Por: Martin Moreira Miembro de la Red Boliviana de Economía Política La industrialización ha sido históricamente el pilar fundamental para el de
Por: Martin Moreira
Miembro de la Red Boliviana de Economía Política
La industrialización ha sido históricamente el pilar fundamental para el desarrollo sostenible de las naciones, pero en Bolivia, durante décadas, fue postergada por intereses particulares que saquearon sus recursos sin generar desarrollo real. La transformación de materias primas en productos con valor agregado no solo impulsa la economía, sino que también genera empleo, moderniza la infraestructura y optimiza el aprovechamiento de los recursos naturales. En este contexto, el Complejo Siderúrgico del Mutún representa un modelo tangible de cómo la industrialización puede consolidar la sostenibilidad y la autosuficiencia productiva en el país, marcando un hito en el camino hacia una Bolivia más fuerte e independiente en términos productivos.
La industrialización ha sido históricamente el pilar fundamental para el desarrollo sostenible de las naciones. La capacidad de transformar recursos naturales en productos con valor agregado no solo impulsa el crecimiento económico, sino que también genera empleo, moderniza la infraestructura y optimiza el aprovechamiento de los recursos. En este contexto, el Complejo Siderúrgico del Mutún emerge como un ejemplo tangible de cómo la industrialización puede consolidar la sostenibilidad y la autosuficiencia productiva en Bolivia.
El proceso de industrialización de Bolivia, impulsado por el presidente Luis Arce, busca generar empleo, incrementar los ingresos nacionales y ampliar la base productiva del país. Para ello, se ha priorizado el desarrollo de diversas industrias estratégicas, entre ellas la agroindustria, que abarca la producción de cereales, tubérculos, hortalizas y frutas. También se ha puesto énfasis en la producción pecuaria y acuícola, incluyendo productos cárnicos, piscícolas y lácteos. En el ámbito de la biotecnología y la energía, se han impulsado los alimentos balanceados, los biofertilizantes y el biodiésel. Asimismo, la minería y la metalurgia juegan un papel clave con la explotación de litio, zinc, hierro y química básica.
Dentro de este plan de industrialización, destacan varios proyectos estratégicos que se están desarrollando en diferentes regiones del país. En El Alto, se ha instalado el Hospital Nuclear y la fábrica de reactivos, la planta de Biocombustible y una planta procesadora de papa, mientras que en Mizque, Cochabamba, se encuentra en funcionamiento una planta procesadora de lácteos. En Chuquisaca, se ha construido una planta procesadora de alimentos balanceados, y en Viacha, una planta de almacenamiento y transformación de cereales. Santa Cruz alberga dos proyectos fundamentales: una planta de acopio y transformación de grasas y aceites reciclados, y la primera planta de biodiésel del país. Uno de los hitos más importantes dentro de este proceso es la Siderúrgica Básica para la Fabricación de Laminados de Acero en el Mutún, que busca consolidar a Bolivia en el sector siderúrgico regional.
Ubicado en la región de Santa Cruz, el complejo del Mutún está diseñado para aprovechar al máximo uno de los yacimientos de hierro más grandes del mundo. Integrado por siete plantas -Concentración, Peletización, Reducción Directa del Hierro (DRI), Acería, Laminación, Eléctrica y de Servicios Auxiliares-, el complejo ha avanzado significativamente en su construcción y puesta en marcha. De estas, seis ya están terminadas, mientras que la planta de Reducción Directa del Hierro estará lista a finales de este mes.
El impacto inmediato del complejo se verá reflejado en la producción de acero y sus derivados. Las plantas de Concentración y Peletización iniciarán su producción este fin de semana, con el objetivo de generar pelets para la exportación, con compradores ya asegurados en Argentina y Brasil. Posteriormente, en abril, las plantas de Acería y Laminación entrarán en funcionamiento, produciendo barras corrugadas y alambrón para la industria de la construcción.
En cuanto a la capacidad productiva, se prevé alcanzar entre 2.000 y 3.000 toneladas de acero en abril, con una curva de crecimiento que llevará la producción a cerca de 14.000 toneladas en noviembre y diciembre. Para enero de 2026, el complejo alcanzará su capacidad máxima de 18.000 toneladas mensuales, con una producción anual estimada en 200.000 toneladas.
El desarrollo de este complejo no solo representa un avance en la industrialización del país, sino que también demuestra cómo es posible generar valor agregado a los recursos naturales dentro del territorio nacional. Además, el proyecto ha impulsado la creación de infraestructura complementaria, como acueductos, gasoductos y plantas de oxígeno y licuefacción, necesarias para el funcionamiento eficiente de las operaciones.
El Mutún es un ejemplo de cómo la industrialización puede ser el motor de un desarrollo sostenible. No solo fortalece la economía, sino que también fomenta la innovación tecnológica y la generación de empleos de calidad. La apuesta por la producción de acero dentro del país es una estrategia clave para reducir la dependencia de importaciones y fortalecer el mercado interno, consolidando a Bolivia como un actor relevante en la industria siderúrgica regional.
El presidente Arce ha señalado que la industrialización debe ser una política de Estado y no solo una iniciativa de gobierno, con el objetivo de diversificar la economía, aumentar la productividad agropecuaria, generar valor agregado a los recursos naturales, reducir la dependencia de productos extranjeros y mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables.
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