La escuela danza ha sido y es tierra fértil para el surgimiento de bailarinas y bailarines de diversas especialidades. Treinta años significan, para f
La escuela danza ha sido y es tierra fértil para el surgimiento de bailarinas y bailarines de diversas especialidades. Treinta años significan, para fundadores, maestros, ex estudiantes y estudiantes actuales, “una vida dedicada al arte”.
El evento de celebración de los 30 años del Cap Escuelas de Danza se convierte en una ocasión memorable. La llegada desde México de nueve menores prodigio, talentosos bailarines preprofesionales, que compartirán su repertorio clásico y contemporáneo en el Teatro Municipal, el 21 y el 22 de noviembre, es un testimonio del compromiso de la academia con la excelencia artística.
La presentación, denominada “30 años, una vida dedicada al arte”, tendrá una primera parte que ofrecerá al público la compilación de las joyas escénicas de 30 años de trabajo en el mundo dancístico. Contará además con extractos de verdaderas joyas del Capezio: El Mago de Oz, La Bella y la Bestia, Alicia en el País de las Maravillas, Toy Story y Los Beatles, que podrán ser disfrutadas en los géneros de ballet clásico, danza contemporánea, jazz y hip hop.
En la segunda parte, los bailarines invitados, cuyas edades van de los 16 a los 18 años, harán gala de su dominio técnico y su pasión por la danza en una presentación que mostrará un rendimiento excepcional. “Son niños preprofesionales, galardonados en México y en el mundo, de la escuela ProVer de Veracruz, México, que deleitarán con joyas del repertorio del ballet clásico y danza contemporánea”, anuncia la directora general y socia accionista de la academia, Cecilia Pereyra.
La celebración del Capezio es un hito meritorio que deja una huella duradera en la historia de la danza en Bolivia y fuera de sus fronteras. “Esta academia ha superado desafíos y ha crecido de manera constante a lo largo de tres décadas, convirtiéndose en un faro de excelencia artística y formación en danza clásica, contemporánea y otros estilos”, dice su directora general y socia accionista, Cecilia Pereyra.
El viaje de Capezio comenzó en el jardín de la casa de los padres de las fundadoras, cuna de una institución que no solo se mantuvo en la misma ubicación durante sus 30 años, sino que también permitió la formación de jóvenes bailarines de Bolivia y otros países. A pesar de las dificultades para mantener una academia de danza en un país donde no siempre se valora el ballet clásico u otras formas de expresión artística, esta academia prosperó y demostró la importancia de su labor.
Celebración con un mensaje inspirador
La pandemia, que afectó tantos aspectos de la vida, también tuvo un impacto en la comunidad de Capezio. “Todos hemos tenido que recuperarnos, porque la pandemia ha menguado el espíritu de los niños”, lamenta Pereyra.
De hecho, la disminución en el número de estudiantes antes y después de la pandemia es un recordatorio de los desafíos a los que se enfrenta la danza en tiempos difíciles. Sin embargo, la academia sigue enfocada en su misión de formar a la próxima generación de bailarines, “incluso cuando la sociedad valora la inmediatez y la rapidez por encima del riguroso proceso de aprendizaje de la danza”, asevera la directora y maestra.
Por ello, la elección de traer a jóvenes talentos es significativa, ya que será una inspiración para los niños y niñas interesados en la danza en Bolivia. Los nueve conforman el elenco oficial de ProVer (en Pro del talento Veracruzano). “La presencia de cinco bailarinas y cuatro bailarines en el grupo desafía, asimismo, la todavía presente estigmatización que a veces enfrentan varones en este campo y fomenta la diversidad y la igualdad de género en la danza”, afirma Cecilia.
La historia de Capezio no estaría completa sin mencionar el espíritu emprendedor y la visión de los fundadores, así como el apoyo de la familia y la red de contactos internacionales que han contribuido al crecimiento y la diversificación de la academia. Los vínculos establecidos con maestros y coreógrafos extranjeros han enriquecido la experiencia de los estudiantes y han impulsado la calidad artística de este estudio de danza.
Han dejado su sapiencia en el CAP, como se conoce hoy a este estudio de danza, grandes bailarines nacionales e internacionales. Son recordados nombres como Claudia Pereyra, una de las fundadoras, los maestros cubanos Berto Borges y Zoika García, y Noreen Guzmán de Rojas.
Y ahora mismo, su plantel cuenta con maestros de renombre como Ximena Muñoz Reyes, Magali Rodríguez (ballet clásico), Genoveva Duarte, Melanie Anastacia van Allen (ballet contemporáneo), Omar Ganoza y Ulrike Quaiser (Jazz Dance), Daniel Arévalo Garabito (Hip Hop), Ana Laura Floru, Haru Beltrán y Teffi Soria Galvarro.
La celebración de los 30 años de Capezio es un testimonio del poder de la dedicación, la pasión y la visión en el mundo de la danza. “Esta academia ha superado desafíos, ha influido en la formación de jóvenes bailarines y ha establecido puentes culturales a través de la danza”, la fundadora, cuyo legado perdurará como un faro de excelencia en el arte de la danza en Bolivia.
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