El FMI, jefe de campaña: Injerencia económica en las elecciones bolivianas   

El FMI, jefe de campaña: Injerencia económica en las elecciones bolivianas  

Por: Martín Moreira Miembro de la Red Boliviana de Economía Política El Foro Liderazgo para un Nuevo Ciclo se ha convertido en un escaparate de

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Por: Martín Moreira

Miembro de la Red Boliviana de Economía Política

El Foro Liderazgo para un Nuevo Ciclo se ha convertido en un escaparate de sumisión política a los lineamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Más que un espacio de debate, fue una demostración de quiénes están dispuestos a seguir, sin cuestionamientos, las recetas neoliberales que han sumido a muchos países en crisis. La falta de argumentos sólidos, el uso de la especulación como herramienta de manipulación y la ausencia de un análisis serio sobre los indicadores económicos del país revelaron el verdadero propósito del evento: justificar la venta de Bolivia a los grandes intereses privados. Ante este panorama, surgen preguntas clave: ¿por qué no hubo una interpelación directa a los sectores económicos que evaden su responsabilidad en la repatriación de divisas? ¿Por qué los candidatos presentes prefirieron alinearse con el FMI en lugar de defender un modelo de desarrollo soberano?

La línea discursiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) proporciona herramientas políticas para el Foro Liderazgo para un Nuevo Ciclo. Este foro fue una demostración de quién seguirá a cabalidad los lineamientos del FMI y de cómo, a base de especulación y sin manejar indicadores económicos, pueden vender el país para favorecer a quienes más fortunas han amasado en estos tiempos, como el sector del agronegocio, la banca y la minería.

Además, quedó en evidencia el servilismo de ciertos candidatos a la presidencia, quienes parecen alinearse sin cuestionamientos con la agenda del FMI. Después de escuchar tanta mentira y especulación, me surge una pregunta: ¿por qué estos mediocres actores de la política no invitaron a gente del equipo de económico del Estado para que les restregara en la cara los indicadores económicos?

También cabe preguntarse: ¿cuál es la promesa hecha a Andrónico para que continúe con el discurso nefasto del FMI? Y, finalmente, ¿por qué este supuesto foro no generó una interpelación directa a los actores económicos que no repatrian los dólares ganados por las exportaciones de productos nacionales ni impulsan una mayor inversión en el país? ¿Por qué, en cambio, solo realizan reinversiones mínimas, solicitando préstamos en bolivianos a los bancos para endeudarse y luego justificar una devaluación?

¿Será que buscan estafar al país y a los bolivianos una vez más?

Primero, es necesario responder al informe político del auspiciador del Foro Liderazgo para un Nuevo Ciclo, el FMI o, mejor dicho, del verdadero jefe de campaña de todos los participantes en el evento. Un evento diseñado para justificar la venta del país y la imposición de un modelo económico que asfixia a las clases vulnerables, trasladando la deuda pública a quienes menos tienen, es decir, al 90% de la población, mientras beneficia al 10% que ahora manipula los precios de los alimentos con fines políticos, siguiendo al pie de la letra el recetario del Fondo Monetario. Todo esto bajo la vieja y conveniente excusa de que es necesario aplicar medidas de shock.

Al revisar el informe como corresponde, encontramos más de lo mismo: el mismo enfoque repetitivo del FMI, pero esta vez con omisiones claras e intencionales sobre los procesos económicos que Bolivia ha vivido y que el Estado ha enfrentado de manera oportuna.

En primer lugar, el FMI no toma en cuenta los indicadores positivos de 2024, un año en el que el Estado generó más de 4.800 millones de dólares para cumplir con la deuda externa, la subvención en gasolina, diésel y alimentos, que superó los 2.600 millones de dólares, y la dotación al sistema financiero de más de 700 millones de dólares, según el informe del Banco Central de Bolivia a diciembre de 2024. Además, se logró la estabilización y el crecimiento de las Reservas Internacionales Netas, que pasaron de 1.700 millones de dólares en enero de 2024 a 1.974 millones de dólares, fuera de los pagos efectuados.

El FMI también niega la correcta aplicación de la Ley del Oro, que permitió la compra de 14,38 toneladas de oro, aclarando que no se tocaron las reservas existentes, sino que, al contrario, se hicieron crecer y estabilizaron. Tampoco se menciona en el informe la exitosa contribución de las empresas públicas, que generaron inversiones en salud, educación e infraestructura. El crecimiento de las recaudaciones impositivas, ni la generación de recursos para beneficiar a más de 4 millones de bolivianos con bonos, ni el acceso a un servicio de salud gratuito a través del SUS para más de 7,5 millones de ciudadanos bolivianos.

Por último, el informe no toma en cuenta la apertura con el sector exportador, que permitió la liberación de las exportaciones y la reducción de la burocracia, pasando de 100 a 5 días.

Por todo esto, este informe parece más un pronunciamiento político que una evaluación objetiva. Se utiliza como una excusa para dar líneas de acción y justificar la venta de Bolivia a precio de “gallina muerta”. Es aún peor, ya que el FMI nuevamente se aplaza en un informe que pretende ser imparcial y se convierte en la bandera de la derecha liberal, con cero compromiso hacia ese 90% de bolivianos que luchamos día a día.

Ahora, los beneficiados por la línea política del FMI, primero que nada, ¿qué quiso decir el precandidato Branko Marinkovic con su discurso?:

«Bolivia necesita un modelo económico nuevo que achique el Estado y reduzca el gasto público.»

En pocas palabras, venderá los recursos naturales al mejor postor sin ningún control estatal sobre los ingresos generados por las materias primas estratégicas, lo que no beneficiará a los bolivianos.

Por otro lado, la precandidata Amparo Ballivián afirmó:

«¿Por qué un gobierno que está sufriendo por dólares sigue poniendo trabas a las exportaciones?»

La realidad es que el Estado otorgó todas las condiciones a los exportadores, quienes traicionaron esos beneficios al no repatriar los dólares comerciales. Carbajal parece no comprender que, en los últimos cuatro años, las exportaciones alcanzaron más de 44.564 millones de dólares, de los cuales el 30% (13.360 millones de dólares) provino del sector exportador estatal y se incorporó a las Reservas Internacionales Netas. Estos recursos se utilizaron para pagar diversas obligaciones del Estado, incluyendo subsidios, el servicio de deuda y la generación de dólares para el sistema financiero.

Pero la pregunta clave es: ¿qué pasó con el 70% restante de las exportaciones del sector privado, que equivale a 31.194 millones de dólares?

Los datos son elocuentes: de ese monto, ni siquiera el 25% ingresó al sistema financiero. Entonces, ¿de qué dólares comerciales habla Carbajal? Solo demagogia política.

El precandidato Rodrigo Paz propuso como primer objetivo terminar con el “Estado tranca” en el que, según él, se ha convertido Bolivia tras “20 años de desastres”. Sin embargo, sería oportuno recordarle que su accionar político evoca la alianza del MIR con el ADN, un pacto que significó olvidar los crímenes de la dictadura y sellar un cogobierno, traicionando así a los propios militantes del partido que en ese entonces presidía su padre, Jaime Paz Zamora. La pregunta es: ¿Paz olvidará que, de ser presidente, debe gobernar para todos los bolivianos y no solo para las logias que representa?

Cuando habla de «Estado tranca», ¿se refiere acaso a un Estado que impide que el país sea vendido a sus aliados en Estados Unidos? ¿O más bien a que él podría negociar mejor los precios de las materias primas para su propio beneficio personal? Sería bueno que Paz se quite la máscara de quien dice comprender la pluralidad de Bolivia, pues su discurso lo muestra como un liberal especulador y oportunista que prioriza únicamente sus intereses.

Por otro lado, Samuel Doria Medina “propone un tiempo para transformar el país y, en 100 días, traer los dólares”. Antes de hacer semejantes promesas, este neófito precandidato debería aclarar si realmente tiene depósitos en dólares dentro del sistema financiero boliviano. También debería explicar por qué negoció la venta de Soboce en Perú con el grupo Gloria y qué hizo con los millones obtenidos de esa transacción. ¿Los trajo a Bolivia?

Además, resulta contradictorio que Doria Medina tenga créditos en bolivianos para construir sus torres y, al mismo tiempo, proponga una devaluación de la moneda, lo que le permitiría beneficiarse pagando apenas el 40% de su deuda. ¿Pretenderá, una vez más, estafar al Estado y a los bolivianos como cuando fue ministro de Planificación? ¿Cómo creer en un precandidato que promete traer dólares cuando sus propios fondos aún se encuentran en cuentas offshore?

Por último, el impresentable Andrónico Rodríguez expresó su preocupación por que la gente crea que “el modelo plural del MAS ha fracasado”. Sin embargo, hubiera sido mejor que admitiera que él y la nueva derecha que representa son responsables del 7% de inflación en 2024. ¿Cómo puede decir que le preocupa el pueblo si no aprueba créditos para las regiones?

Lo único que ha hecho Andrónico, lamentablemente, es alinearse con la ultraderecha boliviana y sumarse al discurso político del Fondo Monetario Internacional. En pocas palabras, Rodríguez ha abierto nuevamente la puerta a la destrucción de la nacionalización, permitiendo que se pisotee la Constitución Política del Estado solo por sus intereses personales y su ineptitud como político. En lugar de ser un referente de cambio, se ha convertido en el representante de una nueva derecha basada en la ilegalidad.

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