Sostenibilidad y efectividad de las políticas alimentarias:  Un análisis necesario para el futuro económico del país

Sostenibilidad y efectividad de las políticas alimentarias: Un análisis necesario para el futuro económico del país

La preocupante situación económica en varios países de la región debido a devaluaciones, inflación y desempleo, que ha llevado a un significativo aume

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La preocupante situación económica en varios países de la región debido a devaluaciones, inflación y desempleo, que ha llevado a un significativo aumento en el precio de los alimentos. Sin embargo, Bolivia ha logrado mantener la estabilidad y crecimiento económico, con una inflación 0,8% en junio de 2023, siendo el país con menor inflación en Sudamérica. Esto se atribuye a políticas clave, como subvenciones a hidrocarburos, priorización del mercado interno para alimentos y la implementación programas de industrialización.

Por Martín Moreira

En la actualidad, es preocupante observar el deterioro económico que afecta a varios países de nuestra región debido a las constantes devaluaciones, aumentos en las tasas de interés e inflación. Estas circunstancias han ocasionado una disminución en la inversión pública, lo que a su vez ha provocado un significativo aumento del precio de los alimentos en un 80%. Además, el desempleo en la región ha experimentado un preocupante crecimiento del 6,7%.

En medio de esta turbulencia económica que afecta a varios países de la región, es destacable que Bolivia se ha mantenido estable y ha experimentado un crecimiento sostenido, el país ha logrado mantener a raya estos problemas económicos.

Según los últimos informes económicos, Bolivia registró una inflación históricamente baja del 0,8% a junio de 2023, posicionándose como el país con menor inflación en Sudamérica y uno de los más bajos a nivel mundial. Esto contrasta con países como Bélgica, que tiene una deflación de -0,5%, Italia con un 0,6%, y China con un 0,7%. Bolivia continúa demostrando su capacidad para mantener la estabilidad de precios en un contexto global convulso.

En los últimos 12 meses, el precio de los alimentos ha experimentado un marcado incremento en varios países de América Latina, lo cual ha generado inquietud entre los consumidores de la región. Algunos alimentos de la canasta básica han llegado a aumentar casi 20 veces su valor; por ejemplo, el huevo ha incrementado su precio hasta un 108%, el aceite hasta un 93%, la carne de pollo un 89%, la carne vacuna un 61%, la harina un 103%, la leche un 63% y el azúcar un 135%. Sin embargo, es importante destacar que en el contexto de nuestro país, el alza de estos alimentos no supera el 3% para productos como el huevo, la leche, la carne vacuna y de pollo. Además, en el caso de la harina y el azúcar, se han mantenido con una tendencia a disminuir su costo.

Entre las razones principales para el aumento de estos alimentos en la región es debido a la demanda que ha superado la oferta en los mercados globales, Existen múltiples factores que han contribuido al aumento de los precios y a los desafíos que enfrenta la industria alimentaria en la región. ¿Cómo en Bolivia ha logrado equilibrar los costos de los principales productos de la canasta básica?

Altos costos de insumos agrícolas: Los productores en América Latina se han visto afectados por los altos costos de insumos agrícolas, lo que ha impactado sus inversiones por segundo año consecutivo. El aumento de los precios de la alimentación para el sector pecuario, los combustibles y los fertilizantes ha generado pocas expectativas de mejoras en el corto plazo.

En el caso boliviano, la decisión del estado de mantener un mercado interno satisfecho se fundamenta en cuatro políticas clave. En primer lugar, se encuentra la subvención a los hidrocarburos, que consiste en una inyección de recursos al aparato productivo. Sin embargo, surge la pregunta: ¿hasta cuándo se mantendrá esta medida?

Para asegurar la continuidad de las subvenciones, el estado ha implementado importantes medidas. Entre ellas, se ha eliminado la comisión a los intermediarios que vendían el diésel y la gasolina al país. Además, se ha mejorado la logística de importación de hidrocarburos y se ha llevado a cabo una rigurosa lucha contra el contrabando y el desvío de estos energéticos hacia actividades ilegales como el narcotráfico y la minería ilegal. Estas acciones buscan reducir los costos de importación y permitir mantener la subvención en diésel y gasolina, lo que llevó a una disminución de hasta un 40% en la importación de los mismos, según informes de YPFB.

En cuanto al alimento para el sector pecuario, se ha establecido una prioridad en el país que

es satisfacer el mercado interno antes de exportar los excedentes por parte de la industria soyera. Esta medida tiene como objetivo estabilizar los precios de insumos alimenticios para el sector pecuario, reduciendo así la incidencia en el alza de los precios y preservando el poder adquisitivo de los bolivianos. Por último el país implemento la planta de urea y plantas de fertilizantes que han ayudado a bajar el precio de estos insumos.

Disminución de la asequibilidad y la inseguridad alimentaria: En muchas regiones del mundo, los alimentos están volviéndose cada vez menos accesibles para los consumidores, lo que ha generado preocupación por la inseguridad alimentaria, especialmente en países de bajos y medianos ingresos. Esta situación ha llevado a las personas a optar por alimentos más básicos debido a la disminución del poder adquisitivo.

En el caso particular de Bolivia, el Presupuesto General del Estado (PGE) para el año 2023 destinará Bs 2.457 millones para incrementar la producción y garantizar la seguridad alimentaria de los bolivianos, con la inversión en desarrollo rural y tierras, desarrollo integral agropecuario e innovación agropecuaria forestal.

El objetivo central de esta inversión será aumentar la producción de diversos productos como algodón, miel, granos, pescado, papa, yuca, carne, frutas, cacao, frutos amazónicos, entre otros, con el fin de garantizar la seguridad alimentaria en el país.

Con estas medidas, se busca contrarrestar los desafíos que implica la creciente disminución de la asequibilidad de los alimentos y asegurar que la población boliviana tenga acceso a una dieta nutricionalmente adecuada y suficiente para su bienestar.

En este contexto, es crucial para los productores de alimentos gestionar los riesgos asociados con la volatilidad de los precios y la escasez de recursos. La inclusión en herramientas de gestión de riesgos puede ser de gran ayuda para afrontar estos desafíos.

Es importante destacar que estas políticas se han implementado con el propósito de mantener un mercado interno sostenible y satisfactorio para la población. Sin embargo, es crucial seguir evaluando la efectividad y sostenibilidad de los diferentes subsidios que el Estado lleva adelante. Además, es necesario buscar formas de aumentar la productividad en la producción de alimentos, como en el caso del trigo o del maíz, donde se pueden aprovechar eventos biotecnológicos para incrementar la producción y así reducir la necesidad de subsidios en estos granos.

Además, en el tema de los hidrocarburos, el Estado está instalando dos plantas de biocombustibles para la producción de biodiesel. Esta iniciativa ayudará a reducir la subvención en 400 millones de dólares, lo que permitirá mantener precios reducidos en diésel y gasolina para los consumidores. Es esencial que se continúe monitoreando y evaluando todas estas medidas con el fin de asegurar que sean sostenibles a largo plazo y beneficiosas para la economía y la población en general.

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