Bolivia, en la actualidad, se encuentra en una posición envidiable en términos de producción ganadera, según datos proporcionados por el Gobierno. Con
Bolivia, en la actualidad, se encuentra en una posición envidiable en términos de producción ganadera, según datos proporcionados por el Gobierno. Con 11,4 millones de cabezas de ganado bovino, el país garantiza un abastecimiento pleno de carne de res, con excedentes para la exportación. Estos números impresionantes, revelados por el viceministro de Comercio Interno, Grover Lacoa, son una señal positiva para la seguridad alimentaria y la economía nacional.
El aumento en la producción de carne de res, alcanzando las 347.000 toneladas, refleja un incremento significativo con respecto al año anterior, cuando se registraron 326.000 toneladas. Este crecimiento demuestra el éxito de las políticas de desarrollo productivo y fomento a la producción implementadas por el Gobierno, manteniendo un precio estable de la carne durante dos años consecutivos.
El ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, destacó recientemente la excelente producción de ganado bovino en pie, generando un excedente exportable de 129,3 mil toneladas de carne carcasa y 83,7 mil toneladas de carne deshuesada. Estos excedentes han contribuido a las exportaciones, que hasta octubre de 2023 alcanzaron las 19,965 toneladas, equivalente a 98.6 millones de dólares.
China, Hong Kong, Ecuador y Perú son algunos de los destinos de las exportaciones de carne boliviana, siendo China el principal comprador. Estas cifras, mantenidas cerca de las registradas en 2022, son indicativas de la estabilidad y el crecimiento sostenible en el sector ganadero del país.
El presidente de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz), Adrián Castedo, subrayó la importancia de mantener un equilibrio entre las exportaciones y la demanda interna. Aunque las exportaciones representan el 5,6% del faeneo nacional, según Castedo, el mercado interno sigue siendo crucial para el consumo de carne en Bolivia.
Imponer cupos de exportación, según Castedo, podría resultar en un remanente de ganado vivo sin faenar. Además, proyecta que, si el hato bovino crece al 6%, se podría generar un excedente significativo de carne, lo que sería beneficioso tanto para la seguridad alimentaria como para las exportaciones.
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