“No estamos en recesión (…) Estamos creciendo con una inflación moderada”, dijo el mandatario quien denunció que, en el plano político, se buscó desga
“No estamos en recesión (…) Estamos creciendo con una inflación moderada”, dijo el mandatario quien denunció que, en el plano político, se buscó desgastar su Gobierno con el objetivo de acortar su mandato.
El presidente Luis Arce calificó 2024 como un año difícil para Bolivia, aunque destacó la capacidad de recuperación del país. “Fue el peor que hemos podido soportar, pero lo estamos superando”, afirmó en una conferencia de prensa donde evaluó la gestión y proyectó un mejor 2025, el cual, según dijo, será “el año del restablecimiento de la estabilidad económica”.
Pese a los desafíos, la economía boliviana logró crecer, sostuvo el mandatario. “No estamos en recesión, pese a no contar con uno de los dos motores de crecimiento, enfrentar problemas políticos y una difícil coyuntura internacional. Estamos creciendo y con una inflación moderada”.
Arce reconoció las dificultades enfrentadas, como el bloqueo económico en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), el impacto de conflictos políticos y la crisis internacional. Sin embargo, enfatizó que las medidas asumidas permitieron preservar empleos y mantener la producción y mantener una estabilidad moderada, en comparación con otros países de América Latina.
La perspectiva de restablecer la estabilidad económica el próximo año se asienta en los mecanismos e incentivos previstos en el Presupuesto General del Estado (PGE) 2025, por un lado, y la puesta en marcha de plantas industriales para sustituir importaciones, ahorrar divisas y garantizar el abastecimiento interno. Además, el presidente aseguró que las decisiones económicas no estarán condicionadas por el contexto electoral.
“Con la unidad y apoyo del pueblo boliviano, 2025 será un año mejor que 2024”, recalcó.
Factores externos
Entre las causas del difícil 2024, Arce destacó la guerra Rusia-Ucrania, el conflicto Israel-Palestina, la inflación global y las tasas de interés aún elevadas. “Hay una inflación mundial que está afectando a la vida de todos los bolivianos, latinoamericanos, de todos en el mundo (…) esa inflación importada afecta a los precios de todo lo que importamos, desde vehículos, entre otros productos”, explicó.
A nivel interno, denunció la prematura electoralización del país, que golpeó la economía y que se tradujo, en el bloqueo, desde 2023, en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) de créditos por más de $us1.228 millones la tentativa de golpe del general de Ejército Juan José Zúñiga, que tuvo una fuerte repercusión económica, y los dos bloqueos de caminos propiciados por Evo Morales entre enero y febrero y entre octubre y noviembre de este año, que paralizaron la economía por 40 días. Como resultado de esta medida de presión, la inflación experimentó un aumento significativo, pasando del 5,53% en septiembre al 7,81% en octubre, y al 8,82% en noviembre.
“Hemos tenido un año bastante duro (…). En el plano político, se buscó desgastar al Gobierno y posicionar una imagen de desinstitucionalización, cuyo objetivo final era el acortamiento de mandato”, sostuvo el presidente.
En el plano económico —añadió—, se buscaba afianzar la idea del “agotamiento del modelo económico” e instalar la imagen de “un gobierno incapaz, que no puede gobernar, que no puede administrar”.
“Hemos enfrentado iliquidez de dólares americanos, el agio y especulación de algunos productos de la canasta familiar”, producto de varios factores; sobre todo climáticos, que afectaron a otros países y generaron el contrabando de productos alimenticios.
“El estrangulamiento político de la Asamblea hacia el Gobierno está repercutiendo en la población”, dijo Arce, quien señaló que la falta de aprobación de créditos afectó el flujo de divisas.
“Una economía se financia con dos motores, el financiamiento interno y el financiamiento externo. El financiamiento interno está funcionando, la economía crece, hay recaudaciones de impuestos (…) pero el motor que ha quedado prácticamente en cero es el motor del financiamiento externo”, explicó el mandatario.
Debido al bloqueo de los créditos, el país tuvo que enfrentar un déficit en el flujo neto de la deuda externa, que es la relación de desembolsos y el servicio de la deuda. “Si uno recibe nuevos desembolsos que compensan el flujo de pago de deuda, estamos bien, pero si pagamos deuda y no recibimos nuevos desembolsos, es una salida neta de nuestro bolsillo, y eso es lo que ha empezado a pasar el 2023”, recalcó.
En 2023, el flujo negativo fue de $us366 millones y en 2024 de $us856 millones, que hacen un total de $us1.222 millones en dos años.
“Cuando la población no encuentra dólares, reclama el gobierno nacional, pero yo tengo que pagar la deuda, tengo que cuidar la imagen del país” subrayó. El pago de la deuda no se compensa con nuevos desembolsos, en consecuencia, hay menos inversión pública, y hay menos dólares en la economía”.
El presidente también desmontó uno de los argumentos de los asambleístas nacionales para no dar vía libre a la aprobación de créditos: el endeudamiento externo. Cuando Arce llegó al Gobierno, en 2020, el saldo de la deuda externa como porcentaje del Producto Interno Bruto era de 33, que se redujo a noviembre al 26,8%.
El otro gran problema identificado por Arce es el agotamiento de los campos de gas y el desabastecimiento interno de diésel y gasolina, debido a que no se “cuidó la nacionalización” y no se invirtió en explorar nuevos campos, lo que llevó a depender cada vez más de las importaciones de ambos combustibles.
“Estamos enfrentando una salida neta de capitales debido al aumento de volúmenes y precios del petróleo”, sostuvo.
Medidas para la recuperación
Sin embargo, para contrarrestar este desequilibrio, el gobierno volvió a invertir en exploración, que garantizan la producción de hidrocarburos a partir del 2025-2026. Algunos pozos pequeños empezarán a producir en 2025 y otros, como Mayaya X1, a partir del 2026.
El Gobierno implementó acciones para contrarrestar la coyuntura económica, como mantener la subvención de hidrocarburos y alimentos, reducción de aranceles para productos de consumo masivo, el permiso para el uso de semillas genéticamente modificadas, resistentes a eventos climáticos, la importación de productos afectados por ataques especulativos, puentes aéreos para traer productos a los mercados de occidente, incentivos para producir la materia prima de los biocombustibles, intensificación de los controles fronterizos, y hasta el control de precios en los mercados, que es una competencia absolutamente municipal.
El Gobierno también continuó con el proceso de industrialización, con sustitución de importaciones, y la diversificación de la economía, que darán una solución estructural a algunos de los problemas que se manifestaron en 2024.
“Hemos empezado a poner las piedras fundamentales para consolidar la base económica, para avanzar hacia un futuro de crecimiento sostenible, para ampliar las fuentes generadoras de riqueza para el país, y no depender de un solo producto (gas)”, apuntó en referencia a los dos contratos para el aprovechamiento del litio suscritos con Uranium One y CBC, que aún deben ser aprobados por la ALP.
Arce destacó la pronta inauguración de la Planta Siderúrgica del Mutún, que ahorrará $us 200 millones anuales en importaciones de acero, y la construcción de una planta de fundición de zinc.
Arce también resaltó el desarrollo de nuevos mercados y alianzas estratégicas, como el ingreso a los BRICS, que le permitirá al país acceder a un mercado potencial de 2.600 millones de habitantes y a la tecnología desarrollada por este grupo de países emergente; el ingreso al Mercosur o negociaciones bilaterales con países, entre las que citó a Egipto y Chile. “Con Chile, por ejemplo, estamos abriendo mercado para la leche y la carne”.
“Estamos haciendo las cosas bien, estamos trabajando”, recalcó Arce, confiado en que las políticas adoptadas cimentarán el crecimiento sostenible del país.
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