Las Tres Etapas del Proceso de Cambio en Bolivia

Las Tres Etapas del Proceso de Cambio en Bolivia

Por: Martin Moreira Un enfoque innovador para el crecimiento Las Tres Etapas de un Proceso de Cambio en Bolivia surgieron como respuesta a las i

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Por: Martin Moreira

Un enfoque innovador para el crecimiento

Las Tres Etapas de un Proceso de Cambio en Bolivia surgieron como respuesta a las injusticias del neoliberalismo, evidenciando su fracaso frente a la actual crisis económica mundial. Iniciado por los Movimientos Sociales, quienes lideraron la nacionalización de hidrocarburos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. La primera etapa se centró en la agenda de la guerra del gas, buscando equidad en la Economía Estatal. La segunda etapa, marcada por la caída de los precios de las materias primas y el distanciamiento del Estado de los Movimientos Sociales, llevó a decisiones políticas equivocadas y culminó en un golpe de estado en 2019. Esto resultó en una crisis económica con decrecimiento, alto desempleo y un manejo económico deficiente. La tercera etapa representa el retorno a la democracia, impulsado por la lucha de los Movimientos Sociales y el pueblo boliviano en las urnas, así como el restablecimiento de la democracia. Posteriormente, se adoptaron medidas acertadas tras la pandemia, centrándose en la reconstrucción económica mediante inversiones para cambiar la matriz productiva, fortalecer la base productiva y proteger el mercado interno. Los indicadores positivos reflejan el éxito de estas medidas, promoviendo un crecimiento sostenible y la generación de bienestar para los bolivianos.

El proceso de cambio surge de las luchas del pueblo, motivado por las diversas injusticias experimentadas durante la época del neoliberalismo. No hay duda de que el modelo de exportación y libre mercado defendido por el neoliberalismo ha sido un completo fracaso, como lo demuestran claramente las consecuencias de la actual crisis económica mundial. Entre otras razones, esto se debe a la aplicación excesiva de terapias de shock económico, las cuales fueron impuestas para establecer el sistema. A pesar de ello, persisten aquellos que confían en estas terapias de shock, las cuales no benefician a las clases privilegiadas, sino que afectan a las poblaciones más vulnerables.

El neoliberalismo, implementado a través de terapias de shock y el capitalismo del desastre, marcó el punto de partida para iniciar «El Proceso De Cambio». Este proceso consta de tres etapas claramente definidas, representando una respuesta a las condiciones históricas que buscan la sostenibilidad de los beneficios, como el mantenimiento del poder adquisitivo, el crecimiento económico y la reducción de la inflación.

Primera Etapa: La Reconquista del Poder mediante a través del cumplimiento de la Agenda de la Guerra del Gas

La Primera Etapa se fundamentó completamente en la agenda de la guerra del gas como una reconquista del poder para el pueblo boliviano y los Movimientos Sociales. El objetivo principal era lograr una convivencia equilibrada y complementaria, con equidad en la Economía Estatal. Esto implicaba la búsqueda de soberanía mediante un modelo de Economía Comunitaria, respaldado por procesos productivos impulsados por organizaciones sociales, comunitarias, micro y pequeños empresarios, artesanos, organizaciones económicas campesinas, productivas, comunidades y asociaciones urbanas y rurales. Además, se contemplaba la economía mixta y la economía privada.

Un componente clave era la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. La nacionalización buscaba recuperar el control estatal sobre los recursos naturales, redistribuyendo de manera más justa sus beneficios y ampliando oportunidades para todos. Con la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado el 22 de enero de 2009, se inició la búsqueda de la refundación del estado con el propósito de generar igualdad, una distribución justa de la riqueza y la reapropiación de los recursos naturales en beneficio de todos los bolivianos.

Hasta 2014, se logró un crecimiento del 6.8% y un aumento significativo en las exportaciones. La demanda interna también experimentó un crecimiento gracias a la construcción de infraestructura económica a cargo del Estado, generando empleo formal y aumentando el consumo en gran parte de la población menos calificada. La inversión privada, tanto interna como externa, aunque reducida en volumen, fue significativa en relación con el PIB. La inversión extranjera alcanzó el 5.9% del PIB en 2013, según datos de la CEPAL. El sector externo presentó superávits comerciales desde 2006, aumentando las reservas internacionales y aprovechando los términos de intercambio a favor de Bolivia.

El modelo adoptado es capitalista con participación del Estado, promoviendo y distribuyendo el excedente económico. Además, privilegia las necesidades sociales sin descuidar los objetivos del mercado. El elevado volumen de gasto público en relación con el PIB posiciona a Bolivia como uno de los países de América Latina con mayor participación estatal en la economía.

Segunda Etapa: Distanciamiento del pueblo, descenso de precios y decisiones políticas equivocadas

La Segunda Etapa del Proceso de Cambio estuvo caracterizada por una mayor institucionalización y la concentración del poder en el Estado, debilitando la participación de las organizaciones hasta su alejamiento del mismo, dando lugar a una centralización del poder y una firme determinación de mantenerlo a cualquier costo.

Además, se vio afectada por el descenso en los precios de las materias primas, lo cual impactó profundamente en los procesos productivos del país. La disminución en el precio del gas, cercano al 50%, se mantuvo constante desde 2015 hasta 2019. La falta de implementación de nuevas políticas que permitieran una reposición adecuada de hidrocarburos se hizo evidente, ya que durante este período no se llevó a cabo exploración y no se adoptaron medidas significativas para cambiar la matriz productiva. A pesar de estas carencias, los indicadores sugerían que el modelo económico era capaz de resistir la crisis mundial de materias primas y los colapsos de la economía global.

En este contexto, los cálculos políticos equivocados del señor Morales se hicieron evidentes al convocar un referéndum sobre la derogación del artículo constitucional que limitaba la reelección presidencial. Evo fue derrotado en dicho referéndum en 2016. Sin embargo, en 2019, Morales ignoró los resultados del referéndum y participó en las elecciones, lo que generó un rechazo por parte de grupos de derecha que salieron a las calles, paralizando el país. Con la ayuda de militares y policías, estos grupos, denominados «Pititas» por Evo, tomaron el control del gobierno. Posteriormente, lograron sacar a Evo con la colaboración de la policía y militares, y luego posicionaron a la señora Áñez, consumando así un golpe de estado.

Las consecuencias no se hicieron esperar: siguieron las masacres y malas medidas económicas, llevando al país a un decrecimiento del -8%. El desempleo alcanzó un 11%, mientras que el gasto público llegó al 12.5%. Todo esto dejó al país sumido en una crisis económica, dirigiéndolo nuevamente hacia los años del neoliberalismo, donde las clases vulnerables se vieron obligadas a asumir el costo del mal manejo económico y del gasto público descontrolado.

Tercera Etapa: Reconstrucción de políticas, económica y social post-pandemia y transformación productiva

La Tercera Etapa del Proceso de Cambio se logró con el retorno activo del pueblo y el respaldo de los Movimientos Sociales, quienes libraron una lucha silenciosa organizada durante la dictadura de Añez. En este periodo, caracterizado por la respuesta contundente del pueblo frente a la opresión, la ciudadanía recurrió a las urnas como trincheras de lucha para restaurar la democracia en beneficio de los bolivianos.

Bajo esta premisa, se inició un enfoque orientado a la reconstrucción económica, poniendo especial énfasis en superar la pandemia del Covid mediante la implementación de vacunas y pruebas rápidas. Este esfuerzo tenía como objetivo revitalizar la industria y fortalecer el aparato productivo del país. Se llevaron a cabo inversiones destinadas a transformar la matriz productiva, encaminándonos hacia la industrialización y reafirmando el mercado interno como motor de crecimiento.

Con la implementación de cuotas de exportación, se protegió el mercado y el poder adquisitivo de los bolivianos. Se iniciaron exploraciones en el sector hidrocarburífero y se concretaron proyectos industriales anhelados por los bolivianos, como la Siderúrgica del Mutún, las plantas de carbonato de litio, la reactivación de la planta de urea, y la creación de nuevas instalaciones en todo el país para consolidar procesos productivos y exportaciones. En el año 2022, se alcanzaron récords con exportaciones por un valor de 13,654 millones de dólares.

Los indicadores económicos reflejaron el éxito de estas iniciativas, con una inflación del 2,12%, una de las más bajas de la región, y una tasa de desempleo del 3,6%, una de las más bajas a nivel mundial. El crecimiento situó al país en el tercer puesto de la región, con perspectivas de crecer un 3,7% el 2024, a pesar de la crisis mundial.

El fortalecimiento de la base productiva se tradujo en un notable aumento de las exportaciones de productos no tradicionales, impulsado por el crecimiento en el sector agropecuario, respaldado por un Estado comprometido que subvenciona los hidrocarburos, reinyectando recursos en el mercado interno para el crecimiento del país. Los diversos bonos dirigidos a las poblaciones vulnerables reflejan el compromiso de proteger a la población trabajadora.

En este nuevo 22 de enero, podemos constatar que la tercera etapa del Proceso de Cambio, marcada por el retorno de los Movimientos Sociales al ámbito estatal, ha establecido un vínculo crucial entre el Estado y el pueblo. Este enlace propicia nuevas formas de hacer política, destacando la participación activa del pueblo como actor fundamental en el cambio social. El objetivo principal es lograr la industrialización, otorgando valor a la materia prima mediante el desarrollo de los recursos naturales.

Durante este periodo, el sistema financiero se ha fortalecido, impulsando el crecimiento a través del mercado interno y generando estabilidad. Bajo estos principios, se puede afirmar que el Proceso de Cambio ha creado condiciones propicias para modificar la perspectiva, buscando un nuevo paradigma basado en la soberanía industrial, la seguridad alimentaria y una economía autosuficiente.

El propósito es alcanzar un crecimiento superior al 5%, generar reservas sin depender de organismos internacionales y, sobre todo, impulsar la inversión pública y la infraestructura en un país con un modelo económico innovador. Este modelo tiene como objetivo principal la generación de bienestar para todos los bolivianos.

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