se vio en el país, complementó.
La deforestación de la selva amazónica está cambiando su cualidad, razón por la que las lluvias se están retrasando, y si esto continua así, muy pronto el bosque pasará de húmedo a secó e irá muriendo por sí mismo, explicó Requena.
Respecto al tema del cambio climático, hoy considerado como crisis climática, señaló que es necesario reducir de forma dramática la emisión de CO2 para bajar las temperaturas en el mundo, puesto que se está alterando el equilibrio del planeta y debido al calor generando desastres, como incendios forestales y sequía, entre otros. Dijo que en Bolivia este problema es más significativo debido a que el país se encuentra en el centro del continente y a mayor altura.
Si queremos mantener las temperaturas en niveles óptimos es necesario reducir el consumo y producción de hidrocarburos rápidamente y utilizar sólo un quinto de las actuales reservas probadas de gas que tenemos, y sin embargo estamos pensando en aumentar las reservas para exportar por 10 años más y no tenemos este tiempo, sostuvo la experta.
“No podemos pensar que el futuro va a tener algo que ver con hidrocarburos, además tenemos la úrea con la que estamos provocado dependencia de hidrocarburos, y si encima se plantea aumentar la redes de gas domiciliario, no es viable. Había que pensar en energías renovables”, añadió.
Frente a estos problemas medioambientales, y otros mencionados durante su exposición, la senadora propuso cambiar la visión de desarrollo y preparar otras métricas que vayan más allá del PIB. Aclaró que el año 2015 se probó que no es necesario emitir CO2 para crecer económicamente y que puede haber desarrollo desacoplándose de los hidrocarburos.
Aseguró que Bolivia tiene extraordinarias oportunidades para aplicar una nueva economía -la del siglo XXI- que permita regenerar los bosques, pensar en el bien común, ingresar a una lógica de cooperación y abundancia y no de competencia, como lo hace el capitalismo
Señaló que es central combinar la viabilidad ecológica con la economía y destacó que es importante planificar integrando riesgos, apostar por las finanzas sostenibles, por las energías renovables, por la economía circular, la economía regenerativa y sostenible, y la biotecnología, entre otros.
Debemos respetar los límites biofísicos de la tierra, mantener el bosque en píe y para eso en Bolivia tenemos un montón de posibilidades económicas, como la producción de asaí, almendras, majo, resinas y aceites, además tenemos el turismo y los servicios ambientales, manifestó la especialista .
Asimismo aclaró que proteger la naturaleza no limita, sino más bien brinda oportunidades de creación de fuentes económicas, empleo sostenible y decente, cohesiona y genera comunidades resilientes, donde hay salud y ganas de compartir.
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