Modelos en contraposición: Un análisis de los modelos económicos boliviano y argentino

Modelos en contraposición: Un análisis de los modelos económicos boliviano y argentino

Por Martín Moreira Forma parte de la Red de Economía Política Boliviana Los modelos económicos de Bolivia y el modelo económico argentino de Ja

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Por Martín Moreira

Forma parte de la Red de Economía Política Boliviana

Los modelos económicos de Bolivia y el modelo económico argentino de Javier Milei representan dos visiones contrastantes sobre el papel del Estado en la economía y el bienestar social. Mientras que Bolivia ha optado por un enfoque que promueve la intervención estatal, la redistribución de la riqueza y el fortalecimiento de la industria local, Milei propone un modelo basado en la economía de mercado puro, con una mínima participación del Estado. Bolivia a través de políticas como la industrialización y la reinversión en recursos naturales, ha logrado un crecimiento económico sostenible con inclusión social, una de las principales ventajas de su modelo. A diferencia de la visión de Milei, que favorece la privatización y la liberalización total, el modelo boliviano busca equilibrar el desarrollo económico con el bienestar de la población, priorizando la justicia social y la igualdad.

En los últimos cuatro años, Bolivia ha experimentado ajustes a su modelo económico con una transformación significativa en su estructura económica y social. Este cambio ha sido impulsado por una apuesta estratégica en la inversión en recursos naturales y por el avance firme hacia la industrialización con sustitución de importaciones, un paso crucial para reducir la dependencia de insumos y productos del exterior. Este proceso ha priorizado que el modelo económico implemente la redistribución de recursos, el fortalecimiento del mercado interno y el papel estratégico del Estado en sectores claves.

Este enfoque ha permitido no solo un crecimiento económico sostenido, sino también una notable reducción de la pobreza y la desigualdad, posicionando a Bolivia como un referente en la región. A pesar de la coyuntura de crisis política vivida en 2024, el país logró avances significativos gracias a la implementación de políticas monetarias impulsadas por el Banco Central de Bolivia, leyes clave como la Ley 1503, conocida como la «Ley del Oro», y la participación decisiva de empresas estatales.

Estas medidas permitieron aumentar las reservas internacionales en más de 267 millones de dólares, alcanzando un total de 1.976 millones de dólares. Además, beneficiaron a más de cuatro millones de habitantes mediante programas sociales como el Bono Juancito Pinto para escolares, el Bono Juana Azurduy para mujeres gestantes y la Renta Dignidad para adultos mayores y personas con discapacidad. Por otro lado, el Sistema Único de Salud (SUS) se consolidó como un logro que beneficia a todos los bolivianos por igual.

A pesar de enfrentar un boicot económico impulsado por diversos actores mediáticos y políticos, el país creció un 2,61 %, superando en más de un punto porcentual las previsiones realizadas por algunos organismos internacionales. Se cumplió de manera puntual con el servicio de la deuda externa, que alcanzó los 1.500 millones de dólares. Asimismo, el Estado boliviano financió importantes subsidios a combustibles y alimentos, con un costo superior a los 2.800 millones de dólares.

Además, se inyectaron más de 700 millones de dólares al sistema financiero y se realizaron inversiones significativas en los sectores de salud, educación e infraestructura.

Estos logros reflejan la fortaleza del modelo económico boliviano, respaldado por un crecimiento constante del Producto Interno Bruto (PIB) y la expansión de programas sociales que han mejorado considerablemente la calidad de vida de millones de bolivianos.

Diferencias entre los modelos económicos Liberal y el social comunitario Productivo

En los últimos años, Bolivia ha dado pasos significativos en el desarrollo de su matriz productiva, abarcando sectores clave como la minería, la agropecuaria, la industria, los hidrocarburos y la manufactura. Este enfoque, basado en la gestión estratégica de los recursos naturales y la participación activa del Estado, contrasta marcadamente con otros modelos liberales, como el implementado por el presidente argentino Javier Milei.

El modelo liberal de Milei depende de monedas extranjeras, como el dólar, y recurre al Fondo Monetario Internacional (FMI) para financiamiento, lo que limita la capacidad del Estado para implementar políticas sociales, como bonos dirigidos a poblaciones vulnerables. Además, restringe la participación estatal en la matriz productiva, dejando sectores estratégicos en manos del mercado.

A continuación, se analizarán algunas diferencias clave para comprender el valor del modelo económico boliviano y su impacto positivo en el desarrollo del país.

  1. Rol del Estado

Modelo económico boliviano:

Bolivia ha adoptado un modelo social comunitario con un fuerte énfasis en el desarrollo de la industria y en su vocación social, buscando generar bienestar para la población. En los últimos cuatro años, la industrialización ha sido impulsada como base del crecimiento económico, con el objetivo de reducir la dependencia de las importaciones. El Estado desempeña un papel central en la economía, controlando sectores estratégicos como los hidrocarburos, la minería, la electricidad y las telecomunicaciones.

Además, promueve la redistribución de la riqueza a través de programas sociales financiados con recursos provenientes de las empresas estatales.

Modelo de Javier Milei:

El modelo libertario promovido por Javier Milei propone un Estado reducido a sus funciones esenciales: justicia, seguridad y defensa nacional. Este enfoque busca maximizar la libertad individual y minimizar la intervención estatal en la economía y la vida de los ciudadanos. Sin embargo, su implementación ha despertado críticas debido a los posibles efectos negativos que genera, especialmente en áreas sensibles como la educación, la salud y la asistencia social, donde una reducción drástica del rol estatal podría aumentar la desigualdad y limitar el acceso de los sectores más vulnerables a servicios básicos.

Propone privatizar empresas estatales, eliminar subsidios y minimizar la intervención del Estado en la economía.

  1. Recursos Naturales

Modelo económico boliviano:

Los recursos naturales son considerados propiedad del Estado y se gestionan bajo un enfoque soberano, con el objetivo de maximizar los beneficios sociales. Esto incluye la nacionalización de sectores clave, como los hidrocarburos, la reinversión en exploración, y la industrialización, que agrega valor a la materia prima, genera puestos de trabajo y captura recursos que se reinvierten en la sociedad.

Los ingresos generados por estos recursos financian inversiones públicas, infraestructura y programas destinados a la lucha contra la pobreza.

Modelo de Javier Milei:

La propuesta de Javier Milei para el manejo de los recursos naturales, basada en un modelo de libre mercado, plantea serias preocupaciones sociales y ambientales. Al priorizar la explotación privada sin restricciones, su enfoque podría fomentar la sobreexplotación de los recursos y generar un impacto negativo en los ecosistemas. Al eliminar la regulación estatal, se abre la puerta a prácticas extractivistas desmedidas, que no solo comprometerían la sostenibilidad a largo plazo, sino que también aumentarían la vulnerabilidad de las comunidades locales frente a la contaminación y el deterioro ambiental. La lógica de priorizar la eficiencia económica y la atracción de inversiones privadas corre el riesgo de ignorar las implicancias sociales y ecológicas de estas actividades.

Además, este modelo debilita la capacidad del Estado para garantizar una distribución equitativa de las riquezas generadas por los recursos naturales, dejando a las comunidades cercanas a los yacimientos en situaciones de desprotección. La privatización absoluta podría excluir a estas poblaciones de los beneficios económicos, perpetuando la desigualdad y agravando conflictos sociales. La experiencia en otros países demuestra que la ausencia de regulación en sectores extractivos favorece la concentración de ganancias en manos de grandes corporaciones, mientras los costos ambientales y sociales recaen sobre la sociedad. La visión de Milei, aunque busca fomentar el crecimiento económico, puede resultar en un desarrollo insostenible que afecte tanto al medio ambiente como a las generaciones futuras.

  1. Redistribución de la Riqueza

Modelo económico boliviano:

El enfoque principal es reducir la desigualdad mediante políticas redistributivas, como los bonos sociales (como el Bono Juancito Pinto, el Bono Juana Azurduy para mujeres gestantes, y la Renta Dignidad para adultos mayores y personas con discapacidad), así como proyectos de inversión pública.

Los ingresos del Estado se destinan a financiar servicios básicos, además de salud y educación gratuitas.

Modelo de Javier Milei:

El rechazo de Milei a la redistribución de la riqueza, considerado un pilar en su modelo libertario, plantea serias preocupaciones sobre sus consecuencias sociales. Milei argumenta que cualquier forma de redistribución forzada distorsiona los incentivos económicos y fomenta la dependencia, proponiendo en su lugar que el mercado regule la distribución de recursos según la productividad y el mérito individual. Sin embargo, esta visión ignora las profundas desigualdades estructurales que dificultan la competencia en igualdad de condiciones. Sin intervención estatal, las brechas entre los sectores más ricos y los más pobres podrían ampliarse, perpetuando ciclos de exclusión social.

En este contexto, la privatización total de servicios esenciales como la educación y la salud profundizaría aún más estas desigualdades. La falta de acceso universal a estos derechos básicos relegaría a las poblaciones de bajos ingresos a opciones limitadas o inexistentes, comprometiendo su capacidad para mejorar su calidad de vida y participar activamente en la economía. Además, la ausencia de un sistema redistributivo reduce la capacidad del Estado para actuar como un moderador en tiempos de crisis, dejando a las personas más vulnerables sin redes de protección. Si bien el modelo de Milei promueve la libertad individual y la eficiencia del mercado, sus implicancias podrían ser devastadoras para la cohesión social y el desarrollo equitativo.

  1. Política Monetaria

Modelo económico boliviano:

Bolivia mantiene un sistema de tipo de cambio fijo y un fuerte control por parte del Banco Central. La emisión monetaria está coordinada con las políticas del gobierno para garantizar la estabilidad económica.

En los últimos años, el modelo ha sido criticado por el uso excesivo de reservas internacionales y los déficits fiscales, los cuales, sin embargo, han permitido controlar el índice inflacionario y proteger el poder adquisitivo de las clases de menores recursos. Más que un déficit, se lo considera como una inversión en el bienestar de la población en general, mediante la subvención de combustibles y alimentos, la inversión en programas sociales y la búsqueda de una menor desigualdad social.

Modelo de Javier Milei:

La propuesta de la dolarizar la economía argentina, eliminando el peso y adoptando el dólar estadounidense como moneda oficial, busca combatir la inflación crónica y estabilizar la economía. Sin embargo, esta medida acarrea importantes riesgos. La pérdida de soberanía monetaria privaría al país de herramientas clave, como la emisión de moneda y la política de tasas de interés, necesarias para responder a crisis económicas internas. Además, la dolarización podría encarecer las exportaciones argentinas al fortalecer la moneda en términos reales, afectando negativamente la competitividad internacional y perjudicando a sectores productivos clave.

La eliminación del Banco Central, planteada por Milei como una solución para evitar la inflación, también genera preocupación. Sin un prestamista de última instancia, los bancos quedarían expuestos a mayor riesgo en tiempos de crisis, lo que podría desestabilizar el sistema financiero. Además, la imposibilidad de financiar déficits fiscales mediante emisión monetaria forzaría ajustes abruptos en el gasto público, afectando programas sociales y servicios esenciales. Aunque la dolarización podría estabilizar precios en el corto plazo, experiencias similares en otros países y en la Argentina misma durante los años de convertibilidad advierten sobre los desequilibrios económicos y sociales que esta medida puede generar a largo plazo.

  1. Comercio Internacional

Modelo económico boliviano:

Bolivia adopta un enfoque proteccionista en ciertos sectores para proteger la industria local, aunque también busca diversificar sus mercados de exportación. En los últimos años, se han realizado cambios estructurales, como la apertura de exportaciones con planificación anual, la reducción de la tramitología y la implementación de los CEDEIM para la repatriación de divisas, fomentando así las exportaciones en el país.

Se priorizan acuerdos comerciales que beneficien a los sectores estratégicos.

Modelo de Javier Milei:

La propuesta de abrir completamente la economía argentina al comercio internacional, eliminando barreras arancelarias, plantea importantes riesgos para la producción local y el empleo. Si bien el libre comercio puede beneficiar a los consumidores mediante precios más bajos y mayor diversidad de productos, la ausencia de medidas de protección para las industrias nacionales expone a sectores clave de la economía a una competencia desleal con grandes economías que operan con menores costos de producción. Esto podría llevar al cierre masivo de empresas locales incapaces de competir, desencadenando despidos y aumentando la desocupación, especialmente en las regiones más vulnerables del país.

Además, una apertura comercial indiscriminada puede generar dependencia económica de productos y servicios extranjeros, debilitando la capacidad del país para desarrollar cadenas productivas propias y reduciendo su soberanía económica. Sin aranceles que promuevan el desarrollo de la industria nacional, sectores estratégicos como la manufactura y la tecnología podrían estancarse, limitando las oportunidades de innovación y crecimiento económico. Aunque Milei sostiene que el proteccionismo afecta la competencia y el bienestar de los consumidores, los impactos negativos de una apertura total podrían superar los beneficios, profundizando la desigualdad social y comprometiendo la estabilidad económica del país.

En resumen, el modelo boliviano destaca la importancia de un Estado fuerte que regula la economía y redistribuye la riqueza, garantizando la inclusión social y el bienestar de todos los sectores de la población. A través de políticas de industrialización, reinversión en la exploración de materias primas estratégicas y una mayor intervención estatal en sectores clave, Bolivia busca un desarrollo económico sostenible y justo para sus ciudadanos. En contraste, el modelo de Milei propone una economía de mercado puro, con mínima intervención estatal, privatización y liberalización total, lo que podría generar desigualdades y limitar el acceso de la población a servicios y recursos básicos. Estas diferencias reflejan dos enfoques distintos sobre cómo organizar la economía, con el modelo boliviano priorizando el bienestar colectivo y el desarrollo social.

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