Por: Martin Moreira La extrema derecha en Argentina y en otros países democráticos es una señal de alerta sobre la fragilidad de las instituciones
Por: Martin Moreira
La extrema derecha en Argentina y en otros países democráticos es una señal de alerta sobre la fragilidad de las instituciones democráticas y el Estado de derecho. La retórica populista y la confrontación política pueden tener graves consecuencias para la cohesión social y la estabilidad política.
Es esencial que los ciudadanos, los líderes políticos y las instituciones democráticas estén vigilantes y trabajen en conjunto para preservar los valores democráticos y garantizar que la democracia no se convierta en una herramienta para socavar la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos. El desafío es claro: mantener el equilibrio entre la democracia y la libertad en tiempos de creciente polarización y extremismo.
En los últimos años, hemos sido testigos de un inquietante aumento en la influencia y poder de partidos y movimientos políticos de extrema derecha en países democráticos. Estas fuerzas políticas, caracterizadas por su discurso populista de confrontación y exclusión, han logrado obtener el poder ejecutivo en varios países, desafiando las instituciones del Estado de derecho y minando los fundamentos mismos de la sociedad democrática. Un ejemplo elocuente de esta tendencia es el ascenso del candidato de extrema derecha Javier Milei en Argentina, cuya victoria en las elecciones primarias ha generado preocupación y debate sobre los valores democráticos y la estabilidad del país.
En América Latina, el ascenso de líderes y partidos de extrema derecha ha suscitado preocupación entre los observadores políticos y ciudadanos. La victoria electoral de Jair Bolsonaro en Brasil marcó un punto de inflexión en la región, donde su retórica polarizadora y su enfoque confrontativo han erosionado las instituciones democráticas y el Estado de derecho. En el caso de Argentina, la sorpresiva victoria de Javier Milei en las elecciones primarias ha generado inquietud sobre el futuro de la democracia en el país.
El fenómeno político de Javier Milei en Argentina no puede ser subestimado. Con su discurso radical y sus propuestas económicas extremas, Milei ha logrado atraer a una parte significativa de la población argentina descontenta con la situación económica y social del país. Su retórica confrontativa y su promesa de «despertar leones» han resonado entre aquellos que buscan soluciones rápidas y radicales a los problemas que enfrenta Argentina.
Sin embargo, la llegada al poder de líderes y partidos de extrema derecha plantea serias preocupaciones para la democracia y el Estado de derecho. La llamada «democracia iliberal», en la que las reglas democráticas son utilizadas para socavar las libertades individuales y los controles institucionales, amenaza la estabilidad y la cohesión social en Argentina.
La democracia iliberal, caracterizada por el abuso del poder ejecutivo, la erosión de la separación de poderes y la exclusión de minorías, presenta desafíos fundamentales para la sociedad argentina. El debilitamiento de las instituciones judiciales, la censura de medios de comunicación independientes y la limitación de los derechos civiles pueden llevar a una crisis política y social que afecte especialmente a los grupos más desfavorecidos de la sociedad.
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