Moody’s y su deficiente comprensión de los indicadores económicos

Moody’s y su deficiente comprensión de los indicadores económicos

Por: Martin Moreira Una vez más, Moody's, con sede en Estados Unidos, anunció el viernes una rebaja en la calificación crediticia de Bolivia de 'Ca

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Por: Martin Moreira

Una vez más, Moody’s, con sede en Estados Unidos, anunció el viernes una rebaja en la calificación crediticia de Bolivia de ‘Caa1’ a ‘Caa3’. Sin embargo, antes de abordar este tema, sería pertinente cuestionar si esta calificadora comprende realmente qué es un indicador económico. Recordarle que se trata de un dato estadístico que nos permite entender la situación pasada, presente y futura de la economía de un país. Además, nos brinda la posibilidad de compararla con otras naciones para obtener una perspectiva más amplia. Cuando examinamos los procesos involucrados en la formulación de políticas económicas, incluyendo la construcción de modelos basados en la inversión en infraestructura pública y en la transformación de la matriz productiva y exportadora del país, así como políticas económicas sociales como la subvención a los hidrocarburos para respaldar al sector productivo o la subvención de alimentos para estabilizar los mercados y prevenir la inflación excesiva, surge la pregunta: ¿Cuánto le importa a Moody’s que Bolivia lidere la región en términos de indicadores económicos?

Quizás sería más relevante cuestionar si Moody’s comprende o desconoce los procesos económicos detrás de un modelo económico soberano que no depende de fondos especulativos ni de los mercados externos. En lugar de priorizar los estándares convencionales de calificación crediticia, ¿no debería Moody’s considerar la solidez y la sostenibilidad de un modelo económico que busca la independencia y la estabilidad interna?

Para entender adecuadamente la calificación de Caa3, es importante reconocer que implica una calidad crediticia baja y un alto riesgo crediticio. Sin embargo, es crucial recordar que Bolivia es uno de los pocos países que cumple de manera efectiva y puntual con los pagos de servicio de deuda. Más aún, es el único país que canaliza sus créditos directamente hacia la infraestructura, educación y salud. Estos créditos no deben ser vistos simplemente como deuda, sino como inversiones que se traducen en productividad y desarrollo futuro.

Al destinar recursos a la infraestructura, se está invirtiendo en el crecimiento económico a largo plazo. La construcción de carreteras, hospitales y escuelas no solo mejora la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también impulsa la economía al crear empleo y aumentar la productividad.

Además, la inversión en educación y salud forma una base sólida para el desarrollo humano y el progreso social. Una población educada y saludable es más capaz de contribuir al crecimiento económico y a la estabilidad a largo plazo del país.

Cuando se trata de indicadores económicos, Bolivia ha mostrado un desempeño notable. En el 2023, el país experimentó un crecimiento económico del 3,1 %, situándose como la segunda economía de la región con mayor crecimiento. Además, la inflación en el primer trimestre se mantuvo en un mínimo histórico, alcanzando tan solo un 0,74 %, la cifra más baja a nivel regional.

Asimismo, el índice de desempleo, según la Encuesta de Población Económicamente Activa, se sitúa en un 3,6 %. Estos datos reflejan no solo la estabilidad económica del país, sino también su capacidad para expandir y mejorar su sector productivo. Se destaca especialmente el papel crucial que la manufactura está desempeñando en el proceso de industrialización de Bolivia, otorgándole un valor significativo a este sector.

Estos indicadores positivos son un testimonio del progreso económico que Bolivia ha logrado y de su enfoque en el fortalecimiento de su base industrial. Sin embargo, es importante continuar con políticas que fomenten un crecimiento inclusivo y sostenible, garantizando que todos los sectores de la sociedad se beneficien de los avances económicos del país.

Algo que no valora esta calificadora es que Bolivia se encuentra inmersa en un proceso de transformación económica sin precedentes, encaminada hacia la concreción del Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025. Bajo el lema «Reconstruyendo la Economía para Vivir Bien, Hacia la Industrialización con Sustitución de Importaciones», este plan representa un hito en la historia económica del país andino.

Lo que hace este plan distintivo es su enfoque inclusivo, que involucra a todos los componentes de la sociedad. Se trata de un esfuerzo conjunto para potencializar y agregar valor a la materia prima nacional, marcando así un cambio significativo en el paradigma económico del país. Bolivia está dejando atrás la era de privatizaciones para abrazar un modelo que recupera y potencia las capacidades productivas de su población, considerando la riqueza ecológica que la caracteriza.

En el centro de este proceso se encuentra el Banco Central de Bolivia, desempeñando un papel transversal de vital importancia. A través de políticas monetarias, el BCB ha contribuido a la sostenibilidad y el equilibrio de la economía, generando condiciones propicias para la inversión y el desarrollo. Su compromiso con el proceso de industrialización de los recursos naturales y la ampliación de la base productiva ha sido fundamental para la generación de recursos económicos adicionales que impulsan el crecimiento del país.

Desde una perspectiva integral, Bolivia exhibe un modelo económico que se enfoca en el mercado interno, satisfaciendo sus necesidades en constante crecimiento y, al mismo tiempo, generando excedentes para su exportación. En este sentido, se han creado las condiciones propicias para que el sector privado pueda fomentar las exportaciones, contribuyendo así al desarrollo del país y atrayendo inversiones extranjeras que, como efecto secundario, aumentan las reservas de divisas del país.

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