Por: Martin Moreira El Índice de Precios al Consumidor (IPC) es uno de los termómetros más utilizados para medir la inflación y el poder adquisitiv
Por: Martin Moreira
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) es uno de los termómetros más utilizados para medir la inflación y el poder adquisitivo de los ciudadanos. En agosto, el país registró una variación mensual positiva de 1,58% respecto a julio que fue de 0,48%, lo cual puede parecer, a simple vista, un dato estadístico más. Sin embargo, al analizar este incremento en el contexto actual de especulación en diversos productos, provocada en parte por la desinformación difundida en redes sociales y el contrabando inverso, sumado a los desafíos externos, las cifras adquieren una relevancia mucho mayor.
La inflación no solo se explica por factores internos, sino también por un entorno global turbulento. El aumento en los costos del transporte internacional ha sido uno de los principales motores del alza en los precios. La crisis de las cadenas de suministro se ha agudizado con los conflictos geopolíticos recientes, ha encarecido los costos de mover mercancías alrededor del mundo. El país no es ajeno a esta realidad, y los costos se trasladan inevitablemente a los productos que llegan a los hogares.
Por otro lado, la industria local también ha sufrido el impacto de la elevación de los precios de insumos esenciales. Desde materias primas hasta productos tecnológicos, las empresas están enfrentando aumentos significativos en sus costos de producción. Esto no solo afecta a los grandes conglomerados, sino también a las pequeñas y medianas empresas, que en muchos casos no tienen la capacidad de absorber estos aumentos y se ven obligadas a trasladarlos al consumidor final.
A esto se suman los efectos meteorológicos, que están golpeando con fuerza la producción agrícola. Las sequías, inundaciones y otros fenómenos extremos están afectando la oferta de alimentos, encareciendo productos básicos que tienen un impacto directo en el IPC.
El incremento de 1,58% en el IPC en agosto se debe tanto a factores internos como externos. Si bien la especulación y la volatilidad de los mercados internacionales tienen parte de la culpa, no se puede ignorar que, a nivel local, la incertidumbre provocada por una excesiva politización malintencionada, impulsada por una prematura electoralización y los intereses personales y político-partidarios, también está jugando un papel importante.
El desafío para las autoridades es claro: deben tomar medidas efectivas para frenar el avance de la inflación sin frenar el crecimiento económico. Esto implica, por un lado, mejorar la regulación para evitar que los especuladores inflen los precios de manera artificial, y por otro, incentivar políticas que permitan a las empresas adaptarse a los cambios globales sin afectar gravemente al consumidor.
EL IPC que registró en agosto una variación positiva de 1,58% respecto a julio y la variación acumulada al octavo mes del año alcanzó a 4,61%, informó este viernes el director del Instituto Nacional de Estadística (INE), Humberto Arandia.
Como es de conocimiento general el punto más alto de la evolución de nuestros precios se dio durante la primera semana de agosto, cuando subieron los precios del pollo, del tomate, del arroz, entre muchas otras cosas.
El IPC es un indicador que mide la variación mensual de los precios de un conjunto de bienes y servicios, representativos del gasto que realizan los hogares.
Los productos con mayor incidencia positiva o subida en agosto 2024 fueron las bebidas gaseosas (8,56%), la carne de pollo (5,91%), la papa (15,93%), los productos de papelería (5,01%), la pasta dental (13,29%) y televisor (9,36%).
Los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) pronosticaron que la inflación de este 2024 en América Latina estará en el orden del 6,9%.
Según el informe del INE, el incremento de 1,58% del IPC de agosto se explica, principalmente, por la variación positiva o subida de los precios en las divisiones recreación y cultura; bienes y servicios diversos; muebles, bienes y servicios domésticos; prendas de vestir y calzados; alimentos y bebidas no alcohólicas; salud; alimentos y bebidas consumidas fuera del hogar; bebidas alcohólicas y tabaco; comunicaciones y vivienda y servicios básicos.
Los precios en las ciudades capitales y conurbaciones llegaron en Cobija a 2,20%, en la Conurbación La Paz a 2,02%; en Potosí a 1,76%, en la Región Metropolitana Kanata a 1,63%; en la Conurbación Santa Cruz a 1,49%; en Oruro a 0,92%; en Sucre a 0,79% y en Trinidad a 0,69%.
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